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Paz y Ciencia

sábado, 6 de febrero de 2010

Las huellas de la depresión


La depresión consiste en muchas cosas y pocas son divulgadas en manuales, artículos científicos y en el acerbo popular.
La depresión es una experiencia de transformación a nivel cognitivo, comportamental, recursos de energía, apetitos, esto es, ganas de realizar actividades, el estado de ánimo es bajo ("blue"), la melancolía es el retiro de la líbido del mundo externo hacia el yo en un proceso de narcisismo secundario. Un proceso de introversión de la líbido y de retraimiento de la líbido de los objetos externos.
En la depresión la persona pierde quien era, sus conocidos no lo identifican, está más irritable, más apático, tiene menos energía, menos ganas, se pierde el destino del placer, el deseo se apaga.
Sin embargo, poca gente tiene la oportunidad de conocer el mundo interno de una persona deprimida. Una de las quejas en lo social es la poca escucha de los amigos y gente cercana a las personas que tienen este problema. También existen "filosofías" para entender la depresión en la familia. Alguien me relataba que le decía su padre: "Calla, no digas que estás triste, si te doy dos zurras ya tendrás motivos para estar triste".
Esta familia tiene sentido común a pesar de lo que podemos analizar, es más común de lo que pensamos y forma parte de una educación que aparca la depresión negando su existencia considerando que así no aparece.
La persona deprimida se vive con extrañeza, a sí mismo y al mundo, lo que antes le interesaba ya no lo hace tanto, el trabajo resulta una dura losa que llevar día tras día, un pequeño deber se antoja un reto imposible, su autoconcepto se tiñe de connotaciones terribles, baja autoestima, sentido de impotencia, de poca dignidad, de poca capacidad, un sentimiento de estar perdido en medio de un mundo de gigantes persecutorios con grandes capacidades. El horizonte se torna desolador y el presente, el pasado y el futuro se colorean de una "negrura" colosal.
La depresión es una forma de agujero negro que se alimenta de los pensamientos, las fantasías, la desesperanza y desilusión del sujeto, esto atrapa hacia el abismo a la persona haciendo una inmersión en unas aguas turbias.

Como dice Paul Watzlawick "creer que la propia realidad es la realidad misma es una peligrosa ilusión". Éste autor, referente en la psicología, antipsiquiatría y teoría de la comunicación, así como en la génesis de la esquizofrenia con su teoría del doble vínculo, comenta que el mundo lo construye el sujeto a través de su propia percepción.
Esto requiere una reestructuración cognitiva, como postula esa línea de trabajo para pensar de un modo distinto y construir una realidad más afable.
Es una línea de pensamiento. Plantear un tratamiento sólo con estas variables se queda corto. Como se queda corto el empleo de antidepresivos, que muchas veces requiere de otros medicamentos para contrarrestar la ansiedad producida por el antidepresivo.
Recuerdo un paciente que decidió dejar de tomar su medicación porque había oído en la radio algo relacionado con "el poder de la mente para sanar". Se le invitó a llamar a su psiquiatra quien firme y potente le comunicó su desagrado. En este caso no parecía prudente el abandono del tratamiento, además, aunque no sea lo más importante la opinión del profesional ha de ser escuchada. El pensamiento mágico de este paciente es una de sus vetas más curiosas.
Una persona con esquizofrenia comentaba mientras se entretenía con demostraciones de álgebra que a los médicos hay que decirles las cosas mascaditas para que entiendan y sepan diseñar una línea de tratamiento preciso, eficaz y riguroso. Una médico le ha propuesto hacer un "paper", es decir, un artículo científico en inglés y español para significar su caso, sin duda, "una esquizofrenia paranoide de manual". Para mí, desgarradora realidad. Lo bueno de todo esto es que esto realza la parte enferma del sujeto, una persona muy capaz, trabajadora y sesuda que como otros diagnosticados con problemas del self/de identidad, su diagnóstico pasa a ser el relleno de la silueta hueca y vacía que queda en el folio del psiquiatra.
La depresión es una enfermedad con cura, siempre y cuando se tenga un tratamiento preciso, esto pasa con tantas enfermedades mentales que se señalan como crónicas por personas que no confían en las capacidades de la plasticidad de un ser humano, confiando más en las actitudes librescas que en el potencial humano.

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