lunes, 16 de julio de 2012
La Brecha: Pensamientos sin Pensador
La mente es nuestro instrumento básico de supervivencia. Si nuestras acciones la traicionan la autoestima se resiente. Nathaniel Branden
Evitando los problemas que necesitas evitar, evitas la vida que necesitas vivir. Paulo Coelho.
LA BRECHA
En mis primeros días de terapeuta aprendí la lección sobre este impulso de conseguir reparación cuando una mujer joven, llamada Paige, empezó a hacer terapia conmigo después de abandonar la universidad y amenazar con suicidarse. Se sentía vacía, sin dirección ni apoyo de su familia, y tenía miedo de sentirse humillda en las relaciones que tanto anhelaba y temía [...]
Todos los intentos de ser razonable apenas consiguieron ayudar a Paige. Solo cuando pude mostrarle que ella estaba intentando destruirme, que no quería sentir las fronteras entre nosotros, que su necesidad de mí estaba muy mezclada con la rabia, que se sentía aterrorizada por la intensidad de su furia y que necesitaba ayuda con su miedo, pude empezar a ser un terapeuta "suficientemente bueno".
En su relación conmigo, Paige estaba repitiendo la furia que sintio ante la falta de disponiblidad de sus padres cuando era niña. Pero ella estaba experimentando esa furia conmigo, y no tenía un interés inmediato en remontarla al comienzo de su vida. Mi primera tarea fue ayudarla a encontar un modo de experimentar sus sentimientos sin limitarse a expresarlos compulsivamente. A pesar de lo enfadada que estaba, no era completamente consciente de sí misma. Estaba poseída por una furia indignada; se sentía con derecho a exigirme cosas, y de hecho estaba más en contacto con su indignación que con su furia. Sus sueños contenían su furia, pero siempre de una manera "vuelta del revés": la gente la perseguía y la amenazaba, y ella nunca era al perseguidora. Paige veía su enfado como un grifo que no podía cerrarse, y tenía miedo a estar enfadada y a tolerar sus sentimientos. Cuando le prohibí que me llamara entre sesiones, cuando establecí límites claros y me adherí a ellos, curiosamente ella sintió una especie de alivio -y un tipo de enfado más circunspecto conmigo- que el permitió enfocarse en los sombríos perseguidores de sus sueños y reconocerlos como sus propios sentimientos de ira disociados. Paige fue capaz de tomar posesión de su enfado aprendiendo el significado de estar enfadada y se hizo mucho más humana; ya no habitaba en el reino de las proyecciones horribles.
Una vez que Paige aprendió a estar con su propia ira, fue capaz de elaborar el duelo por la pérdida irrevocable de su infancia. En lugar de perpetuar en su vida actual las condiciones que reforzaban la sensación de aislamiento y de alienación desolada, como habaía estado haciendo conmigo, empezó a aprender a aceptar esos sentimientos como consecuencia de su experiencia infantil. Aplicando repetidamente la conciencia meditativa a esos sentimientos, empezó a
insensibilizarse lentamente a ellos, llegando a reconciliarse consigo misma y a orientarse hacia lo que quería ser.
Marx Epstein: "Pensamientos sin Pensador. Psicoterapia desde una perspectiva Budista". Ed. Gaia, Pp.: 222-224
http://youtu.be/TRXc6T5vGso Tarja -I Walk Alone- Live
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