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Paz y Ciencia

martes, 23 de julio de 2013

Psicoanálisis y ciencias cognitivas

 
 
PSICOANÁLISIS Y CIENCIAS COGNITIVAS

Introducción

    En términos generales los objetivos de este Programa consisten en el estudio, la investigación,   la enseñanza y la difusión;  de  las convergencias - divergencias de un conjunto de disciplinas las que, hoy en día, aparecen articuladas alrededor del problema de la mente. Se trata de   áreas disciplinares de notable preponderancias en los ámbitos universitarios, nacionales e internacionales.    
    Asimismo, apunta a explorar las incidencias y consecuencias que las  intersecciones conceptuales tienen sobre las prácticas profesionales, en sus incumbencias en los campos de la  salud mental, la educación, lo laboral y lo jurídico. También, es objetivo de este programa  el estudio acerca de las  formas de encarar la enseñanza y la formación universitaria alrededor de estos  temas de relevante importancia.


Fundamentos y Justificación   

    El poner próximos  campos disciplinares tan disímiles como el Psicoanálisis y las Ciencias Cognitivas parece, por lo menos en principio, aventurado ya que suelen verse como mundos apartes y sin puntos de contacto, pero una mirada atenta a los desarrollos que han mostrado las llamadas Ciencias Cognitivas y el psicoanálisis, permite visualizar interesante y prometedores  intercambios e intersecciones.
    El Psicoanálisis se centra en la condición del ser humano de tener un cuerpo sexuado y erógeno y de ser hablante, estando por lo tanto, inmerso en un mundo simbólico. Cada uno de estos aspectos llevan en la dirección hacia lo denominado “lazo-social”, es decir, la característica de ser dependiente del otro y de que esa dependencia está atravesada por ese universo simbólico que funda la humanidad de cada quien. El denominado “lazo-social” sería la estructura de esa relación social que esa dependencia va construyendo.
    Tanto Sigmund Freud como sus seguidores, tuvieron que construir una serie de modelos apropiados para describir y comprender el funcionamiento de ese “aparato virtual que se encuentra entre el organismo y el mundo” para poder instrumentar técnicas que les permitieran operar sobre el sufrimiento humano. Lo significativo de este sufrimiento, es que no podía ser reducido a lo orgánico y se sostenía en los vínculos históricos que los pacientes poseían con sus lazos afectivos más primarios; vínculos dimensionados –como se dijo más arriba- desde la perspectiva de considerar a la naturaleza humana como sexuada y hablante. Este “aparato virtual” para los europeos fue denominado “psiquismo” (psyche) y para el mundo anglosajón se ha llamado mente (mind). Si bien para algunos son dos conceptos distintos, lo que ambos tienen en común –cosa que se rescata en este trabajo- es la necesidad de encontrar mecanismos causales que tengan un nivel de cierta autonomía con relación al mundo exterior (diferencia con el conductismo)y al organismo, evitando una reducción biológica. 
    El campo que recupera y trabaja con el concepto de mente en el ámbito académico, es el llamado Ciencia Cognitiva. El mismo podría ser descrito como sustentado en la tesis que propone que la esencia de la vida mental es un conjunto de principios que pueden compartir la gente y las máquinas. Su núcleo duro, la Inteligencia Artificial (IA) en el intento de reproducir la mente humana, produjo un efecto que ha ido más allá del aspecto técnico: proporcionó a las ciencias de la mente una legitimación teórica y empírica que no tenían antes. Esta legitimación se extiende sobre el trasfondo del pensamiento conductista, ya que este podía estudiar la memorización, pero no la memoria, podía estudiar comportamientos pero no los estados internos. Fue la misma existencia de la computadora, la que proporcionó legalidad a una forma radicalmente distinta de ver la mente. Crearon un clima intelectual en el que era permitido hablar de los procesos mentales cosa proscripta por el conductismo. Los llamados “estados internos” pudieron ser estudiados y teorizados sin apartarse de la exigencia de la ciencia, manteniéndose en un materialismo global. La premisa metodológica de este enfoque es que si se construye una máquina que puede hacer algo inteligente, la forma en que lo haga es relevante también para pensar la forma en que los humanos lo hacen.
    Esta idea de la IA de crear mentes en las máquinas, subvierte la noción tradicional del sujeto autónomo de una manera que se asemeja al planteo del propio psicoanálisis. Si la mente es un programa (posición del funcionalismo) ¿donde está el sujeto? Cuestiona no solo el sujeto libre, sino, si hay un sujeto. El sujeto del humanismo está disuelto en la idea de programa en la ciencia cognitiva tradicional.
    Así como la máquina al ser programada puede dar una ilusión de autonomía, lleva a interrogarse a los teóricos de la IA si la misma naturaleza humana no está determinada desde fuera creando esa misma ilusión de autonomía. El psicoanálisis ha desarrollado un trabajo intenso sobre estos niveles de determinación. Los conceptos de inconsciente, fantasma y Otro llevan por esa dirección.
    Este cruce entre ciencia cognitiva y psicoanálisis surge fundamentalmente porque los investigadores de la ciencia cognitiva al interrogarse acerca de como funciona la mente, ya que intentan reconstruirla, se ven enfrentados a cuestiones e interrogantes que el mismo psicoanálisis se hizo muchos años antes. Lo interesante del tema es que el psicoanálisis surge del campo médico, donde un ser humano le habla a otro de su sufrir y le demanda al terapeuta un saber sobre sí que él no posee. Es un campo teórico que se desarrolla desde un vínculo propio de la vida: el encuentro con el otro.
    Los investigadores de la IA al intentar reproducir la mente, comienzan a basarse en principios lógicos, utilizando conceptos como información y procesamiento, pero no pasará mucho tiempo para que estos sean insuficientes, ya que el modelo a repetir -el humano- demanda la inclusión de su condición corpórea, su ser encarnado y situado. Estos aspectos fueron tenidos en cuenta para el psicoanálisis desde su origen. Por lo tanto, el cruce posible con la ciencia cognitiva pretende  clarificar las vías de desarrollo de cada disciplina y como éstas pueden tener significativas intersecciones.    
    Cada uno de estos campos teóricos ha generado influencias y modos de abordajes  profesionales, como por ejemplo, el de la Salud Mental y su extensión a los ámbitos educativos, laborales y jurídicos 
    El conjunto de las llamadas Ciencias Cognitivas es un compuesto de seis disciplinas: neurociencia, psicología cognitiva, lingüística, filosofía de la mente, antropología e inteligencia artificial. Estas han creado diversos modelos teóricos del funcionamiento de los procesos mentales y presentan una variada gama de intereses que van desde lo teórico puro hasta la específica aplicación técnica y construcción de máquinas operativas en espacios que son propios de los seres vivos. En este devenir, aunque no sea un aspecto central de sus intereses, han sido tomadas como referentes por sectores de la Salud Mental dando nacimiento a una combinación del viejo conductismo más algunos aspectos del mundo cognitivo contemporáneo para producir las llamadas Técnicas Cognitivo Comportamentales (TCC). Estas técnicas  son tomadas en el campo de la práctica profesional para producir un doble efecto: por un lado para desacreditar las estrategias psicoanalíticas y por otro, crear la falsa ilusión de que las TCC son la natural conclusión y extensión científica de las Ciencias Cognitivas. Este modo de presentar el problema disimula lo que en el fondo es una batalla, fundamentalmente económica, por el mercado de las terapias y el ejercicio profesional en general, con la conveniencia para todo el sistema de salud privado de las llamadas técnicas breves propias de la TCC. Esta posición produce consecuencias, generando un clima intelectual de rechazo en el ámbito psicoanalítico, el que conduce a generalizaciones exageradas y fundamentalmente a un desconocimiento de los desarrollos e interrogantes que la Ciencias Cognitivas generan. La errónea identificación de la TCC con las Ciencias Cognitivas lleva a desconocer los interesantes trabajos que realizan, muchos de los cuales, como se dijo más arriba, van en dirección a las propuestas que la clínica del psicoanálisis enseña.

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