La identidad está en cuestionamiento, los proyectos vitales están inconclusos, indeterminados, los cambios están en constante aparición.
La adolescencia rebelde es sana, luego existen "paroxismos" de la adolescencia, adolesencias más floridas que responden a biografías y situaciones familiares, del instituto, con los amigos, con los novio... Esto repercute en el adolescente, que se verá desconcertado ante la multitud de cambios en su vida, la presión en los estudios, la habitual exigencia de los padres, su inmadurez emocional, etc.
Los adolescentes son personitas muy curiosas, tienen un poco de adultos y un poco de niños. A veces mienten, ocultan o disotorsionan consciente y/o inconscientemente las cosas. Como los adultos, cada adolescente es un mundo, una persona absolutamente distinto, solo que en permanente cambio, desde los intereses profesionales hasta la elección del novio o las amigas. Es tiempo de juntarse con sus iguales y hacer menos caso a sus padres. Los padres necesitan límites firmes pero flexibles y sin beligerancia. El mundo del adolescente me parece fascinante. Es como un poliedro o una lámpara de lava. En constante cambio. Maravilloso. Son como esponjas, esto es, absorben lo que les interesa con gran avidez y lo que no, lo descartan del software con increible facilidad. Tener un hijo adolescente, con principios claros puede ser una experiencia interesante. No son solo los padres los que lo pasan bien o mal. Los adolescentes están a flor de piel y no tienen las ideaas, por lo general, demasiado claras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario