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Paz y Ciencia

sábado, 20 de febrero de 2010

Psicoterapia Viva

Hoy es sábado, en este espacio se habla de muchas cosas, pero a decir bien muchos de esos elementos tiene tintes que pueden ser vividos como persecutorios.
Existen personas que tienen prejuicios hacia la profesión, unas veces fundados y otras por fantasías.
Por tanto relatar algo serio y distante de manera técnica me parece una forma de distanciarnos.
Esta profesión es hermosa, ahora bien, es increíblemente dura. Contener y sostener el discurso de una persona desesperada tiene un coste, cuando se realiza con el corazón en la mano y se repite el proceso varias veces a lo largo del día y así consecutivamente.
Por otro lado es hermoso porque tiene un factor humano ineluctable.
Muchas personas se plantean los tiempos de terapia, esto es un diseño de caso único en el que depende de la evolución de la persona. Esto depende de la psicopatología presente y la calidad de la relación que se está forjando entre terapeuta y paciente.
El trabajo de psicoterapia es un trabajo de cercanía, de complicidad, de ayudar a que el otro, sufriente consultante, pueda enlazar con una persona que está investido como profesional y catectizar esa relación para poder evolucionar juntos.
Es un enlace covalente, en química se llama a esto a aquellas uniones entre elementos químicos en los que ambos ponen un electrón de su parte y comparten la nube de recorrido de esos electrones, minúsculos reductos del vínculo.
Creo que soy preferiblemente winnicottiano, analista humanista y a veces soy demasiado ingenuo. No obstante esta "posición" es preferible a la del supuesto saber que intercede e injuria el discurso del paciente.
Winnicott considera que lo preferente es el ambiente de sostén y contención (1965), el "holding".
Winnicott era un psicoanalista eficaz, con experiencia y una manera diferente de contemplar la clínica, el mundo y las personas que atendía. Por ello inventó formas distintas de comunicación, desde el "Squiggle Game" hasta la Conversación Terapéutica, desde la contención radical como fue el caso de la "pobre" Margaret Little, analista con una psicosis fronteriza que se curó con Winnicott y dio paso a una obra muy interesante.
La psicoterapia es una experiencia hermosa, pero el miedo suele emborronar las posibilidades poéticas de los encuentros.
Existen comparaciones con la atención más mecánica y medicalizada de los hospitales y Centros de Salud Mental. En psicoterapia estamos hablando de otras variables.
Es difícil iniciar un tratamiento psicoterapéutica con una persona que ha tenido varias experiencias terapéuticas. Esa persona ya va atravesada de otros discursos, de otras relaciones emocionales, que podemos inferir no han sido suficientes. Por tanto se va generando un poso de disgusto, escepticismo y sospecha hacia la profesión.
Esto sucede con más frecuencia en personas con trastornos graves. Esquizofrenia y Trastorno Límite de Personalidad son dos ejemplos representativos, sin excluir el abuso de sustancias y las adicciones.
Pero la inmensa mayoría de consultantes en psicoterapia no presentan este tipo de trastornos, son problemas vinculares, problemas relacionados con el amor, con síntomas del Eje I, molestias existenciales, dudas o necesidad de afecto no editada todavía. Problemas de pareja, problemas familiares, hay un número infinito de motivos de consulta que buceando un poco más en ellos no suelen coincidir con el núcleo del conflicto. No obstante es bueno concretar unos objetivos con el paciente para establecer una alianza de trabajo.
Este trabajo es fascinante pero algo me dice que el hecho de escribir un sábado a estas horas indica que quizá atrapa demasiado, voy a cambiar de onda con su permiso.
Saludos.

1 comentario:

Amalia dijo...

Es la impaciencia lo que hace que deseemos que la psicoterapia sea rápida, por supuesto la ignorancia juega un papel muy importante. Cuando acudimos a por ayuda, y lo digo por experiencia propia, desconocemos el proceso y sabemos todavía menos de la evolución que vamos a tener (para cada persona será diferente al tratarse de problemas distintos). Cuando invertimos la impaciencia, y la transformamos en calma y espera, creo que avanzamos más. Estamos quitando una preocupación añadida.
Si analizamos la cantidad de tiempo y dinero que empleamos en cosas innecesarias, y lo comparamos con el beneficio obtenido en una psicoterapia a largo plazo, comprenderemos un día que supimos elegir el camino correcto y por suerte a la persona adecuada.