martes, 9 de febrero de 2010
TLP, Inestabilidad Emocional
Hablar de trastorno límite es cada vez más difícil por la heterogeneidad de los síntomas que muestra la persona afectada.
Es un trastorno de personalidad que produce problemas en el área del control de los impulsos, en la afectividad, en la cognición y en las relaciones interpersonales.
Durante muchos años se le sitúo entre la neurosis y la psicosis, algunos psicoanalistas siguen comprendiendo este trastorno en ese espacio, entre la posición depresiva y la posición esquizo-paranoide (Melanie Klein). Durante la posición esquizoparanoide, que corresponde a los primeros meses del bebé predomina la rabia, la envidia y el ataque al pecho materno, que es un objeto parcial, no se integra la imago de la madre sino que está percibida como fragmentos. Durante la fase depresiva el bebé se da cuenta de que esa madre por la que ha sentido odio y amor, y a la que ha agredido es la misma, esos fragmentos se integran por lo que predomina la culpa y la reparación, Winnicott hablaría de "concern", esto es, preocupación. Estamos hablando de fases del crecimiento emocional que se pueden abstraer en un sujeto adulto.
La sanidad pública ha decidido tratar a estos enfermos según los manuales oficiales (DSM y CIE), estos manuales diagnósticos hablan en el primer caso de trastorno límite y en el segundo generan dos subtipos: el límite y el impulsivo.
A decir verdad los diagnósticos de TLP han sido y siguen siendo, cada vez menos, trastornos heterogéneos que han servido de "cajón de sastre" donde se han colocado personas que tenían rasgos de muchas otras cosas, sin un diagnóstico claro. No es infrecuente que una persona sea diagnosticada de esquizofrenia a los 16, de trastorno bipolar a los 25 y de trastorno límite a los 26, tras ingresos e intentos autolíticos.
El tratamiento oficial, exceptuando en unidades específicas como el Clínico de Madrid, Málaga, la UTP de Zaragoza y otros centros con recursos especializados en TLP, por ejemplo el que dirige Dolores Mosquera, es psicofarmacológico.
La persona con TLP sufre enormemente, sus sentimientos son un caldero en ebullición que no puede entender, el mundo no encuentra un sentido y no descubren el sentido de su existencia, con una identidad firme, por lo que grandes autores como Otto Kernberg o Heinz Kohut hablen de trastornos del self.
Gunderson también ha contribuido mucho al estudio de estos trastornos y en Argentina hay un grupo de estudio con publicaciones serias como la revista Persona y libros rigurosos.
Las personas con TLP se quejan de la inespecifidad de los tratamientos y de que no haya lugares provistos de medios para atender a la variabilidad de los síntomas del sujeto afectado.
Desde mi clínica trabajo con personas, los diagnósticos me parece que hay que tramitarlos entre profesionales, para la comunicación entre autoridades competentes e informar de forma descriptiva. ¿Por qué?
El trastorno límite es un trastorno profundo de la identidad del sujeto, no se sabe quien es, no se conoce, no encuentra sentido a su existencia, se siente vacío, alterna el odio con el amor, varía la hipomanía con la depresión, predomina la rabia, el rencor y la frustración por no sentirse entendidos. Esto dentro de unos parámetros especiales de fina sensibilidad que a veces se convierte en suspicacia alterando las percepciones y sesgando las vivencias en función de lo connotativo más que lo denotativo. Esa sensación de vacío está conectada con el consumo de tóxicos, el control de impulsos y el vacío se relaciona con los trastornos de la conducta alimentaria y la desesperanza y ver la dificultad con las personas que le rodean, los problemas, las disputas, con las dificultades en las relaciones interpersonales.
También tienen problemas a nivel cognitivo, que si no se tratan puede dar lugar a percepciones erróneas, inferencias arbitrarias o interpretaciones sesgadas o equívocos de la realidad. El diagnóstico acaba siendo una muesca en la autoestima que vertrebra la vida de la persona dando paso a una actitud derrotista y rentista en lugar de iniciar un proceso de lucha y de descubrir los potenciales de salud y alimentarlos.
También son personas que pueden ser muy dulces, entrañables y cercanas, con una gran inteligencia por norma general, lo que sucede es que su estado de ánimo y sus conductas interfieren con mantener un trabajo a lo largo del tiempo. Son personas con recursos que pueden llegar a tratarse con eficacia. El TLP es un problema curable, decía Vicente Rubio Larrosa en comunicación personal.
Dicen que la edad ayuda, pero más que el mero paso del tiempo se trata de una vida estructurada, encontrar relaciones estables, aprender a manejar los desajustes emocionales y el control de los impulsos. El consumo de drogas no ayuda para nada puesto que da más calor y fuego a la mecha del desequilibrio, como es bien conocido.
En España existe la SEETP, Sociedad Española para el Estudio de los Trastornos de Personalidad, adscrita a la sociedad internacional y se hacen periódicamente Congresos para avanzar en esta línea.
La persona etiquetada con TLP tiene dos salidas a grosso modo, enrocarse en su trastorno y hacer de el un "modus vivendi" haciendo lo que se llama "profecía autocumplida", de tal suerte que mágicamente aparecen los síntomas de ese manual donde fue diagnosticado/a.
La otra opción es olvidarse del diagnóstico, por lo que no siempre es funcional y operativo que el profesional se dedique a etiquetar a estas personas con una fisura tan profunda en su identidad.
Pueden tener etapas de sosiego y tranquilidad pero sus biografías, por lo general dolorosas, les anclan al pasado con un poso melancólico que refresca el dolor día tras día. La psicoterapia consiste en elaborar esos recuerdos y en dar coherencia a las conductas, emociones y autoconcepto. Un proceso arduo y laborioso que suele colisionar con la impaciencia (a veces) del consultante, que por otro lado es muy comprensible.
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1 comentario:
Que forma tan interesante y didáctica de describir el TLP. Mi hija fue diagnosticada hace 4 años. Desde entonces han habido cambio de psiquiatras, de psicoterapeutas, pasando del psicoanálisis a la terapia cognitivo conductual que es la que esta teniendo mejor efecto.
Sin embargo los altibajos son tremendos. Tomar una decisión es tan difícil para ella que implica a veces tener que relajarla durmiendo un par de dias para bajar la ansiedad....
Camino largo a recorrer, pero vale la pena porque es una persona con muchas habilidades y potenciales. Aprender a dominar y manejar sus emociones es un trabajo de todos los dias.
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