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Paz y Ciencia

jueves, 11 de febrero de 2010

Diagnóstico e identidad

Durante años puede pasar un individuo escuchando diferentes explicaciones descriptivas a su problema, durante años se puede dar el caso de diferentes trastornos por distintos profesionales, incluso en el mismo instante dos profesionales distintos diferir en su criterio en cuanto a esa misma persona. Ahora es el "boom" de los trastornos de personalidad, por la sociedad narcisista en la que estamos instalados, todo aquí y ahora, sin demorar la frustración, con recompensas y sin tolerancia al castigo. Se da primacía al tener antes que al ser.
De todo esto y de la idiosincrasia del sujeto se dan problemas de identidad o del self. Estas personas que pululan por los servicios médicos "psi" dan tumbos esperando a que un terapeuta les ayude a descubrir qué son, quiénes son, qué les pasa, por qué les pasa esto, qué papel desempeñan sus síntomas en su vida, aspectos a veces muy profundos y otros más pueriles o reivindicativos.
El sujeto se siente vacío, en un vacío de sentido y significado como diría Victor Frankl en un vacío poco fértil como diría Perls. Son problemas que la psicología profunda, la psicología dinámica y el psicoanálisis trabaja con distinta técnica.
Arrojar a una persona-consultante a la calle sin tener la sensibilidad de ayudarle como sostén a "saber" quién es forma parte de muchos problemas de deambulación psíquica.
En ocasiones se dan problemas de diagnóstico de manual, lo que da lugar a comorbilidades, esto es, presencia de varios trastornos cuando lo nuclear puede ser una psicosis, un trastorno del self, etc. Siempre inscrito en una biografía que desprende dolor.
Esos sentimientos no son recogidos en los manuales, por ello el papel en la transferencia del sujeto con el terapeuta cumple un papel decisivo para el devenir del tratamiento.
Algunos diagnósticos sobran porque encapsulan al sujeto en un papel que puede no acomodarse bien a su persona, impide el progreso y como dice Maslow, la primera reacción de muchos es resistirse al diagnóstico porque la persona es mucho más que un mero "trastorno" convenido entre profesionales. La medicina orgánica y la "psi" son de matices y características distintas aunque se empeñen en utilizar el mismo método. Las variables externas son de gran valor, esenciales en el trabajo "psi".
Por otro lado, en ese deambular y toma de fármacos durante años, a veces para siempre, se necesita significar el porqué de dicha toma, el porqué de dicha carencia y suplirla a través del tratamiento, a veces editando lo que no tuvo la persona y otras veces re-editando, como dicen Green y Aulagnier.
El diagnóstico puede ser un sostén pero una persona fuerte puede rebelarse ante ese encasillamiento y una prueba evidente de dicho sentir está en el grupo de Radio Nikosia, que han escrito un libro y participan en la radio, una radio propia, la Ventana de la SER y en Radio Nacional de España. También, en Barcelona, han hecho manifestaciones muy bien acogidas, muy creativas donde se denuncia el "estigma", con sloganes del tipo: "Un día me fumé un porro y me llaman drogadicto". La sociedad no puede sostener un diagnóstico y esto dificulta la existencia de un individuo que ya se ve solo, vacío y a veces incapaz de dar buena cuenta de su ser al resto de la gente, con sentido de impotencia ante ataques ignorantes y torpezas en cuanto a entender un problema muy humano, que es el sufrir psicológico.

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