"Charlatanería" y "Fraudulencia"

Claudio Naranjo llama así a los que confunden fantasía con realidad, y es charlatanería en cuanto sabe venderse a sí mismo y a los demás planes. Los planes son tan importantes que sustituyen a la realidad; las fantasías, las posibilidades entusiasman más que su cumplimiento.
La creencia es que la vida puede ser vivida sin dolor, que el dolor es un error que podemos esquivar si nos tomamos la vida de otra manera. El resultado es la tendencia a vivir en un mundo imaginario, donde no hay límites, todo se puede conseguir y los actos no tienen consecuencias. Estas ilusiones se rompen ante la persistencia de la realidad, y entonces se busca una y otra vez una ilusión mejor, que consiga dulcificarla.
La "ilusión específica" es la creencia de que podemos planificar nuestra vida, sin esfuerzos. El esfuerzo se pone en imaginar, tarea gratificante por sí misma, y no en la realización, que conlleva inevitables frustraciones.
La "reacción específica" deriva de dos tipos de situaciones infantiles, una con muy pocos límites, y otra con demasiada rigidez, que hace necesaria la escapada a la fantasía.
La sensación de estar perdidos o desorientados construye una realidad que distancia. El peligro reside en el mecanismo de defensa.