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Paz y Ciencia

martes, 23 de febrero de 2010

Escisiones y el principio del tratamiento escindido

Escisión es un término utilizado para describir tanto un fenómeno interpersonal como un fenómeno intrapsíquico. Dentro de la terminología psicoanalítica, hace referencia a un proceso defensivo identificado por Melanie Klein (1946) que se origina en las primeras etapas de la vida y que permite al niño ignorar o disociar las percepciones hostiles de la persona de quien dependen, preservando así una "buena", aunque distorsionada, representación (un objeto parcial) del otro. En la comunidad de profesionales de la salud mental, esta defensa se identifica en el paciente límite por la tendencia a percibir a los otros de un modo dicotomizado ("todo bueno" o "todo malo") y a tratarlos entonces de un modo muy diferente (idealización o devaluación, respectivamente), dependiendo del lado de la escisión interna que ocupen.

El principio del tratamiento escindido consiste en que, a pesar de los peligros que supone la escisión, los planes de tratamiento para los pacientes límite deberían incluir por lo menos a dos especialistas, dos modalidades terapéuticas u otros dos componentes de este tratamiento pueden ser un mecanismo de contención para las escisiones y proyecciones que mantienen al paciente límite en tratamiento. Para ser específicos, el tratamiento escindido significa que los pacientes reciben dos servicios diferentes, y en algunos aspectos, independientes. Sean cuales sean los componentes el principio directriz es que recibir dos terapias relativamente independientes y complementarias permite contener la inevitable frustración que suscita cualquier tratamiento particular sin necesidad de abandonarlo. La incapacidad de los pacientes límite para experimentar frustraciones sin atribuir malevolencia y sin abandonar el tratamiento de forma airada o temerosa es la razón por la que abandonan las terapias con tanta frecuencia (Waldinger, 1987). La elección de las técnicas psicoterapéuticas apropiadas se relaciona, por lo tanto, con el grado de atención necesario para el paciente. Cuando los pacientes disponen de un segundo componente para exponer sus frustraciones, retienen "objeto bueno", que les insta a comunicar sus quejas al terapeuta frustrante (psicofarmacólogo, terapeuta de grupo, etc.), en lugar de abandonar.

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