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Paz y Ciencia

sábado, 10 de marzo de 2012

Psicología y Psiquiatría

Es importante que un médico psiquiatra y psicoterapeuta y/o psicoanalista haya hecho un recorrido por psiquiátricos o plantas de psiquiatría. Esto le da más bagaje en el ojo clínico y en el uso de la medicación.
En el caso de los psicólogos, es importante avalar una experiencia de años, supervisión y horas de posgrado.
Sin estos requisitos primarios yo no recomendaría a nadie comenzar un tratamiento.
En el plano del psicoanálisis existe mucho intrusismo, es decir, personas que lo practican sin tener la formación reglada y adecuada. Si se realiza un mal psicoanálisis, al ser un tratamiento profundo y que mueve aspectos profundos de la psique puede resultar yatrogénico, particularmente en patologías graves.
La IPA, Asociación Psicoanalítica Internacional, tiene unos requisitos muy estrictos para ser psicoanalista reconocido, muchos de los que se hacen pasar por psicoanalistas no lo son. Tengan cuidado con ello. Esto es lo que da mala fama a esta rama del saber "psi".
Hay que practicar una terapia ecléctica, flexible y firme con un esquema conceptual de referencia operativo. Es decir, tener un modelo teórico firme pero ser ecléctico en la técnica. Esto es lo más operativo. Cada paciente necesita un tipo de terapia, una forma de aproximación, el timing determina cómo, porqué y cuándo intervenir. Como transmitía Winnicott hay que llevar al paciente a un terreno de juego. Un modelo rígido estanca el tratamiento y conduce al aburrimiento. Particularmente el psicoanálisis. Donde el silencio, muchas veces no es tolerado por el paciente. Los modelos directivos infantilizan al paciente, ya que le marcan la vida y le dan pautas y consignas acerca de su vida, restándole autonomía e independencia. El psicoanálisis de cuatro sesiones semanales puede producir, sin duda, dependencia emocional del analista, una dependencia que puede ser curativa por otro lado. Pero que puede derivar en otra forma de "infantilización" de la persona.
Por lo tanto hay que abogar por el justo medio. Ser prudentes, sensatos, respetar la personalidad del terapeuta y sus preferencias, que es la herramienta de trabajo y adaptarse a las necesidades del paciente, esto último es fundamental.

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