Rogers y la Trascendencia

En los años 1979-1980, Rogers reconoció con prudencia, y casi a disgusto, que "las experiencias vividas en el Enfoque Centrado en la Persona implica lo trascendente, lo indescriptible, lo espiritual". "He de reconocer que había subestimado, como otros muchos, la importancia de esta dimensión mística, espiritual".
Rogers vivió como terapeuta la experiencia interior de unos estados de ser carentes de explicación racional. "Cuando estoy muy cerca de mi yo interior, intuitivo, en contacto con lo desconocido de mí, en un estado de conciencia levemente alterado [...] Cuando puedo desprenderme de lo mental, estar próximo a mi centro trascendente, en esos momentos me parece que mi espíritu interior se ha expandido y ha alcanzado el espíritu interior del otro. Nuestra relación se trasciende y pasa a formar parte de otra cosa más amplia. Están presentes un crecimiento profundo y una gran energía".
En 1979, tras investigar en Capra, Prigogine y las ciencias orientales, declaró: "Considero ahora que es posible que cada uno de nosotros seamos una esencia espiritual continua y que perdura más allá de los tiempos y se encarna ocasionalmente en un cuerpo humano".
Resulta paradójico ver que una práctica tan existencial, tan próxima a las personas, tan libre de jerga psicológica o "espiritual", aparentemente tan sencilla, pueda basarse en una elaboración filosófica tan profunda.
Carl Rogers
Rodrigo Córdoba Sanz