EL HOMBRE MÁS VIEJO DEL MUNDO
Era verano, era el tiempo de la subienda de los peces, y hacia una incontable cantidad de veranos que don Francisco Barriosnuevo estaba allí.
- Él es un comeaños -dijo la vecina-. Más viejo que las tortugas.
La vecina raspaba a cuchillo las escamas de un pescado, las moscas se restregaban las patas ante en banquete y Don Francisco bebía un jugo de guayaba. Gustavo Tatis, que había venido de lejos, le hacía preguntas al oído.
Mundo quieto, aire quieto. En el pueblo de Majagual, un caserío perdido en los pantanos, todos los demás estaban durmiendo la siesta.
Gustavo le preguntó por su primer amor. Tuvo que repetir la pregunta varias veces, primer amor, primer amor, primer amor. El matusalén se empujaba la oreja con la mano:
-¿Cómo? ¿Qué dice?
Y por fin:
- Ah, sí.
Balanceándose en la mecedora, frunció las cejas, cerró los ojos:
- Mi primer amor...
Gustavo esperó. Esperó mientras viajaba la memoria, gastado barquito, y la memoria tropezaba, se hundía, se perdía. Era una navegación de mucho más de un siglo, y en las aguas de la memoria había mucha niebla. Don Francisco iba en busca de su primera vez, la cara contraída, estrujada por mil surcos; y Gustavo miró para otro lado y esperó.
Y por fin don Francisco murmuró, casi en secreto: Isabel.
Y clavó en la tierra su bastón de cañabrava, y apoyado en el bastón se alzó de su asiento, se irguió como gallo y aulló:
- ¡Isabeeeeeeeeeel!
Eduardo Galeano: "Bocas del Tiempo". Ed. Siglo XXI Biblioteca Eduardo Galeano, 2006, Madrid. P.: 24
EL DERECHO AL DELIRIO
EL DERECHO AL DELIRIO
Eduardo Galeano.
Aunque no podemos adivinar el tiempo que será,
sí que tenemos al menos el derecho de imaginar
el que queremos que sea.
Las Naciones Unidas ha proclamado
extensas listas de derechos humanos,pero la inmensa mayoría de la humanidad
no tiene más que el derecho
de ver, oír y callar.
¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado
derecho de soñar?
¿Qué tal si deliramos por un ratito?,
vamos a clavar los ojos más allá de la infamia
para adivinar otro mundo posible:
sí que tenemos al menos el derecho de imaginar
el que queremos que sea.
Las Naciones Unidas ha proclamado
extensas listas de derechos humanos,pero la inmensa mayoría de la humanidad
no tiene más que el derecho
de ver, oír y callar.
¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado
derecho de soñar?
¿Qué tal si deliramos por un ratito?,
vamos a clavar los ojos más allá de la infamia
para adivinar otro mundo posible:
"El aire
estará limpio de todo veneno que no venga
de los miedos humanos y de las humanas pasiones.
de los miedos humanos y de las humanas pasiones.
En las calles, los
automóviles serán aplastados por los
perros;
La gente no será manejada
por el automóvil, ni será programada por el ordenador, ni
será comprada por el supermercado, ni será tampoco mirada por el
televisor;
El televisor dejará de ser el miembro más importante
de la familia y será tratado como la plancha o el
lavarropas;
Se incorporará a los códigos penales el delito de
estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por
vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y como juega el niño sin
saber que juega;
En ningún país irán presos los muchachos que se
nieguen a cumplir el servicio militar, sino los que quieran
cumplirlo;
Nadie vivirá para
trabajar pero todos trabajarán para vivir;
Los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de
consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de
cosas;
Los cocineros no creerán que a las langostas les
encanta que las hiervan vivas;
Los historiadores no creerán que a los países les
encanta ser invadidos;
Los políticos no creerán que a los pobres les encanta
comer promesas;
La solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y
nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el
pelo;
La muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes y
ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso
caballero;
La comida no será una
mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son
derechos humanos;
Nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de
indigestión;
Los niños de la calle no serán tratados como si fueran
basura, porque no habrá niños de la
calle;
Los niños ricos no serán tratados como si fueran
dinero, porque no habrá niños
ricos;
La educación no será el privilegio de quienes puedan
pagarla y la policía no será la maldición de quienes no puedan
comprarla;
La justicia y la libertad, hermanas siamesas
condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda
contra espalda;
En Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria;
En Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria;
La Santa Madre Iglesia corregirá las erratas de las
tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar el
cuerpo;
La Iglesia también dictará otro mandamiento, que se le
había olvidado a Dios: «Amarás a la naturaleza, de la que formas
parte»;
Serán reforestados los desiertos del mundo y los
desiertos del alma;
Los desesperados serán esperados y los perdidos serán
encontrados porque ellos se desesperaron de tanto esperar y ellos se perdieron
por tanto buscar;
Seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que
tengan voluntad de belleza y voluntad de justicia, hayan nacido donde hayan
nacido y hayan vivido cuando hayan vivido, sin que importen ni un poquito las
fronteras del mapa o del tiempo;
Seremos imperfectos porque la perfección seguirá
siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo, en este mundo
chambón y jodido, seremos capaces de vivir cada como si fuera el primero y, cada
noche como si fuera la última.
"Patas Arribas"
"Patas Arribas"
Eduardo Galeano
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