PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

jueves, 18 de julio de 2013

El Gen Egoísta

Resumen "El Gen Egoísta" de Richard Dawkins

Rodrigo Córdoba Sanz: La tesis de Dawkins, genial y prolífico neurocientífico es de largo alcance. Propone que la especie, las familias, quieren tener descendencia para que su componente genético perdure en un futuro, es decir, para trascender. Así pues, se puede entender la propuesta de Dawkins desde una perspectiva antropológica. Para mí tiene sentido lo que este gran hombre propone. Recomiendo la lectura de sus libros, aunque como he dicho alguna vez, el volumen y la jerga de estos no me sean muy afines personalmente. Es atractivo para biólogos, psicólogos, antropólogos y sociólogos. También para el público en general. Muchos entenderán porque los abuelos se alegran tanto de tener un bebito en la familia. Por otro lado, parece que se rompe la "magia" y el "encanto" de este proceso natural que Dawkins cuestiona.

 

En esta obra Richard Dawkins nos da una visión diferente de la Teoría de la Evolución darwinista y del modo de actuación de la fuerza evolutiva más conocida: la Selección Natural. En su “Teoría del gen egoísta” Dawkins propone que los agentes sobre los que opera la evolución no son los individuos o las especies, sino los genes. Además redefine el concepto de gen como unidad de información heredable que produce uno o varios efectos mientras que puedan existir otras unidades de información semejantes pero con efectos distintos denominadas “alelos”, pudiendo ser simples genes aislados o grupos de genes que cooperan entre sí. El “egoísmo” de los genes es una metáfora que trata de explicar que el éxito de un gen en una población depende de su capacidad de adecuarse al ambiente, y expone que cada gen sólo mira por sí mismo y sólo actuará en caso de que le reporte beneficio a sí mismo, en caso contrario no lo hará. 



Pero, ¿cómo comenzó todo esto? Dawkins propone que en el caldo de cultivo primigenio en cierto momento apareció una molécula muy especial: el primer replicador, una molécula capaz de hacer copias de sí misma. Lógicamente esta molécula tendría un gran éxito y se expandiría por todo el caldo, replicándose sin parar. Pero ningún proceso de copia es perfecto y por tanto no pasaría mucho tiempo antes de qué existiesen varios tipos distintos de replicadores, todos compitiendo por la materia orgánica disponible. El éxito de cada tipo de replicador dependería de tres factores importantes: la longevidad, la fecundidad y la exactitud de la réplica. Por este motivo los factores que mejorasen estas características serían rápidamente seleccionados como exitosos. De esta forma Dawkins plantea el origen de los genes y su continuidad en el tiempo, puesto que son las moléculas en las que se basa toda la vida y a partir de las cuales se ha desarrollado la diversidad actual. Dada la gran diversidad de replicadores es lógico que se juntaran en grupos que fuesen capaces de mejorar las probabilidades de heredarse, y es viable que desarrollasen diferentes tipos de “vehículos” y estrategias para este propósito. Los genes formaron los cuerpos como vehículos que les permiten perpetuarse en el tiempo por medio de la reproducción, máquinas que deben sobrevivir hasta haber alcanzado este fin concreto. Por ello los cuerpos compiten entre sí para ser los que mejor alcancen esta meta, y los genes de mayor éxito son los que crean cuerpos de mayor éxito.


Así pues los individuos pasan a ser simples recipientes que guardan a los genes, cuya única misión es reproducirse para que esos mismos genes sigan existiendo en la siguiente generación. Los genes que funcionan bien entre sí tienden a estar juntos porque juntos tienen más éxito y más probabilidades de heredarse que estando solos, y los recipientes que los contienen tienen también mayor éxito y son por tanto más comunes.



De todo lo expuesto anteriormente se deduce que la unidad básica de selección natural no es la especie ni el individuo, sino los genes que son lo único que queda en la siguiente generación y por tanto eternos. El “gen” pasa a ser la unidad de información más pequeña capaz de sobrevivir durante varias generaciones y de  verse afectada por el proceso de selección, al ser lo más parecido a un agente evolutivo independiente que hay. La peor característica de un gen es el altruismo, puesto que la selección natural implica la supervivencia diferencial en un acervo amplio y con muchos competidores. Así la evolución se convierte en el proceso en el cual algunos genes crecen y otros menguan en el acervo genético a lo largo del tiempo.


Como he dicho ya la finalidad de los individuos es la perpetuación de los genes que contienen y sus mayores rivales son el resto de individuos que no contienen la misma información, el “entorno”, sobre todo si son de la misma especie. Así se contempla la formación de estrategias: políticas de comportamiento preprogramadas que no tienen por qué ser conscientes. Una Estrategia Evolutivamente Estable (EEE) es aquella que una vez es utilizada por la mayor parte de una población no puede ser mejorada por ninguna de sus copias o alternativas, ya que la mejor estrategia para un individuo depende de lo que haga el resto de la población. Por tanto un acervo genético de una población será un conjunto de genes que no pueden ser invadidos por otros genes, y todo cambio dentro de este conjunto será penalizado por la Selección Natural, aunque ocasionalmente pueda darse el caso tras lo cual habrá un nuevo momento de inestabilidad transitoria hasta que se reasigne otra EEE. De esta forma ocurre la evolución.


Los grupos familiares son el único caso en el cual el autor considera posible el altruismo real, dado que todos los miembros comparten los mismos genes. También explica que los grupos de animales no emparentados existen porque aportan más beneficios que inconvenientes a cada animal, y por tanto a sus genes. Si vivir en grupo es más fácil que vivir en solitario, en grupo hay más probabilidades de reproducirse y por tanto beneficia a los genes.



Por último, el autor presenta a los “memes”. Llevando la evolución más allá de la biología pura, expone que la cultura es una estructura análoga en su funcionamiento a los genes aunque no se hereda, y que por tanto se rige por el mismo egoísmo (no sólo la cultura humana). En este caso la fecundidad es el factor más determinante de su transmisión. La “idea-meme” es la unidad cultural básica en un gran acervo de memes y se propaga por imitación de cerebro a cerebro, como un parásito. Los procesos de imitación no son perfectos y pueden dar lugar a mutaciones en el meme original. Y, al igual que los genes, los memes se refuerzan y cooperan entre ellos para la supervivencia mutua en el acervo. Pero también pueden entrar en contradicción, para lo que la selección se encarga de favorecer a aquellos que explotan su medio cultural para su propia ventaja. Finaliza su obra con un toque positivo, valorando los memes como otra forma de inmortalidad y como auténticos rivales de los genes que podrían hacerlos llegar a un segundo plano en la evolución.
 

No hay comentarios: