Volverse neurótico es perder la conciencia. Comienza un proceso de prescindir progresivamente de la experiencia. Cuando un ser humano se permite recibir menos y menos de la percepción y de la reacción de que es capaz, cuando pone fuera de su alcance su "conocimiento" inmediato de su mundo y de él mismo, ocurren dos fenómenos bien definidos: aletargamiento de su espíritu y de su vitalidad, y huecos en su personalidad. El aletargamiento lo oímos y lo vemos; las partes faltantes, o huecos del paciente, debemos inferirlos.
Examinando más de cerca lo que nos ocurre cuando nos volvemos neuróticos, llegamos a la primera etapa de nuestra negación de lo que realmente somos, cuando nuestra excitación, o sentimientos, se ven impedidos de fluir y manifestarse en conducta motriz. Experimentamos entonces la incomodidad de las emociones fuertes, a las que no se da expresión. Puede resolverse ese conflicto y este dolor si damos un siguiente paso: podemos reducir al mínimo o eliminar la excitación incómoda disminuyendo o eliminando las emociones. Impedido entonces no solo de ser sino hasta de conocernos a nosotros mismos, nos volvemos ansiosos e inevitablemente comenzamos a fingir, o inventar papeles.
Puesto que ya no podemos enfrentarnos al mundo y obtener lo que queremos directamente, debemos encontrar otro camino. Y en atención a que hemos perdido gran parte de nuestro propio poder, al prescindir de tanto de nuestro ser, intentamos manipular a otros para que nos proporcionen lo que nosotros parecemos no tener.
Representar papeles falsos y manipular al mundo en busca de apoyo siempre son lo mismo. Fritz Perls
martes, 25 de diciembre de 2012
Perder la conciencia
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