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Paz y Ciencia

domingo, 14 de julio de 2013

Objeto Amoroso



¿Qué es el objeto? Hablamos del objeto de la pulsión, definido como aquello a lo que tiende la pulsión, como aquello en lo cual o gracias a lo cual puede la pulsión alcanzar su fin.
El objeto no es forzosamente una persona total; también puede ser una parte del cuerpo: un objeto parcial (el pecho materno, el falo, el yo mismo).
Freud nos dice: “El objeto es lo más variable de la pulsión; no está enlazado originariamente con ella sino subordinado a ella en consecuencia de su adecuación al logro de la satisfacción (...) se lo puede remplazar a voluntad a lo largo de los destinos que conoce la pulsión...” (Freud, 1915).
Entonces, no tenemos un objeto determinado sino que el mismo será hallado a lo largo de la vida del individuo.
J. Laplanche nos dice que encontrar el objeto sexual es siempre reencontrarlo. El objeto a reencontrar es un sustituto del objeto perdido.




La sexualidad adulta se define, entonces, por la elección de un objeto, primero un tipo de objeto y luego un objeto externo real.
Reencontrar un nuevo objeto y un nuevo fin implica que el individuo se halle estructurado o reestructurado: es el problema de la identificación en el Complejo de Edipo y el de la ambivalencia como motor de la superación del Complejo de Edipo.

La función del Edipo es estructurante en relación con las identificaciones porque la elección del objeto y del fin sexual implica a la vez una identificación del sujeto.


Lacan nos dice: “El amor es dar lo que no se tiene”. Tal parece estar de acuerdo con las palabras que Platón pone en boca de Sócrates cuando expresa que el amor es amor de una cosa que le falta. O sea, recibir lo que se tiene y dar lo que no se tiene, serían quizás igualmente definiciones de cierta dimensión: una, de la sexualidad masculina; la otra de la sexualidad femenina.
Las ideas de oposición y la de coincidencia responden, pese a su contradicción, a una trama de hechos reales en los que la pareja humana funda su vínculo.


Cada sexo parece buscar en el otro una parte de sí mismo perdida en un remoto pasado.
El vínculo se relaciona a la facultad de depositar en el otro los elementos del sexo opuesto que constituyen a cada uno de ellos.


También juegan un papel fundamental el modelo de elección de pareja asimilado a partir de las figuras paternas.
“Las pulsiones sexuales se apuntalan al principio en la satisfacción de las pulsiones yoicas y sólo más tarde se independizan de ellas. Ahora bien, este apuntalamiento sigue mostrándose en el hecho de que las personas encargadas de la nutrición, el cuidado y la protección del niño, devienen los primeros objetos sexuales” (Freud, 1914). Así Freud distingue dos tipos de elección de objeto: el tipo del apuntalamiento y el narcisista (el de quienes eligen su posterior objeto de amor según su propia persona).


Lacan nos dice que estos dos tipos que plantea Freud, son narcisistas porque el apoyo que se toma del otro nutricio es un apoyo narcisista, dado que el sujeto se constituye narcisísticamente a partir del otro.

El amor tiende así a la ilusión de la unidad. No es más que el deseo de ser Uno. ¿Cómo podemos amar al otro, si a través del amor al otro pretendemos ser uno con el otro? Sucede que cada un “se ama” en el otro.

El curso de la vida amorosa del individuo depende en gran medida de cómo se logra el desplazamiento del impulso amoroso desde personas del ambiente familiar inmediato a objetos elegidos en un círculo más amplio. He ahí el meollo del asunto.
El tabú del incesto es fundante del pasaje de las relaciones de sangre a las de alianza. Es la condición para la realización de ese pasaje.

El pasaje de la endogamia a la exogamia dependerá de la disponibilidad y la capacidad de crear un vínculo inédito y, por lo contrario, el fracaso surgirá del intento de perpetuar lo conocido eligiendo a un otro que mejor pueda prolongar los vínculos familiares ya conocidos.

Un fragmento de una canción de Sui Generis (Vida, 1972):

Necesito alguien que me emparche un poco y que limpie mi cabeza
Que cocine guisos de madre, postres de abuela y torres de caramelo
Que ponga tachuelas en mis zapatos para que me acuerde que voy caminando
Y que cuelgue mi mente de una soga para que se seque de problemas y me lleve
(...)
Si conocen a alguien así yo se los pido
Que me avisen porque es así totalmente
Quien necesito
 

AMOR= DESEO + TERNURA “No hay Afrodita sin Eros”

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