Según este relato, un viajero derviche contó a sus discípulos que en tierras lejanas conoció a un sheik (maestro sufí) que era como un imán para personas de gran variedad de caracteres que, sin dudas, no se destacaban por sus cualidades. Los alumnos, ansiosos, le preguntaron:
-¿Cómo puede ese sheik soportar la compañía de personas tan horribles? Nunca han progresado por estar cerca de él, ni han sido atraídas en un primer momento por sus virtudes, puesto que, según confiesan, solo buscan poderes que no tengan los demás.
-Amigos, si todas las serpientes del mundo se dedicaran a su instinto de matar, y ninguna fuera distraída con vanas esperanzas que impiden que su maldad sea ejercitada, no quedaría un solo ser humano vivo -respondió con serenidad el maestro.
Cuento sufí
sábado, 26 de enero de 2013
Cuento sufí
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Rodrigo Córdoba Sanz,
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Zaragoza Psicólogo
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