"La doctrina psiquiátrica exige en consideración a los enfermos una neutralidad ética, pues lo que los profanos califican de mala conducta debe ser percibido por el personal como patológico. El mismo legislador garantiza esta actitud ya que el enfermo mental tiene el privilegio de poder cometer delitos sin ser objeto de persecuciones judiciales. Por tanto cuando se trata de ejercer una autoridad efectiva sobre los enfermos, es necesario tener por deseable el mantenimiento de los principios clásicos de buena conducta, reprobar las infracciones y tratar a los enfermos como individuos "responsables", es decir capaces de esforzarse para conducirse correctamente"
Por tanto, la responsabilidad del "loco" es un principio de acción, sin el cual debería renunciar a su tarea terapéutica. Por otra parte, es en nombre del estado de inferioridad del loco (que incluye una cierta inconsciencia, por lo tanto una cierta irresponsabilidad, siguiendo la ideología médica), porlo que tiene un poder sobre él y en su consideración está en situación de "ejercer una autoridad efectiva... el "loco" es irresponsable para que se tenga "derecho" de someterle al poder psiquiátrico, pero es responsable para que este llegue a ser efectivo.
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