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Paz y Ciencia

lunes, 2 de julio de 2012

El Aquí y Ahora




Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el arte de vivir juntos, como hermanos. Martin Luther King
Nuestras vida empiezan a terminar  el día que callamos las cosas que importan. Martin Luther King

Los comentarios de Freud sobre la repetición sacan a la luz una serie de temas clave relacionados con la psicoterapia y la meditación. Con esta técnica Freud perfeccionó un método examinar las repeticiones incosncientes, las que tienden a entrometerse y a colorerar nuestras interacciones actuales. La técnica de Buda hizo de la aplciación repetitiva de la conciencia la piedra angular de su práctica exitosa. Freud se esforzó por hacer que sus pacientes fueran menos inconscientes, mientras que Buda enseñó a sus alumnos a ser más conscientes. El Budismo no trata de trabajar explicitamente con las repticiones inconscientes que tanto fascinaron a Freud, y sin embargo, su método -la aplicación repetida de la atención al momento- es congruente con las estrategias atencionales que Freud encontró más útiles. Al desarrollar un método basado en ambs tradiciones, he descbierto que cada una de ellas necesita algo de la otra para funcionar más eficázmente.
Por una parte, el estado mental del terapeuta -su capacidad de funcionar exclusivamente en el presente como exige el análisis de la transferencia- ha demostrado ser un gran obstáculo para los psicoterapeutas. La mayoría de ellos no pueden esgrimir el tipo de presencia que Freud creía necesaria para este trabajo. No hay un método para enseñar a los terapeutas a atender de esta manera concreta. Consecuentemente, la mayoría de los terapeutas, ofrecen, en el mejor de los casos, una versión diluida de lo que Freud era capaz de hacer. Por otra parte, los practicantes de la meditación y sus profesores, que generalmente no son psicólogos colegiados, a menudo  son incapaces o no están dispuestos a gestionar el material de la transferencia que inveitablemente surgirá, tal como señala Freud. Como hemos indicado antes, la meditación puede sacar a la luz mucho material emocionalmente cargado, y si no se lidia eficazmente con él, puede sofocar toda la experiencia meditativa sin que esta llegue a remediarlo. Sin embargo, cuando las dos tradiciones son capaces de trabajar conjuntamente, puede hacerlo en una gran armonía. Al ofrecer las herramientas para estar en el presente, la meditación ayuda tanto al terapeuta como al paciente; al enseñar a la gente a identificar la meditación del duro trabajo emocional. Ambas buscan una mayor capacidad de afrontar la vida tal como es; y ambas suelen empezar en silencio.

Mark Epstein: "Pensamientos sin pensador. Psicoterapia desde una perspetiva Budista". Gaia Ediciones, 2010, Madrid. Pp.:207-208

Albert Einstein dijo en cierta ocasión que, a su juicio, el budismo era la única religión compatible con la ciencia.

El budismo es una religión con actitud científica, a pesar de que muchos budistas puedan no tenerla. El Buda no es un Dios, sino un sabio, un Einstein de lo espiritual que vivió hace 2500 años. Mediante la reflexión y la meditación, descubrió verdades importantes, leyes del mundo interior, de la misma manera que los físicos han descubierto algunas del mundo exterior, las leyes de la física. Eminentemente práctico, el Buda no se entretenía en discusiones teóricas acerca de la existencia o inexistencia de un Dios personal, sino que ofreció una solución para el sufrimiento humano, que había nacido de su propia comprensión de la naturaleza de la realidad. Sentado bajo un árbol, el árbol del bodhi, alcanzó la iluminación, comprendió la naturaleza vacía de los fenómenos, entendió la raíz del sufrimiento y se decidió a compartir con sus semejantes lo que había descubierto.

Muchos siglos después, en Occidente, el célebre Isaac Newton, físico y matemático inglés, se esforzaba también en comprender la naturaleza del mundo, esta vez exterior. Newton obtuvo también su ‘iluminación’ cuando descansaba bajo un manzano. Una manzana le cayó en la cabeza y de ahí nació toda la mecánica Newtoniana, que explicaba no sólo la caída de las frutas sino incluso el movimiento de los planetas y las estrellas.

La mecánica de Newton, como cualquier teoría física, no era simplemente un conjunto de fórmulas matemáticas, sino que llevaba implícita una visión del mundo. El mundo físico se presentaba como algo existente en sí mismo, como una realidad exterior independiente de nosotros, con un espacio y un tiempo absolutos, donde los cuerpos evolucionaban según leyes precisas de una manera determinista. La física de Newton estaba muy impregnada de la filosofía de Aristóteles.

De la Página Socialismo Zen: http://socialismozen.blogspot.com.es/2010/11/albert-einstein-y-el-budismo.html

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