La "sabiduría perfecta e insuperable" a la que hacen referencia las fuentes trata de cuatro estadios o grados de dhyana o meditación intensa, en virtud de los cuales se desasió de los sentidos y las pasiones y se situó más allá de toda sensación. En el curso de las diversas partes de la noche, captó el mecanismo de las leyes del kharma, experimentó una visión de sus vidas anteriores y, finalmente, aprehendió la verdad última, transformándose así en el Buda iluminado.
El núcleo de aquella experiencia decisiva consistió muy probablemente en la conciencia de que nada existe independientemente de otro y de que tampoco existe un yo. De hecho, el yo, la persona, el individuo, es algo de tan escasa consistencia como la que caracteriza a un sueño.
El no alcanzar este estado conlleva que la persona se vea prisionera del deseo y, precisamente por ello, del sufrimiento. Solo aquel que consigue librarse del deseo logrará seccionar el apego que provoca nuevos renaceres y así conseguirá emanciparse del sufrimiento. Así se entrará en el Nirvana, en cuyo seno no hay sufrimiento, ni ansia, ni inquietud.
Esto se transmite por la ley, o dharma, base por la cual se sustenta todo el cosmos.
Rodrigo Córdoba Sanz
Nirvana
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