En general para el psicoanálisis el punto central en la psicosis maniacodepresiva es la melancolía, diferente de la depresión que es temporal, que hace que el individuo que inerte en su estado.
Para Freud el inicio de la melancolía se inicia en la identificación con el objeto externo, que en el momento de la pérdida genera los sentimientos de duelo y dolor. Esta identificación es narcisista y “la sombra del objeto” perdido se proyecta en el sujeto sumiéndole en la melancolía, pues todo su entorno giraba alrededor del objeto amado del que ya no dispone. Esta propuesta de Freud ubica a la melancolía en el terreno de la psicosis, punto coincidente con Lacan, sin embargo Lacan se centra en el sujeto, quien genera los cambios en su pensamiento, mientras que Freud se centra en el objeto, la identificación de lo perdido que lleva al estado emocional de postración del paciente.
Mientas que para Lacan la melancolía es simbólica para Freud es sobre lo imaginario, en donde el sujeto percibe la ausencia del objeto perdido y como este objeto contamina todo su entramado mental.
Para Lacan, la melancolía está ubicada en el terreno de la simbología. En la melancolía la relación con el objeto perdido se va diluyendo lentamente para ser reemplazada por la presencia misma del objeto perdido, presencia que determina la pérdida del mismo en el sujeto quien se da cuenta que no lo podrá recuperar