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Paz y Ciencia

jueves, 5 de julio de 2012

Personalidad, Ego, Falso yo y Esencia: Eneagrama




«Id, marchaos, vosotros que buscáis con extremada aplicación, vuestros diversos colores en las redomas de vidrio. Vosotros, que fatigáis mis oídos con vuestro cuervo negro, estáis tan locos como aquel hombre de la antigüedad que tenía la costumbre de aplaudir en el teatro, aunque estuviera solo en él, porque siempre se imaginaba tener ante los ojos algún nuevo espectáculo. Lo mismo hacéis vosotros, cuando, vertiendo lágrimas de gozo, os imagináis que veis en vuestras redomas la blanca paloma, el águila amarilla y el faisán rojo. Id, os digo, y alejaos de mí, si buscáis la piedra filosofal en una cosa fija; pues ésta no penetrará los cuerpos metálicos más de lo que podría penetrar el cuerpo humano las más sólidas murallas...»

De «Le Chemin du ciel chymique», del alquimista Jacques Tollius, que fuera filólogo y catedrático de la Universidad de Duisbourg.


Los sufis denominan esencia al conjunto de elementos permanentes (y no accidentales) del ser, la percepción de los cuales ha sido llamada realización espiritual

Conocer cuál es el tipo de personalidad que hemos desarrollado durante nuestra infancia nos ayuda a liberarnos de nuestra ignorancia e inconsciencia. El Eneagrama nos mustra cómo nuestro ego nos hace observar la realidad objetiva bajo un prisma condicionado y subjetivo. Cuanto más hemos tenido que desarrollarlo y fortalecerlo -lo que coloquialmente se denomina egocentrismo-, menor es nuestra capacidad de aceptar los que no depende de nosotros y mayor y más intenso es nuestro sufrimiento.
Eso sí, esta herramienta psicológica demuestra que el egocentrismo tiene numerosas formas de manifestarse: en algunas personas es más activo y por tanto más fácil de reconocer; en otras es más pasivo, por lo que suele ser más dicífil percibirlo, pero no por ello menos dañino. Por ejemplo, hay personas cuyos egos han idealizado inconscientemente la perfección de si mismos y del entorno que los rodea, con lo qué tenderán a ser reformadores activos, muy críticos y jueces con lo que no se ajusta a su camino subjetivo de perfección. En cambio, hay otras personas cuyos egos temen inconscientemente entrar en conflicto con los demás, de modo que tenderán a autorrelegarse pasivamente a un segundo plano, amoldándose al pensamiento general, mostrándose siempre de acuerdo con las opiniones ajenas. A pesar de ser unos y otros comportamientos totalmente opuestos, en ambos la conducta viene motivada por el ego.
La gran aportación del Eneagrama es que describe a grandes rasgos los nueve tipos de personalidad que forman parte de la condición humana, así como la relación existente entre ellos. Lo cierto es que nuestra forma de ser no solo viene determinada por la personalidad que hemos ido formando a partir de nuestra esencia, sino que también está estrechamente relacionada con otros dos tipos de personalidad. Así, cuando pasamos por una situación de estrés prolongada, que nos angustia y desequilibra, adoptamos los patrones de conducta negativos de otro tipo de personalidad, circunstancia que en el Eneagrama se denomina "descentramiento" o "desintegración".
Nos descentramos cuando nos identificamos en exceso con nuestra personalidad, ego o falso yo; como resultado, empezamos a reaccionar automática e inconscientemente cuando la realidad no se ajusta a nuestras exigencias y deseos más egocéntricos.Son esos días negros, en los que nos sentimos tristes, preocupados, irritables e incómodos con nosotros mismos y con los demás. Son esos momentos en los que nuestra mente nos bombardea con pensamientos negtivos o desagradables, que finalmente nos conducen a buscar alguna fuente de entretenimiento o distracción, como la televisión, el cine, la lectura o cualquier actividad lúdica o gratificante que nos permita evadirnos de nosotros mismos.
El descentramiento es un proceso inconsciente que se desencadena cunado hemos llevado al extremo las estrategias egocéntricas movidas por nuestro tipo de personalidad. Se trata de un mecanismo de defensa encaminado a desahogar toda la presión y malestar acumulados. Sería algo así como una válvula de escape que nos genera un alivio temporal. Si no somos conscientes del desgaste emocional que supone esta desintegración momentanea corremos el riesgo de sumirnos en una profunda depresión.
Para recuperar nuestro centro -nuestro equilibrio interior-, nos conviene poner en práctica ciertos comportamientos positivos de un tipo de esencia o yo verdadero, una tendencia denominada "centramiento" o "integración", mediante la cual recuperamos la estabilidad y la paz interior perdidas. A diferencia del descentramiento, que es un proceso totalmente inconsciente y automático,el centramineto es un esfuerzo consciente, que surge a raíz de la comprensión de cómo funciona la compleja psique humana. Fruto de esta consciencia, empezamos a instaurar una serie de conductas positivas y constructivas, que nos devuelven la tranquilidad y el sosiego perdidos.


Inspirado en el texto de Borja Vilaseca: "Encantado de Conocerme".
http://youtu.be/OXLBHD-ziNA La Misión de Gurdjieff
http://youtu.be/4u1LkgbdehI Claudio Naranjo -Las Tres Personas Interiores- La Naturaleza Tricerebrada. Habla de Gurdjieff y hace un desarrollo hasta dar sentido y esencia a la solución del encuentro de los tres cerebros: la oscuridad, la neurosis.

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