PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

viernes, 27 de julio de 2012

Irvin D. Yalom: La cura Schopenhauer



A sus sesenta y cinco años, Julius Hertzfeld, un destacado psicoterapeuta de San Francisco, recibe la noticia de que padece una enfermedad terminal. Tras asumir el duro e inesperado golpe, Julius repasa su vida y su trabajo y se pregunta hasta qué punto sus pacientes se han benefi ciado de su ayuda. Rebuscando entre sus historiales rescata el del solitario y arrogante Philip Slate, un atractivo investigador químico a quien veinte años atrás trató de una adicción sexual. Fue uno de sus más claros fracasos, un largo y penoso esfuerzo por parte de médico y paciente. Picado por la curiosidad, Julius decide retomar el contacto con él y, para su sorpresa, lo encuentra convertido en terapeuta. O, mejor dicho, en consejero filosófico, salvado de su adicción gracias al pensamiento de Schopenhauer.
En efecto, Philip aboga por la cura de los dolores del alma mediante el aislamiento: alejarse de los demás evita crear vínculos que nunca conllevan nada más que dolor. Y lo que es peor, su antiguo paciente no parece haber cambiado en absoluto. ¿Cómo puede alguien desdeñoso, rígido e incapaz de mostrar empatía alguna convertirse en terapeuta? Así pues, cuando Philip ofrece instruir a Julius en la doctrina del famoso misántropo a cambio de unas horas de práctica que necesita para obtener su licencia, éste decide invitar a Philip a participar en su grupo de terapia.








Llegado el momento de hacer balance de toda una vida profesional, Julius Hertzfeld, destacado psicoterapeuta de San Francisco, rememoria el caso del solitario y arrogante Philip Slate, un atractivo paciente a quien veinte años antes trató, infructuosamente, de una adicción sexual. Movido por el recuerdo de aquel fracaso, Julius retoma el contacto con Philip y, para su sorpresa, descubre que este ha superado una neurosis gracias a La cura Shopenhauer, un método inventado por él mismo y basado en el pensamiento del gran fílósofo. En efecto, Philip aboga por aliviar los dolores del alma aislándose de los demás, y, para poner a prueba sus convicciones, Julius decide invitarlo a su grupo de terapia, donde se iniciará para todos los participantes una aventura vital profundamente transformadora.
Autor de El día que Nietzsche lloró y uno de los grandes especialistas mundiales en el tema, Irvin D. Yalom demuestra una vez más su habilidad para introducir al lector en el fascinante mundo de la psicoterapia. Además de una interesante descripción de la terapia de grupo, La cura Shopenhauer ofrece un retrato exhaustivo de la vida privada del famoso pensador y misántropo alemán, entretejiendo historia y ficción en una irresistible y muy convincente fábula sobre el hombre de nuestro tiempo.




Irvin D. Yalom es autor también de libros técnicos dentro de un enfoque existencialista, profundo, avezado, con experiencia rigor y una gran sensibilidad. Es catedrático emérito de Psiquiatría en la Universidad de Stanford. Puede escribir sugerentes libros técnicos y escribir una narrativa que ayuda a entender en profundidad qué sucede en una relación terapéutica. Esos títulos, además de la gran novela: El día que Nietzsche Lloró son:
Mamá y el Sentido de la Vida, Psicoterapia Existencial, Mirar al Sol. La superación del Miedo a la Muerte,Teoría y Práctica de la Psicoterapia de Grupo, El Don de la Terpia, el Enigma Spinoza, Verdugo del Amor, Guía Breve de Psicoterapia de Grupo. Es un hombre prolífico y con un talento narrativo excepcional. Descubre las perlas que sus obras contienen.Irving D. Yalom reside en Palo Alto, California. Rodrigo Córdoba Sanz.

http://youtu.be/HiB7Be0wNsg Freddy Mercury y Monstserrat Caballé en los Juegos Olímpicos de Barcelona. Irrepetible.
http://youtu.be/FpWQNHBfB7Y Amaral -Hoy es el principio del final" Disco Hacia lo Salvaje. Excelente Vídeo.
 "Y si pudieramos ser algo más que polvo y energía... la luz de dos estrellas extinguidas..."
http://youtu.be/G8mmn3b4TLg Amaral -Buenos días, pesadilla-  Un cuento para año nuevo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días, pesadilla.- Ese dolor que se siente, nada más tomar conciencia de que se está despierto. Sí, ese que cuando recapacito, me recuerda que estoy vivo.