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Paz y Ciencia

lunes, 29 de julio de 2013

Consejos para la Lactancia

 
 
TODAS LAS MUJERES PUEDEN AMAMANTAR
 
Cualquier mujer puede ser capaz de amamantar y las causas que contraindican



la lactancia materna (algunas enfermedades o medicamentos…) son

muy raras, casi excepcionales. Hoy en día, casi todas las enfermedades maternas

tienen algún tratamiento que se puede hacer sin tener que suspender la lactancia

materna.

El tamaño de las mamas no influye para amamantar



Todos los pechos son válidos para amamantar y el tamaño mayor o menor de las

mamas no influye en la cantidad de leche que producen. La cantidad de leche que

la madre produce depende de la eficacia y frecuencia con la que mame el bebé.

Se produce más leche cuantas más veces y más tiempo mame el bebé.

Todos los pezones son válidos para amamantar sin importar su tamaño,



incluso los llamados pezones invertidos, pues se mama del pecho, no del pezón.

Es muy importante empezar la primera toma lo antes posible, para aprovechar el

tiempo de alerta máxima del recién nacido y su mayor instinto de succión.

El pecho no necesita ninguna preparación especial

para amamantar



No se recomienda lavar el pecho en cada toma. Se ha demostrado que tanto



el jabón como el alcohol aumentan la incidencia del dolor del pezón, pues se destruye

la protección natural que aportan las pequeñas glándulas que rodean la

areola. Es suficiente con la ducha diaria.

Si hay un problema de dolor en los pezones o de grietas, la causa es una



posición incorrecta del bebé al pecho y para resolver el problema hay que adoptar

una postura correcta como veremos más adelante.


LA LECHE MATERNA

La leche materna proporciona nutrientes de alta calidad que el bebé absorbe fácilmente

y utiliza con eficacia. La leche también contiene toda el agua que el bebé

necesita. No requiere ningún otro líquido. Normalmente, la leche materna sigue

siendo una fuente importante de energía y nutrientes de gran calidad durante el

segundo año de edad y después.Todas las madres producen leche de calidad y en

la cantidad adecuada. La leche materna se adapta a las necesidades del bebé y va

cambiando su composición, desde el calostro, de color amarillo y cremoso, a la leche

de transición de aspecto blanco amarillento, y las semanas siguientes la leche madura

de color blanco o blanco grisáceo.
 
El calostro se produce durante los primeros días después del parto, es un concentrado



de anticuerpos que protege al recién nacido y muy especialmente a los

bebés prematuros porque contiene mayor concentración de defensas frente a las

infecciones y satisface todas las necesidades nutritivas del bebé durante los primeros

días. No necesita nada más, ni siquiera agua o suero glucosado.

Se ha demostrado que cuanto más a menudo maman los niños durante los primeros

días de vida, menor es la incidencia y severidad de la ictericia fisiológica, porque

el calostro facilita la eliminación del meconio (las primeras heces de color

negruzco).

La leche materna también cambia según el momento de la tetada. La leche del principio

es de aspecto más grisáceo, «aguado», muy rico en lactosa, que da el sabor

dulce a la leche y es de excelente calidad y diferente de la leche final de la tetada

de color más blanco porque contiene más grasa y es la que aporta más calorías y

deja al niño saciado. Esta leche del final sólo la puede tomar el bebé si se le deja

que mame todo el tiempo que necesite y para cada niño es un tiempo diferente.


EL COMIENZO


La necesidad más importante de un

recién nacido es estar en contacto con el

cuerpo de su madre
 
 
 
La madre y el bebé se inducen mutuamente la producción

de hormonas y sustancias que les proporcionan bienestar

y relajación, que les permite dormir juntos plácidamente. El

recién nacido está preparado para mamar del pecho y lo

sabe encontrar por sí mismo. Si nada más nacer se le deja

sobre el abdomen materno, sin intervenir, comienza una

serie de movimientos: arquea la espalda, mueve las piernas,

agarra con las manos, mueve brazos y «gatea» impulsado

por el olor del pecho de la madre, emite una serie de ruidos,

gemidos, que van motivando a su madre, y en una

hora aproximadamente, se puede enganchar al pecho por

sí mismo y empezar a succionar.

Se recomienda iniciar la lactancia lo antes posible, para

todas las situaciones, tanto si el parto ha sido vaginal

como por cesárea, aprovechando que el recién nacido en

esos momentos está más despierto y con un instinto de

succión poderoso, porque después de la primera hora el

bebé se queda adormecido y es más difícil comenzar.

El inicio inmediato de la lactancia materna y las tomas frecuentes,

sin limitar el tiempo de cada toma, aumentan la

producción de calostro y por tanto el peso del bebé,
además de facilitar al recién nacido el aprendizaje y la coordinación de los movimientos

necesarios para succionar, tragar y respirar.
 
Se recomienda que la madre y el recién nacido permanezcan en contacto
 
 
 
piel con piel, la madre desnuda de cintura para arriba se mete en la cama



con su bebé vestido sólo con pañal, en un ambiente de intimidad para favorecer el

encuentro entre ambos, protegiendo a la díada madre y criatura de todas las visitas

que perturban esos primeros momentos tan importantes para establecer una lactancia

satisfactoria.

Si la madre y el bebé están piel con piel, sus funciones vitales, ritmo respiratorio y

cardíaco y temperatura se sincronizan. La madre puede subir hasta 2º C su temperatura

corporal si la temperatura del bebé está baja y puede descenderla 1º C para

enfriar a la criatura si está demasiado caliente.

 
LOS PRIMEROS DÍAS
 
 
 
Es necesario amamantar con frecuencia, los 15 o 20 primeros días de vida



se recomienda que el bebé mame al menos de 8 a 12 veces en 24 horas.

Se puede ofrecer el pecho tan pronto como se observe que el niño está dispuesto
 
a mamar (movimientos de la boca buscando el pezón, hociqueo…) sin esperar

 
 
 



a que tenga que llorar para pedir el pecho, pues el llanto es un

signo tardío de hambre.
 
 
 
Si el bebé está adormilado conviene animarle a que tome el pecho cada hora



y media, o poco más intentando:
 
Ofrecer el pecho cuando está despierto o en un ciclo de sueño más ligero



(si hace movimientos rápidos de sus ojos bajo los párpados, o mueve brazos

y piernas o los labios o cambia de expresión su cara).
 
Evitar que la luz deslumbre sus ojos

Evitar el calor excesivo que da sueño

Cambiar el pañal

Acariciar su cabeza, sus manos y pies

Masajear su espalda desnuda

Hablarle, contactar con sus ojos

Darle un baño, piel con piel

Mojar suavemente su carita con una toalla húmeda

Trazar círculos con la yema del dedo en sus labios

Dejar caer un poco de leche en sus labios

Cambiar de posición cuando pierde interés por


 

mamar

Los primeros días es necesario emplear mucho tiempo

para amamantar, y estar madre y bebé juntos piel con piel

de día y de noche facilita la lactancia.

Si no es posible amamantar inmediatamente tras el parto

o el bebé no lo desea todavía, conviene saber que incluso

madres que no han tenido hijos, como puede ser el
 
caso de madres adoptivas, también pueden amamantar.





Evitar chupetes y tetinas
 
 
No es recomendable el chupete durante las primeras

semanas, hasta que la lactancia esté bien
 
 
 
establecida, según recomienda la Organización Mundial



de la Salud, porque confunden al bebé y dificultan la

lactancia materna. Una tetina no se «chupa» de la misma

forma que el pecho, por lo que el recién nacido puede

«confundirse» y después agarrar el pecho con menos

eficacia.
 
El niño que ha tomado un biberón tiene menos
 
 
hambre y mama menos. En consecuencia, la falta de
 

estímulo provocará menos producción de leche.

Cuando toma pecho a demanda no necesita agua ni

zumos ni infusiones. No obstante, si en algún caso fuera

necesario, es mejor dárselo en vaso, cucharilla o cuentagotas

en vez de biberón.
 


DURACIÓN Y FRECUENCIA DE LAS TOMAS

 
¿Cuánto tiempo necesita el bebé en cada pecho?
 
 
 
Al principio de la tetada el bebé mama unas cuantas veces con rapidez y luego

empieza a hacerlo más profunda y rítmicamente. A veces mama un rato para

luego descansar, volver a mamar unas cuantas veces y volver a descansar de

nuevo. Es muy variable la duración de cada mamada. Algunos niños, sobre todo al

principio, necesitan veinte o treinta minutos en un pecho; otros, cuando tienen

varios meses de práctica, acaban en menos de tres minutos y ya no quieren más.

Es normal que no aguanten las tres horas sin tomar, casi ninguno lo hace.
 
No es conveniente contar los minutos ni limitar la duración de la
 
 
 
toma porque esto puede impedir que el bebé tome la leche que necesita.





¿Es suficiente con un solo pecho?
 
 
 
Mientras que el bebé muestre interés por mamar en un pecho se le deja mamar

hasta que se suelte por sí mismo o se quede dormido. Después se ofrece el

segundo pecho, aunque no todas las veces lo querrá, es variable. Lo más importante

es que vacíe bien el primer pecho antes de pasar al segundo.

Después de terminar el primer pecho se puede cambiar el pañal si es necesario

antes de ofrecer el segundo, que no siempre querrá tomar.

El bebé suele eructar sin dificultad al incorporarle. También se puede colocar

sobre el hombro, y no es necesario darle golpecitos en la espalda, con un suave

masaje es suficiente. No obstante, no es totalmente imprescindible que lo haga y,

además, si se ha quedado dormido no es necesario despertarle.
 





¿Cuántas veces se da de

mamar al bebé?
 
 
 
Durante la lactancia, tanto el cuerpo del

hijo como el de la madre están preparados

para regularse mutuamente de forma

natural. El pecho da más leche cuanto

más se da de mamar.
 
Cada niño o niña tiene su propio
 
 
 
ritmo. Algunos, por ejemplo, duermen



varias horas por la mañana, pero pasan la

tarde mamando continuamente.

Existen periodos en los que el bebé está

inquieto y cambia su ritmo pidiendo más

a menudo. Esto es normal y así aumenta

la producción de leche necesaria para su

crecimiento.
 
El pecho no tiene horario.

Se recomienda amamantar

sin horarios.
 
 
 
Simplemente, cada vez que el bebé busque





o llore, se ofrece el pecho sin

mirar el reloj.
 
 
¿Cómo se sabe por qué pecho

hay que empezar?
 
 
 
Por el pecho que está más tenso y

si no se nota diferencia entre los dos
 


pechos, se ofrece el último que tomó el bebé si no lo vació de forma completa.
 
¿Es necesario despertar al bebé para darle el pecho?
 
 
 
El recién nacido mama entre 8 y 12 veces en 24 horas, aunque no importa

si mama menos si va aumentando de peso. Si duerme cinco horas seguidas y

al despertar muestra poco interés por mamar, habrá que comprobar si moja

de seis a ocho pañales con orina clara y si progresa su peso lo suficiente,

de no ser así sería conveniente despertarlo para que mame cada dos o tres

horas.
 
¿Qué hacer cuando llora?
 
 
 
¿Dejarle llorar hasta que «le toque»? ¿Entretenerlo en brazos con ayuda del chupete?

¿Darle un biberón con agua o leche? Ninguna de las tres ideas es una buena

solución.

Para comprobar si llora por hambre, se ofrece el pecho al bebé aunque haya

mamado hace poco tiempo porque la leche materna no empacha y se digiere

fácilmente.
 
¿Cómo aumentar la producción de leche?
 
 
La lactancia frecuente y sin restricciones aumenta la producción de
 
 
 
leche y la ganancia de peso. Algunas madres piensan que no tienen suficiente



leche o que se quedan sin ella.

Cuanto más mama el bebé, más leche se produce, porque la succión estimula la

secreción de prolactina y ésta regula la producción de leche. Si hay demasiada

leche, el niño mama menos y disminuye la producción.
 
 

Si hay poca leche, el niño mama más y aumenta la producción. Por

ello es necesario no alterar este equilibrio con el uso del biberón o chupete,





o siguiendo un horario rígido.
 
 
 
El pecho no tiene horario, hay que escuchar al bebé, él sabe cuándo tiene



bastante. Seguir un horario para dar el pecho es una de las causas de fracaso de

la lactancia.
 
¿Qué ocurre cuándo el bebé pide el pecho

continuamente?
 
 
 
Los días que el bebé pide el pecho continuamente se conocen como días de

crisis de crecimiento y aparecen en distintos momentos (a las dos semanas,

tres meses, es variable según cada bebé). Durante uno o dos días, el bebé

necesita aumentar la producción de leche y para ello mama más veces de lo

habitual.
 
¿Y durante la noche?
 
 
 
En los primeros meses lo más frecuente es que el bebé se despierte para mamar

por la noche. Tanto si está nervioso como si tiene hambre, se le puede calmar con

el pecho sin levantarse de la cama. El pecho es mucho más que un alimento, da

compañía y consuelo.
 
Amamantar de noche resulta muy cómodo si el bebé está cerca de

la madre y no es necesario cambiarle de pañal si se queda dormido

después de mamar.
 
 
 
La madre puede dar el pecho tumbada, es una posición muy cómoda



pues permite descansar y además se evita la molestia de dar el pecho sentada
 
 


en la cama, lo que dificulta mucho una buena posición o tener que levantarse de

la cama cada vez para dar el pecho en una silla. Cuando se da el pecho acostada

es importante asegurarse de que la barriga del bebé está tocando la de la

madre.

Dar de mamar de noche produce una mayor descarga de prolactina y ésta hace

que aumente la producción de leche.


POSICIÓN

Amamantar no duele y es placentero

para la madre y su bebé. Una buena

posición al pecho permite al bebé un

menor esfuerzo y un estímulo adecuado

y eficaz para alcanzar una

buena producción de leche, el bebé

se queda satisfecho, el aumento de

peso es el adecuado, la madre no

tiene sensación dolorosa ni grietas y

ambos disfrutan de la lactancia.

Si hay dolor es signo de que la postura

se ha de corregir. En este caso se

puede romper el vacío de la boca del

bebé metiendo un dedo por la comisura

de su boquita y comenzar de

nuevo.
 
«Abrazar» es la mejor

imagen que se puede

asociar a la posición

para amamantar
 
 
 
Puede parecer complicado entender

tantos pequeños detalles, y se simplifi-
 
IMPORTANCIA DE LA POSICIÓN PARA AMAMANTAR 29



ca bastante si tenemos presente en todo momento que para amamantar hay que

abrirse mutuamente, abandonarse, dejar fluir, sentir, amar. Amamantar es algo más

que hacer pasar la leche con eficacia desde la glándula mamaria a la boquita del

bebé, es una forma de expresión de amor.

En su raíz árabe, la palabra amamantar viene de amalgamar, significa transformación,

madre y criatura se transforman.
 
Posición del cuerpo de la madre
 
 
 
Si la posición es sentada, la espalda debe estar recta, no recostada hacia atrás.



La silla tendrá el respaldo recto, los pies bien apoyados en el suelo y las rodillas

ligeramente más altas que el regazo, a veces es conveniente ayudarse de un

reposa-pies.
 
Facilita la posición, al menos las primeras semanas, colocar al bebé sobre una



almohada en el regazo de su madre.
 
Tanto si la madre está tumbada o sentada, para una buena posición conviene



que el bebé esté cerca del cuerpo de la madre, barriga con barriga, todo el

cuerpo mirando al de la madre, no sólo con la cabeza.
 
El pecho debe estar delante del niño, no encima, y en posición sentada la cabeza



del bebé reposa sobre el antebrazo de la madre, no en el pliegue del codo

ni en la muñeca.
 
Si la madre necesita sujetar el pecho porque es demasiado grande, conviene



que lo haga poniendo la mano en forma de C, con el pulgar encima y los demás

dedos por debajo.
 
No es conveniente sujetar el pecho en forma de pinza, ni presionar el pecho ni



hacer un hueco para que el bebé respire mientras mama, porque al hacerlo se

desplaza la posición del pezón y se dificulta la succión.
 
Un indicador de posición correcta, cuando la madre está sentada, es que la



oreja, el hombro y la cadera del bebé estén en línea recta.
 
30 LACTANCIA MATERNA

IMPORTANCIA DE LA POSICIÓN PARA AMAMANTAR 31

32 LACTANCIA MATERNA





Colocación del bebé
 
 
 
En todas las posiciones lo fundamental

es la posición de los labios y la lengua

del bebé y para favorecer esto es

conveniente que el bebé tenga:
 
En el momento de prepararse para



darle el pecho, la nariz del bebé a la

altura del pezón.
 
Acercar el bebé al pecho y no el



pecho al bebé.
 
Antes de atraerlo hacia el pecho,



cuando va a empezar a mamar, la

boca del bebé debe estar abierta

completamente, como cuando

bosteza, para que pueda tomar una

buena parte del pecho y no sólo el

pezón.
 
Los brazos del bebé rodean a la



madre en un abrazo, uno por encima,

y el otro rodea el cuerpo de la

madre y no debe quedarse atrapado

entre ambos.
 
 
SIGNOS DE UNA POSICIÓN

CORRECTA
 
 
 
 

 
Labios doblados hacia fuera. El labio inferior



queda doblado hacia fuera, la barbilla contra

el pecho materno.
 
Se ve más areola por encima de la boca que



por debajo.
 
La nariz se apoya ligeramente sobre el



pecho. La barbilla presiona el pecho todo el

tiempo.
 
Las mejillas del bebé están redondeadas y se



mueven su mandíbula, sien y orejita.
 
La lengua del bebé está debajo del pecho

El bebé succiona y traga con pausas ocasionales



y se oye cuando traga.
 
El pecho se ve redondeado mientras mama



el bebé.
 
La madre no tiene sensación dolorosa.

El bebé suelta el pecho espontáneamente.

La cabeza del bebé está más o menos inclinada



según sea la dirección del eje del

pecho.
 
 
 
SIGNOS DE UNA POSICIÓN

INCORRECTA
 
 
 
La posición incorrecta se produce cuando el

bebé mama sólo del pezón, esto lo daña causando

dolor y grietas a la vez que se impide

vaciar bien el pecho, provocando ingurgitación,

inflamación y, a veces, mastitis por no vaciarse

bien el pecho. El bebé necesita mamar más

tiempo (30 minutos o más) y nunca suelta el

pecho por sí mismo.
 
Más areola por debajo de la boca que por



encima, o la misma cantidad por encima que

por debajo
 
La boca del bebé no está bien abierta.

El labio inferior está doblado hacia adentro.

El mentón no toca el pecho.

Las mejillas del bebé se hunden hacia dentro



mientras mama, succión rápida y ruidosa

(chasquidos).
 
El pecho está tirante como si lo estiraran



durante el tiempo que mama.
 
El pezón queda aplastado después de mamar.
 
 




 
 

 
 


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