Quienes meditan profundamente sienten una quietud interior.
La calma es uno de los atributos de la inmortalidad que habita en tu interior [...]
Cuando estás preocupado, se produce estática en la radio de tu mente. El canto de Dios es el canto de la calma. El nerviosismo es la estática; la calma es la voz de Dios que te habla a través de la radio de tu alma.
El nerviosismo es un lacayo de la mutabilidad y de la muerte. Cuando te encuentras calmado, ni siquiera la muerte puede atemorizarte, pues sabes que eres un dios.
La calma es el aliento viviente de la inmortalidad de Dios que mora en ti.
Cuando mayor sea la paz que sientas en la meditación, más próximo estarás a Dios.
Aprende a vivir en esa paz y felicidad eterna que es la naturaleza misma de Dios.
PARAMAHANSA YOGANANDA
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