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Paz y Ciencia

martes, 10 de julio de 2012

Eneagrama y Personalidad



El Eneagrama identifica cada tipo de personalidad por medio de un número. Y lo hace tan solo para facilitar su manejo y comprensión. Los números en sí no tienen ningún significado; esta herramienta no está relacionada con la numerología ni nada por el estilo. Por ejemplo, la personalidad tipo 1 se descentra asumiendo el lado negativo del 4 y se centra adoptando el lado positivo del 7, tal como muestran las flechas en el símbolo del Eneagrama. Así, en el momento de verificar nuestro tipo de verificar nuestro tipo de personalidad es importante confirmar la correlación existente con los otros dos tipos de personaliad, que son los que complementan nuestra compleja forma de ser.
A su vez, nuestra manera de ser también puede estar muy condicionada por los números situados a la derecha y la izquierda de nuestro tipo de personalidad, las llamadas "alas". Ciertas personas tienen dos alas; otros, una y algunos, ninguna. El Eneagrama sostiene que la mayoría de seres humanos tenemos un ala dominante, que modifica y destaca ciertas tendencias de nuestro tipo de personalidad. Es importante saber la influencia que podemos estar recibiendo de estas alas, ya que nos ayuda a conocer más detalladamente las trampas a las que hemos de enfrentarnos para llegar a estar bien con nosotros mismos. Por ejemplo, la personaliad tipo 2 puede adoptmar comportamientos del 1 y del 3.
Además, cabe decir que existen muchos "niveles de desarrollo" para cada personalidad, los cuales describen el grado de consciencia de cada uno de nosotros y suelen ir acompañados por determinados patrones de conducta, tal como lo señala la teoría de "nueve niveles (tres sanos, tres promedio y tres insanos)" que propuso Don Richard Riso en 1988, y que aparecen en la obra que escribió junto con Russ Hudson, La sabiduría del Eneagrama (Urano, 2000).
A lo largo de la vida y fruto del impacto que han tenido algunas experiencias sobre nosotros, nuestra manera de interactuar en el mundo suele evolucionar hacia una mayor comprensión y consciencia, sintiéndonos cada vez mejor con nosotros mismos o, por el contrario, hacia un mayor egocentrismo, provocando que la tristeza, el miedo, la insatisfacción y el sufrimiento se adueñan de nuestro día a día.
Cuanto más bajo sea nuestro nivel de consciencia, más egocéntrica y egoísta -en el peor sentido de la palabra- será nuestra manera de ser, y viceversa. Por ejemplo, una persona con muy poca consciencia y muy encerrada en sí misma se quejará cuando un día de lluvi ale impida ir a tomar el sol a la playa con sus amigos. En cambio, otra con mucha consciencia y absolutamente integrada en la vida, se adaptará a las circunstancias, tratando de ver el lado positivo de este mismo acontecimiento: quizá se quede en casa contemplando la lluvia desde su ventana, aproveche para leer tranquilamente o finalmente decida quedar con esos mismos amigos en un entorno donde puedan guarecerse de la lluvia. El hecho externo es el mismo para los dos, pero la reacción emocional es distinta, según su grado de desarrollo mental. Gracias al Eneagrama podemos liberarnos de nuestro egocentrismo y caminar por la vida adoptando la postura que más felicidad y paz interior nos reporte en cada momento.
Muchas veces el desconocimiento del Eneagrama provoca que se lo describa como un medio de encasillar o etiquetar a las personas. Pero la experiencia demuestra todo lo contrario. Esta herramienta psicológica, encaminada a hacer consciente el complejo proceso de nuestra mente, muestra la caja en la que cada uno de nosotros se ha ido encerrando y los pasos necesarios para que podamos salir de ella. Solo así podremos volver a conectar con nuestra esencia más profunda. Fruto de ese reencuentro con lo que somos verdaderamente, surge dentro de nosotros la paz interior que siempre hemos estado buscando fuera. A este estado también se le conoce como felicidad.
Por descontado, desidentificarse de la personalidad, ego o falso yo no quiere decir liberarse de ella, sino integrarla conscientemente en nuestro propio ser. De lo que se trata es de conocer y comprender qué es lo nos mueve a ser lo que somos para llegar a aceptarnos y, por ende, empezar a recorrer el camino hacia la integración. De ahí surge un amor y una consciencia que nos permiten vivir en armonía con nosotros mismos, con los demás y con la realidad de la que todos formamos parte. El ego y la esencia son como la oscuridad y la luz que conviven en una misma habitación. El interruptor que enciende y apaga cada uno de estos dos estados es nuestra consciencia. Cuanto más conscientes somos de nosotros mismos, más luz hay en nuestra vida. Y cuanta más luz, más paz interior y más capacidad de comprender y aceptar los acontecimientos externos, que escapan a nuestro control.
Por el contrario, cuanto más inconscientes somos de nosotros mismos, más oscuridad hay en nuestra vida. Y cuanta más oscuridad, más sufrimiento y menos capaz de comprender y aceptar los acontecimientos externos que es ese estado creemos poder adecuar a nuestros deseos egocéntricos y egoístas. Los únicos que podemos encender o apagar este interruptor somos nosotros mismos. Al principio nos costará creer que existe; más adelante tendremos la dificultad para encontrarlo. Pero. si persistimos en el trabajo con nuestra mente y nuestros pensamientos, finalmente comprenderemos cómo conseguirlo. Porque como todo en la vida la información correcta, así como de tener energía y ganas para convertir la teoría en práctica, lo que habitualmente se denomina aprendizaje. Aunque en este caso resulta algo más complicado, la recompensa que se obtiene es la mayor de todas.

Jordi Vilaseca: "Encantado de Conocerme. Comprende tu personalidad a través del Eneagrama".



http://www.oshogulaab.com/GURDJIEFF/TEXTOS/ENEAGRAMA1.htm El Eneagrama: Pecados y Virtudes. Historia y Fundamentos.

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