PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

martes, 2 de febrero de 2010

Desamor


Todos los dias DIOS nos da un momento en que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices...
El instante magico es el momento en que un SI o un NO pueden cambiar toda nuestra existencia.
paulo coelho


Escuchando el Vals del Danubio Azul me encuentro sentado ante el ordenador buscando un mensaje que enviar a aquellos que se acercan a este recodo del mundo virtual para un momento de psicoletras.
Hoy me llamaban para aparecer hablando del desamor en Aragón Televisión en un programa de las 12 de la mañana. Esa franja horaria la detesto y no quiero estar en un programa de esas características. Lo más importante existen personas con las que tengo un compromiso firme que hay que mantener y no es suficientemente importante la propuesta hecha por parte de la productora.
Sin embargo me gustaría hablar aquí del tema al que se me invitaba hablar. El desamor como una enfermedad "descubierto" por un médico turolense me decía por teléfono una atenta mujer.
El desamor es un duelo y eso provoca un estado depresivo. Creo que lo de cosificar en un órgano, zona del cerebro o aspecto fisiológico algo que tiene que ver con el alma, con las relaciones objetales, con lo imaginario, con la fantasía, con la literatura romántica, con nuestra cotidianidad, con la esperanza, con la manera de vivir y sentirse es reducir mucho un aspecto inasible e inefable.
Me daban veinte minutos, que viene a ser el tiempo (como mucho) que te prestan en urgencias entre que entras y te atienden, sin contar la espera.
No da para hablar con seriedad y rigor del amor y su contrapartida, el desamor.
El desamor es una forma de aferrarse a una situación pasada y no tolerar o metabolizar en lo psíquico la situación efectiva en el mundo externo, la nueva situación.
En Duelo y Melancolía 1917 (1915). S. Freud. «Trauer und Melancholie» Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey, se lee lo que los poetas ya habían vaporizado con sus imágenes mentales. El desamor es una afrenta al narcisismo, al amor propio, al orgullo. Cuanto menor es el amor propio, la autoestima y la autoafirmación más poderoso, desgarrador y lacerante resulta el desvincularse de una persona que, muchas veces, más que una pareja y centro de la existencia del individuo, en esa enajenación mental temporaria que es el enamoramiento, existe un punto de apoyo llamado dependencia, anaclisis dirían los clásicos. Y esto remite a la seguridad con la que ha crecido esa persona que requiere de un objeto (humano) para sentirse vivo, para sentirse querido, para ser alguien, para poder vertebrar un proyecto existencial.
Se trata de un vació de sentido y significado, un problema en última instancia de identidad que es más serio de lo que puede parecer por la frecuencia de esto descrito.
Desde refugiarse en la comida, las drogas, dormir para renegar la realidad o recurrir a los fármacos son medidas ed evasión, estrategias de enfrentamiento para evadir y evitar el dolor psíquico de verse desgarrado de esa parte que concierne a ese otro con el que se habían construido ilusiones, esperanzas, sueños, con el que se ha compartido tanto, todo eso se retira de la realidad y la realidad psíquica se remueve negando primero y luego intentando revertir la situación en la fantasía y a veces en la propia realidad con movimientos forzados. El desamor puede ser uno de los peores males del ser humano porque amar nos permite sentirnos vivos, es una especie de muerte psíquica parcial donde se oscurece el halo de vigor, potencia y seguridad que pudiera tener el sujeto. No sé si en veinte minutos puede quedar claro lo dicho y lo no dicho. Seguiremos en ello. Un saludo. Rodrigo Córdoba Sanz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La música una gran aliada.
"Resistiré" cantaban hace mucho tiempo El Dúo Dinámico.