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Paz y Ciencia

sábado, 21 de enero de 2017

Afectos y Razón



"En el mundo de la ciencia muchas veces se escucha a científicos decir 'Eso es un buen razonamiento. Mi teoría estaba equivocada', y cambian su enfoque para descubrir nuevas cosas. Sin embargo, no recuerdo la última vez que un político o un religioso dijera lo mismo". Carl Sagan
Cómo conciliar historia con trama, explicar con comprender, causalidad (traumas, constelaciones familiares, genes) con sincronicidad, es un arte. Pero un arte que no sólo queda implicado y circunscrito en el ámbito de la terapéutica, sino, que es parte de la vida. Conocer de causas de las cosas nos da tranquilidad a la conciencia, pero no despeja la incertidumbre del alma. El alma demanda alcanzar significados, comprender el para qué de los procesos y recordemos que quien pone sentido a la vida es el sentir. De manera que, mientras la explicación se recuesta del lado de la razón, la sincronicidad lo hace en los afectos y el alma.
Pero afectos y razón no deben separarse sino complementarse. Sin embargo, cada uno tiene su propio espacio y persiguen fines diferentes. Los afectos -a diferencia de la razón,  que busca analizar, distinguir, separar-,  están alentados por una insaciable ambición simbólica, acompañada por una intensa exigencia de orientarse hacia lo concreto. El pensamiento abstrae, discontinúa, los afectos materializan, asocian. ¿Cómo armonizar inclinaciones que, a toda luz, son tan disímiles?

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