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Paz y Ciencia

jueves, 6 de diciembre de 2012

Sobre los Bloqueos



Si la acción para el contacto se ve impedida total o parcialmente, la tensión del sistema muscular no regresa completamente a la situación de reposo, aun cuando la persona se haya desconectado de la sensación. Cuando esta dinámica se mantiene crónicamente, la estasis energética estructura los bloqueos como un mecanismo de defensa ante la necesidad de tener que estar inhibiendo la acción constantemente. Los bloqueos son la expresión somática de la inhibición psicoemocional. Así pues, el sistema muscular no solo tiene la función de expresión, sino también la de contención de los impulsos que "deben" evitarse. Cuando una expresión se inhibe, se inhibe en todo el organismo y nuestra musculatura es el sistema orgánico tanto para la expresión como para la contención.

Los bloqueos o zonas de falta de contacto no son estructuras estáticas (nada en el organismo es estático), aun cuando implican una estasis energética; sino que cumplen con su cometido defensivo de mantener inhibidos crónicamente los impulsos de las necesidades que no pudieron, ni pueden, ser satisfechas. En estas zonas de falta de contacto, la energía de dichos impulsos se mantiene pulsátil tendiendo a la expresión, a la vez que antitética de sí misma, lo que ocasiona un estado de tensión dinámica. Es necesario que la energía del impulso se contenga a sí misma: "Porque los instintos (si es que existen) no pueden ser reprimidos. Están fuera del alcance de nuestra capacidad de darnos cuenta y por lo tanto fuera del alcance de nuestra acción deliberada. No podemos reprimir nuestra necesidad de sobrevivir, pero podemos y de hecho lo hacemos, interferir con sus síntomas y señales. Esto se logra interrumpiendo el proceso en transcurso, impidiéndonos a nosotros mismos llevar a cabo cualquier acción que sea la apropiada".

Efectivamente, no son los instintos (si es que existen) lo que se reprime, sino que, en primera instancia se bloquea el fluir energético del impulso (mediante la disposición defensiva antitética de vuelta contra sí mismo o retroflexión) que acompaña a la percepción y expresión de la necesidad y, una vez que este proceso queda interrumpido, lo que se reprime (en el sentido que queda más o menos enterrado en el fondo, fuera de nuestra capacidad de darnos cuenta), son los contenidos emocionales, dando lugar a la distorsión cognitiva correspondiente. Este proceso implica que queden estructurados los mecanismos de defensa para poder seguir la ley natural del mínimo gasto energético para el mínimo displacer posible, cuando no pueda ser para el máximo placer posible con el mínimo gasto energético.

Así es como se estructura energéticamente la neurosis, que en el decir de Perls: "...es una maniobra denfensiva para protegerse a sí-mismo de la amenaza de ser aplastado por un mundo avasallador. La neurosis es su técnica más efectiva para mantener su balance y su sentido de autorregulación en una situación en la cual siente que la suerte no le favorece". Lo mismo cabe decir del carácter, sea este más o menos neurótico.

Juan José Alberto Gutiérrez: "Ternura y Agresividad". Ed. Mandala.

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