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Paz y Ciencia

viernes, 13 de julio de 2012

Atención Desnuda y Reparación en Psicoterapia



"Por una mirada, un mundo; por una sonrisa, un cielo; por un beso... ¡Yo no sé que te diera! " Gustavo Adolfo Bécquer.

"Cambiar de horizontes, cambiar de método de vida y de atmósfera, es provechoso a la salud y a la inteligencia" Gustavo Adolfo Bécquer.

"La vergüenza que mi paciente sentía en torno a su expresión emocional reflejaba la que siempre había sentido por no ser lo qu esu madre quería que fuera" Mark Epstein.


APLICAR LA ATENCIÓN DESNUDA:
Cuando la relación terapéutica está suficientemente establecida como para permitir que el paciente empiece a repetir las emociones no resueltas del pasado, la tarea de la terapia pasa a ser un aprendizaje de cómo estar con esos mismos sentimientos. Aquí es donde la meditación, una vez más, puede tener un uso específico. Tal como al terapeuta no se le enseña a prestar atención de la manera más eficaz, al paciente tampoco se le enseña a prestar atención.
Como terapeutas, esperamos que nuestros clientes asocien libremente, pero no les enseñamos cómo. En particular, cuando un paciente está experimentando una emoción difícil, el método de la atención desnuda puede ser extremadamente útil para contrarrestar las tendencias habituales a expresar automáticamente o a ocultarse de sus verdaderos sentimientos. Buena parte de mi trabajo como terapeuta con una perspectiva meditativa consiste en enseñar a la gente, en el contexto de la terapia, a prestar atención a lo que están repitiendo de una manera que sea al mismo tiempo meditativa y terapéutica.
Las emociones que repetimos son aquellas con las que estamos más identificados y de las que somos menos conscientes; son aquello que nos resistimos a conocer de nosotros mismos y a lo que más necesitamos aplicar la atención desnuda. Como describió la conductista Marsha M. Linehan en un encuentro-panel en el que participé en 1998 titulado "Buda se encuentra con Occidente: integrar la psicología oriental con la psicoterapia occidental", incluso los pacientes más emocionales y los suicidas borderline en esencia sienten fobia hacia sus propias emociones.
Ellos exhiben -o, en palabras de Freud, repiten -muchas emociones, pero al mismo tiempo están alienados, y temen aquellos aspectos de sí mismos que son tan aparentes para los demás. Como descubrió Linehan, es posible destilar y enseñar a esos pacientes los principios de la atención desnuda en una modalidad conductista para que puedan des-sensibilizarse de sus propias emociones. Dentro de los parámetros de la psicoterapia se necesita un proceso similar.

REPARACIÓN:
Aunque podemos enfocar la atención terapéutica desnuda en cualquier emoción difícil (ira, deseo, excitación, vergüenza o ansiedad, por ejemplo), la constelación más común incluye la lucha por la reparación. Lo que muchos de nosotros no podemos recordar con nitidez, y sin embargo, representamos repetidamente, son las consecuencias del drama infantil en el que, como hemos visto, se nos deja como a Oliver Twist, pidiendo más cuando ya es demasiado tarde. Sentimos que hemos sido separados o desconectados prematuramente, nos sentimos irreales u olvidados. Una consecuencia común es sentirse, como uno de mis pacientes describió recientemente, como si "todo el mundo me odiara" o como si uno estuviera intolerablemente solo. Otra es clamar por la atención de alguien que ha demostrado una  y otra vez que es incapaz de darla.
Como Freud descubrió con bastante rapidez, raras veces somos capaces de recordar o de experimentar directamente los sucesos traumáticos de la infancia, bien a través de la meditación o de la psicoterapia. Es mucho más probable que repitamos conductas que son, en algún sentido, un intento de reparar o de negar las privaciones originales. Como muestran los pacientes es más fácil tolerar la relación imperfecta con los padres, que siempre ha existido que exigir una completa sintonía. Hacemos estas demandas de reparación incesantemente, esperando contra toda probabilidad poder arreglar nuestras relaciones con nuestros padres, sentir una rendición sin palabras con un ser querido que nunca hemos experimentado, o conseguir alguna conexión con aquellos que nos han decepcionado para que dejen de hacerlo. No obstante, lo que impulsa estos comportamientos siempre es un cambio de la otra persona, nunca de uno mismo.
Mi trabajo como psicoterapeuta consiste en ver cómo podemos cambiarnos a nosotros mismos. En casos como estos, la persona, debe empezar por aprender a mirar lo que está repitiendo (la furia, los intentos de destruir la separación decepcionante, los anhelos resentidos de recibir atención), y después sentir el vacío interno que está detrás de las peticiones de reparación. Este vacío, con el que tanto se identifican aquellos que tienen la cicatriz de la falta básica, es el que debe ser contenido en un espacio de atención desnuda. A menudo la persona pelea contra él con toda la energía de un amante rechazado, pero cuando se les enseña para atravesar los sentimientos defensivos de furia para llegar a la experiencia directa de este vacío terrorífico, pueden ir diluyendo lentamente el miedo asociado a su percepción de sí mismos. Este es el objetivo que la psicoterapia ha ansiado durante mucho tiempo, y es más fácil aproximarse a él aprovechando las contribuciones de la conciencia meditativa.

Mark Epstein: "Pensamientos sin Pensador. Psicoterapia desde una perspectiva Budista". Ediciones Gaia, 2010, Madrid. Pp.: 217-222





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