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Paz y Ciencia

domingo, 15 de julio de 2012

Apego y Terapia



Las variantes inseguras son, en esencia, compensaciones. El individuo evitativo permanece suficientemente próximo al cuidador desdeñoso para lograr cierto grado de protección, pero no tan próximo como para poder llega a sentir el dolor pleno del rechazo. Las personas ambivalentes se aferran a sus cuidadores de modo que no estén tan a merced de sus incoherencias. Quizá ninguno de ellos alcanza el estado de Base Segura de seguridad plena y por lo tanto debe realizarse algún sacrificio. En los bebés, se puede inhibir el juego exploratorio; en los adulos evitativos, se compromete la intimidad, mientras que los preocupados limitan su autonomía al servicio de la seguridad.
En ambas variantes del apego inseguro la autoestima es precaria. En el apego ambivalente, depende de la proximidad y de la atención positiva de la figura de apego a la que se esté aferrado; si se pierden o son críticos, los individuos ambivalentes sufrirán. En el patrón  evitativo la autoestima ha sufrido un cortocircuito dentro del propio self; la validación externa produce poco impacto y la persona evitativa hace todo lo posible para mantener el control y para mantener la intimidad a raya porque ésta amenaza su sistema auto-contenido de mantenimiento de la autoestima. En el mejor de los casos solo pueed sentirse bien consigo mismo cuando se da a los demás. El individuo seguro dispone de un sistema de equilibrado de autoestima que esá abierto a la validación externa, pero que no depende completamente de ella; una relación recíproca donde dar y recbir desempeñan un papel importante, y donde se busca la fuente más fiable de sentmientos positivos sobre uno mismo.

La desorganización y la incoherencia son tan molestas para el contexto en el que se reciben los cuidados que las personas estarán dispuestas a invertir mucho esfuerzo a fin de crear algún tipo de orden, por muy problemáticos o subóptimos que sean tales esfuerzos. Por ejemplo, puede haber intentos de controlar a través de las conductas obsesivas (como en el ciclo de la anorexia); mediante el cambio de una forma responsiva a una agresiva o coercitiva de proporcionar los cuidados o elicitar los mismos; el uso de estrategias en las que el caos general se reduce mediante el fraccionamieno; mediante esfuerzos alucinatorios para imponer coherencia interna ante la desorganización fisiológica (i.e., ,esquizofrenia "genética") o confusión ambiental (i.e., desviación de la comuniación en la familia); o mediante la previsibilidad que ofrece el aferrarse a un rol enfermizo [...]

Jeremy Holmes: "Teoría del Apego y Psicoterapia. En Busca de la Base Segura". Descleé de Brouwer, 2099, Bilbao. Pp.:28-30

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