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Paz y Ciencia

viernes, 26 de febrero de 2010

La libertad interior en el psicópata y el neurótico. Hugo Marietán. Interpsiquis

1) La libertad interior del psicópata http://hdl.handle.net/10401/907
El motor: la necesidad especial
En el psicópata la libertad interior tiene un núcleo central en el psicópata que viene de la necesidad especial, ese núcleo que va a organizar su mente. La necesidad especial tiene la potencialidad de acción de cualquier necesidad común (comer,ingerir líquido, abrigarse, etc.) pero gira sobre otros ejes (violación, canibalismo, el afán desmesurado de poder). Para implementarla necesita crear
códigos propios (además de conocer los códigos comunes), y a su vez eso le da una ampliación de la libertad interior.
La libertad interior es la capacidad de pensarse libre a sí mismo y la capacidad de pensar que se pueden realizar en lo real lo que generan sus pensamientos y, además ejercer la voluntad para llevar adelante la acción.
En el hombre común, esta libertad interior esta acotada por las leyes, por los valores internos como externos, entonces esta libertad tiene un rango de acción amoldado a las conductas generales para una cultura dada.
El neurótico acota aún más su libertad interior a través de sus miedos, de sus angustias y del propio fantasma que él se crea, es decir, el neurótico tiene una libertad, un “poder hacer” menor, es un poder hacer con permisos. El neurótico vive pidiendo permisos a los demás y a sí mismo para hacer las cosas.
En el psicótico ocurre algo paradojal, su libertad exterior está extremadamente acotada, puede hacer poco, tiene una capacidad práctica muy limitada, de hecho es un incapaz, y sin embargo tiene una libertad interior muy ampliada. En su interior todo es posible hasta lo extremadamente posible según lo que le marque el delirio. Por ejemplo, cuando dicen “soy la madre de Juno y soy la madre progenitora de toda la humanidad…” implica, desde el discurso, una extensión increíble de su libertad interior pero que, lógicamente, no puedo aplicarla en la praxis. Yo asistía una parafrénica que decía ser la hija de Juno y la Madre Primordial, generadora de toda vida en el universo. Y le preguntaba: “En su casa ¿que hace?” y ella contestaba con frescura: “Hago la comida - para mis sobrinos, limpio y aseo, hago las tareas de la casa”. En la práctica la libertad interior del psicótico no se aplicaba, es a-pragmático como dice Goldar

Nota: Los pasos del lobo
El abusador sexual tiene el vicio del abuso. Y, como todo vicioso, sabe que está mal lo que hace y aún así repite: su carga instintiva es más fuerte que la traba moral. Dejar que un pedófilo deambule entre niños es como dejar a un lobo que ronde a las ovejas. El abusador, al igual que el violador, se considera con el derecho a quebrar la libertad sexual del otro. Es más, muchos creen que el otro quiere ser abusado o violado. Dentro de su lógica, distinta a la del común, sus acciones armonizan
con sus actos. Analizados desde una mente normal la conducta se ve aberrante, criminal; pero, desde la mente del violador sólo está respondiendo a sus necesidades especiales. Una necesidad insatisfecha, el hambre por ejemplo, atenaza, inquieta y empuja a la acción para conseguir el alimento. Una vez satisfecha, cesa la inquietud. Y luego, con el tiempo, reaparece y se repite el circuito.
La necesidad especial: abusar, violar, matar, tiene el mismo circuito. Esa es la causa por la que el violador reincide. El reproche, el castigo, el encierro no pueden mitigar la necesidad, es por eso que, puesto en libertad, repite la misma acción que lo llevó a la cárcel. Es su naturaleza de depredador. A un lobo no le interesan los derechos a la vida de la oveja, sólo ve un bocado apetitoso que saciará
su voracidad…, por el momento.
Las leyes que no consideren esto seguirán cometiendo el mismo error de dejar libre al pedófilo, al violador, al asesino reincidente… que, inquietos y hambrientos, deambularán disfrazados buscando su próxima víctima.

Neurótico, Psicópata
Es importante comparar al neurótico con el psicópata, y como se inter relacionan en el caso del círculo complementario -psicópata. El neurótico deja que la vida se ensañe con él, pide misericordia a un gran Otro y queda en deuda con él. El neurótico es un ser endeudado; vive pensando que le debe algo a alguien, y, contradictoriamente, a veces cree que la gente, la vida, le debe algo a él. El
neurótico le pertenece “al qué dirán”, es temeroso de qué es lo que van a decir sobre él; si su acción va a repercutir en los otros, como si la lupa de los otros observara su subjetividad.
El psicópata, en cambio, se ensaña con la vida de los otros.

Nota: El horror de la desmesura
Cuando escuchamos casos como el de Josef Fritzl, el calificativo de "monstruo" nace con facilidad en nuestras mentes; y es fácil comprender el porqué: la desmesura de la acción de este hombre supera el rango de las conductas aberrantes aceptadas. Lo que hizo rebota en nuestro entendimiento: la mente de Fritzl está estructurada con un diseño muy distinto al común. Es la mente de un psicópata. No está loco, no es alguien que no comprenda lo que hace ni obre por impulsos. Planifica, sigue un
hilo coherente y eficaz en su objetivo y lo mantiene. No obró solo, nadie puede mantener un sistema durante tanto tiempo sin secuaces. Pero, para acercarse algo al manejo de un psicópata, hay que conocer el uso sutil del miedo, la ferocidad de la coerción, la ternura fingida, la maestría en la manipulación, la mentira, la regulación armoniosa del terror y la esperanza: dos fantasmas que agita ya para conseguir, ya para apaciguar. No es útil aquí el uso de la empatía. No podemos estar
en su lugar. Sólo nos está permitido observar el horror de la desmesura.
Hugo Marietan, marzo 2009

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