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Paz y Ciencia

sábado, 13 de febrero de 2010

La inteligencia fracasada

Utilizo el título de una gran obra de Jose Antonio Marina homónima.
Pero lo que quiero transmitir consiste en seguir de ese hilo que transmite el autor citado con docta actitud.
Observamos a personas como Newton, Einstein o Feynman, que fueron grandes creadores de la ciencia, el último recibió dos premios Nóbel.
También, podemos hablar de adolescentes que tienen un CI de 133 pero que se aburren en clase y que la gente les parece aburrida y pueril. Prefiriéndose estar solos que acompañados de niños desacompasados.
El criterio de la ética tiene que ver con la convivencia y con la libertad, con la responsabilidad y como diría Savater "hacer lo que uno quiere" dentro de un orden, respetando la regla de oro de no desear para el otro lo que no deseas para ti, y en positivo, desear para los demás lo que tú quieres.
La inteligencia fracasada entonces sería esa distancia de la normalidad adaptada socialmente de personas que no encuadraban en contextos sociales.
Newton pasó épocas en blanco por problemas nerviosos, Einstein viajaba en tercera con su violín obviando las convenciones sociales y lo que correspondería que hiciese. Gesto de alabanza.
Feynman tenía un humor defensivo para que no le tomaran el pelo, desconcertaba a su interlocutor con juegos de palabra que descolocaba. Existe un libro titulado "¿Está usted de broma Señor Feynman?" en el que se desprende como él tuvo dificultades de adaptarse socialmente.
Esto nos invita a pensar, inspirándonos en estos físicos o en el matemático John Forber Nash, que el criterio de adaptación social, vieja idea de la psiquiatría para poner la etiqueta de enfermo a un sujeto quizá no sea suficiente.
Tal vez exista una corriente de "borreguización" como decía Nietzsche y que la persona que se sale por encima o debajo de esa línea de flotación es rasurada.
Metilfenidato para los niños con TDAH y escarnio público para adultos que presentan algún tipo de problema psicológico. Es de destacar que los lugares más intolerantes en relación a estos conceptos son los espacios de psicología y psiquiatría, aunque "no haya persona de esta profesión que no tenga problemas".
La inteligencia fracasada es pues, desde este ángulo, ese no adaptarse socialmente, vivir de una manera divergente a las convenciones sociales sin ser un borrego más.
Una persona me decía que "la cabra siempre tira al monte", ella ha vivido una historia de desarraigo que se ha reproducido en su vida con divorcios y cesión de la custodia de sus hijos. Un impulso le instiga hacia la fiesta, hacia cambiar de vivienda y tener relaciones intensas y a veces inestables.
Esta persona se planteaba por qué su psiquiatra le dijo que le mantenía la medicación porque tenía un medio ambiente inestable. Y es que probablemente, en la mirada clínica, como en la social, existe un criterio de estandarización y normalización que no tiene en cuenta la posibilidad de encontrarse con personas excepcionales (que pueden demandar un tratamiento por no encontrarse dentro de los módulos sociales establecidos, por citar un ejemplo).
La inteligencia fracasada surge antes que la escuela pero allí es donde terminan de germinar y firmarse las dificultades que surgen en el hogar.
La inteligencia fracasada tiene que ver, y ahora acerco mi discurso al de Marina, a poseer una gran inteligencia computacional y sin embargo sentir y vivir una vida difícil y dolorosa por la interferencia de los módulos afectivos que son los que determinan finalmente la inteligencia ejecutiva.
Veo los rostros de los padres cuando les digo a sus hijos con fracaso escolar que sus hijos son inteligentes, que tienen aptitudes y capacidad pero que tienen problemas emocionales, un ejemplo de lo que digo puede ser extendido leyendo a Beatriz Janin. Estamos acostumbrados a pensar que es la inteligencia lo que determina el rendimiento y muchas veces la situación emocional, la situación social (del hogar, de la familia) es una variable esencial para entender porqué hay fracaso escolar. Por cierto, siempre habrá personas que quieran renegar de esa posibilidad acudiendo a terapias Supernanny donde, como padres no tengan que reflexionar y acomodar su conducta y esquemas mentales. El reflexionar sobre uno mismo no siempre es divertido y puede remitir al dolor que evoca la memoria. Elaborar esos conflictos es el trabajo que hará que esa madre no repita las pautas que vivió con sus propios padres, la psicología es una disciplina de importantísimo valor que da mucho más de si que la farmacología.

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