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Paz y Ciencia

sábado, 16 de enero de 2021

Trastorno Limítrofe de la Personalidad. TLP. Borderline

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Clínico Psicoterapeuta. N° Col.: A-1324 Experto en Trastornos de Personalidad. TLP (Borderline) rcordobasanz@gmail.com Tfno.: 653 379 269 Página Web: Psicólogo Zaragoza TLP-Borderline Instagram: @psicoletrazaragoza. rcordobasanz@gmail.com


El trastorno limítrofe de la personalidad se caracteriza por un patrón persistente de inestabilidad e hipersensibilidad en las relaciones interpersonales, inestabilidad en la imagen personal, fluctuaciones extremas del estado de ánimo e impulsividad. El diagnóstico se realiza por criterios clínicos. El tratamiento se realiza con psicoterapia y medicamentos.


Trastorno limítrofe de la personalidad (TLP)

Por 

Andrew Skodol

, MD,

  • University of Arizona College of Medicine

Última modificación del contenido may. 2018
INFORMACIÓN: PARA PACIENTES

El trastorno limítrofe de la personalidad se caracteriza por un patrón persistente de inestabilidad e hipersensibilidad en las relaciones interpersonales, inestabilidad en la imagen personal, fluctuaciones extremas del estado de ánimo e impulsividad. El diagnóstico se realiza por criterios clínicos. El tratamiento se realiza con psicoterapia y medicamentos.

Los pacientes con trastorno limítrofe de la personalidad tienen intolerancia a la soledad; hacen esfuerzos frenéticos para evitar un abandono y generan crisis, como hacer gestos suicidas de una manera que invita al rescate y al cuidado por otros.

La prevalencia informada del trastorno de personalidad limítrofe en los Estados Unidos es variable. La prevalencia media estimada es del 1,6%, pero puede llegar hasta el 5,9%. En pacientes hospitalizados por trastornos de salud mental, la prevalencia es aproximadamente del 20%. Alrededor del 75% de los pacientes con diagnóstico de este trastorno son mujeres, pero en la población general estadounidense, la proporción de hombres y mujeres es de 1:1.

Las comorbilidades son complejas. Los pacientes presentan un número de otros trastornos, en particular depresióntrastornos de ansiedad (p. ej., trastorno de pánico) y trastorno de estrés postraumático, así como trastornos alimentarios y trastornos por abuso de sustancias.

Las tensiones durante la primera infancia pueden contribuir al desarrollo del trastorno fronterizo de la personalidad. El antecedente de abuso físico y sexual, abandono, separación de sus cuidadores, y/o pérdida de un padre durante la infancia es común entre los pacientes con trastorno limítrofe de la personalidad.

Ciertas personas pueden tener una tendencia genética a desarrollar respuestas patológicas a tensiones del medio ambiente, y el trastorno limítrofe de la personalidad parece claramente tener un componente hereditario. Los familiares en primer grado de pacientes con trastorno limítrofe de la personalidad tienen 5 veces más probabilidades de tener la enfermedad que la población general.

Las alteraciones en las funciones de regulación de los sistemas cerebrales y de neuropéptidos también pueden contribuir, pero no están presentes en todos los pacientes con trastorno limítrofe de la personalidad.

Cuando los pacientes con trastorno limítrofe de la personalidad sienten que están siendo abandonados o descuidados, su emoción es de intenso miedo o ira. Por ejemplo, pueden entrar en pánico o furia cuando alguien importante para ellos llega un poco tarde o anula un compromiso. Piensan que este abandono significa que son malos. Temen abandono en parte porque no quieren estar solos.

Estos pacientes tienden a cambiar su punto de vista de los demás en forma abrupta y drástica. Pueden idealizar a un cuidador potencial o a un amante desde el principio de la relación, exigir pasar mucho tiempo juntos y compartir todo. De repente, pueden sentir que la persona no se preocupa lo suficiente, y se desilusionan; entonces pueden menospreciar o enojarse con la persona. Este cambio de la idealización a la devaluación refleja el pensamiento en blanco y negro (la división, la polarización del bien y del mal).

Los pacientes con trastorno limítrofe de la personalidad pueden identificarse con un a persona y cuidarla, pero solo si sienten que otra persona va a estar allí para ellos cuando sea necesario.

Los pacientes con este trastorno tienen dificultad para controlar su ira y a menudo muestran un enojo inapropiado e intenso. Pueden expresar su ira con sarcasmo, amargura o diatribas de ira, a menudo dirigida a su cuidador o amante debido a negligencia o abandono. Después de la crisis, a menudo se sienten avergonzados y culpables, lo que refuerza su sensación de ser malo.

Los pacientes con trastorno limítrofe de la personalidad también pueden cambiar de forma brusca y dramática su propia imagen, que se refleja con cambios súbitos en los objetivos, los valores, las opiniones, las carreras o los amigos. Pueden ser serviciales un minuto y estar enojados por haber sido maltratados al siguiente instante. A pesar de que generalmente ellos mismos se ven como malos, a veces sienten que no existen en absoluto, por ejemplo, cuando no tienen a alguien que se preocupe por ellos. A menudo se sienten vacíos por dentro.

Los cambios en el estado de ánimo (p. ej., intensa disforia, irritabilidad, ansiedad) suelen durar solo unas pocas horas y rara vez persisten más de unos pocos días; pueden reflejar la extrema sensibilidad a las tensiones interpersonales en los pacientes con trastorno limítrofe de la personalidad.

Los pacientes con trastorno limítrofe de la personalidad a menudo se sabotean a sí mismos cuando están a punto de alcanzar una meta. Por ejemplo, pueden abandonar la escuela justo antes de la graduación, o pueden arruinar una relación prometedora.

La impulsividad que genera autolesión es común. Estos pacientes pueden apostar, tener relaciones sexuales sin protección, comer compulsivamente, conducir imprudentemente, consumir sustancias o efectuar gastos excesivos. Los comportamientos suicidas, los gestos, las amenazas y la automutilación (p. ej. cortes, quemaduras) son muy comunes. Aunque muchos de estos actos autodestructivos no están destinados a acabar con la vida, el riesgo de suicidio en estos pacientes es 40 veces mayor que el de la población general; alrededor del 8 al 10% de estos pacientes muere por suicidio. Estos actos autodestructivos son generalmente provocadas por el rechazo, un posible abandono o la decepción de un cuidador o un amante. Los pacientes pueden automutilarse para compensar su maldad o para reafirmar su capacidad de sentir durante un episodio disociativo.

Los episodios disociativos, los pensamientos paranoides y algunas veces los síntomas de tipo psicóticos (p. ej., alucinaciones, ideas de referencia) pueden ser desencadenados por un estrés extremo, por lo general el miedo al abandono, sea real o imaginario. Estos síntomas son temporarios y por lo general no son lo suficientemente graves como para ser considerados un trastorno separado.

Los síntomas disminuyen en la mayoría de los pacientes; la tasa de recaída es baja. Sin embargo, el estado funcional no suele mejorar de forma tan dramática.

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