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Paz y Ciencia

miércoles, 18 de julio de 2012

Más allá de los puntos de vista caricaturizados de las personas extraordinarias



Más allá de los puntos de vista caricaturizados de las personas extraordinarias

Continuamos siendo imperfectos, peligrosos y terribles, y también maravillosos y fantásticos. Pero estamos aprendiendo a cambiar. - Ray Bradbury

Es concebible que las personas extraordinarias vivan vidas tan singulares que no pueda emerger ninguna generalización a partir de estudios intensivos sobre la forma concreta que tuvieron de abordar sus respectivas vidas. También es concebible que, al final, los científicos no encuentren diferencias entre los Charles Darwin y los Josés Sánchez. Pero sería presuntuoso llegar a cualquier conclusión sin intentar al menos descubrir si existen paralelismos reveladores en la vida de Martha Graham y Mahatma Ghandi; en las personalidades de Alejandro Magno y Lorenzo de Medicis, y en las circunstancias que rodearon la infancia de los portentos musicales y pictóricos. Dicho en pocas palabras, sigue siendo un interrogante empírico el si se puede o no haber una ciencia de la excepcionalidad.
Puede existir una ciencia de la excepcionalidad que, sin duda alguna, está empezando a existir. Dicha ciencia debe evitar dos extremos igualmente difíciles de aceptar. No puede perseguir la hipótesis de la existencia del "Escila de miembros aparte" -la convicción de que las personas extraordinarias son especies aparte-, lo cual es inexplicable mediante las leyes normales de comportamiento, pensamiento y acción. Pero, al mismo tiempo, no puede aceptar sin reservas el "Caribdis de la indistinguibilidad"-la creencia de que las personas extraordinarias no son distinguibles del resto en algún aspecto concreto-. Si debe existir una ciencia de la excepcionalidad, de algún modo debe conjugar estas dos posiciones. Las personas extraordinarias deben indiscutiblemente estar hechas de ls mismas piezas que los demás; pero, una vez formadas, ya no permanecen anónimas en medio del proverbial "hombre -o mujer- de la calle".
Mantenerse en este punto medio no es fácil. Las hazañas de las personas que destacan pueden cegarnos a los logros de las personas que no son tan conocidas. Con toda probabilidad, por cada William Butler Yeats o Marie Curie que se hacen un hueco en ls enciclopedias, existen personas de potencial equivalente -y tal vez incluso de logros significativos- que, por una razón u otra, permanecen anónimos. Igualmente importante es señalar que todos los seres humanos normales pueden realizar hazañas que, desde una perspectiva "marciana", son impresionantes y difíciles de valorar: el aprendizaje de una o más lenguas, reconocer centenares de personas solo con mirarlas a la cara, recordar una aparentemente inmuerable serie de acontecimientos del pasado... Y con la práctica, la mayoría de nosotros podemos aprender a hacer cosas que en otro tiempo habría asombrado a los observadores de nuestro propio planeta: recordar largas cadenas de dígitos; tocar varios instrumentos musicales con cierta maestría y leer un texto como este a una velocidad mucho mayor que la del lenguaje sin tener que mover los labios.
Desgraciadamente, no tenemos ningún problema en pensar en individuos que han marcado las páginas de la historia. Considerando solo este siglo, nos vienen a la mente nombres como Hitler, Stalin y Mao Zedong. Estos personajes ejercen una fascinación duradera y apenas han sido ignorados por investigadores y periodistas. Yo creo que es igual de importante -o quizás más- entender a personas que han hecho contribuciones positivas y duraderas a la condición humana. Esas personas nos recuerdan lo que los seres humanos pueden lograr y también pueden inspirar a otros a alcanzar alturas comparables en el futuro. Además, creo que ninguna línea divisoria absoluta separa lo Ordinario de lo Extraordinario: todos nosotros somos seres humanos y podemos ser explicados por las ciencias humanas. Cualquiera que sea su herencia genética, Pablo Picasso, Jean Austen y Nelson Mandela no nacieron completamente hechos; tuvieron que desarrollarse, minuto a minuto, día a día, hasta llegar a ser los personajes notables que llegaron en definitiva a ser. Por ello, sus vidas contienen lecciones para todos nosotros.
En este libro, emprendo tres tareas. La primera y más importante es la de explicar la vida de personas que son verdaderamente excepcionales: distinguir los patrones que subyacen a Newton, Leonardo da Vinci o Jefferson. En segundo lugar, intento buscar factores que relacionen lo ordinario con lo extraordinario. Esta investigación implica el reconocimiento de rasgos comunes a cualquier tipo de desarrollo, así como rasgos de excepcionalidad que encuentran resonancia en la vida de todos nosotros. Por último, examino las vidas de personas individuales para hallar comprensiones profundas concretas sobre cómo los demás -dicho francamente, el resto de los mortales- podríamos llevar vidas más productivas y satisfactorias.
Antes de lanzar esta investigación, es importante considerar algunas cuestiones preliminares. Así pues, en lo que queda de esta introducción, presentaré algunas consideraciones relevantes para una "ciencia de la excepcionalidad", introducir los elementos clave de mi análisis y esbozar el plan del resto del libro.

Howard Gardner: "Mentes Extraordinarias. Cuatro retratos para descubrir nuestra propia excepcionalidad". Kairós, 2011.



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