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Paz y Ciencia

viernes, 22 de enero de 2021

Disociación

 


Rodrigo Córdoba Sanz, Psicólogo Presencial y Online. Experto en TLP (Borderline). Ansiedad. Depresión. Disociación. Bipolaridad.          Página Web: www.rcordobasanz.es


La disociación puede afectar a la memoria o a la percepción de la realidad y puede ser un acto puntual, que entra dentro de la normalidad, o un trastorno emocional que requiere de un tratamiento especializado.

Las personas podemos perder la noción del tiempo y el espacio sobre nuestro entorno de manera normal. Por ejemplo, cuando estamos conduciendo y estamos tan abstraídos en nuestros pensamientos que cuando recuperamos la percepción de la realidad no recordamos los últimos kilómetros. Esta disociación es normal y suele sucedernos a todas las personas en distintos momentos de nuestra vida. ¿Quién no se ha evadido mentalmente durante una clase aburrida o de una conversación durante un breve periodo de tiempo? Todos hemos sentido alguna vez esa sensación de disociación.

El problema es cuando la disociación se debe a un proceso emocional y se puede llegar a convertir en un trastorno. Para una disociación emocional es cuando realmente tenemos que pedir ayuda a un profesional de la psicología o de la psiquiatría como los especialistas en disociación. Así pues, veamos qué es disociación, cuáles son los diferentes tipos de los leves a los más severos, los síntomas más comunes, sus causas y su tratamiento.

¿Qué es disociación?

La disociación es la desconexión entre pensamientos, entornos, emociones e identidad que padecen algunas personas. Hay diferentes grados pero la definición de disociación es el distanciamiento de la realidad. ¿Cómo sabemos que nuestra disociación no está dentro de la normalidad? Como hemos comentado, evadirse de manera puntual de la realidad que nos rodea es, hasta cierto punto, normal. Ahora bien, hay casos en los que esta disociación se torna en un problema y tiene que intervenir el psicólogo. No obstante, ante cualquier duda mejor acudir a un profesional para buscar posibles soluciones.

La disociación de la que hablábamos antes y que no representa ninguna patología se considera una abstracción hipnótica y viene a ser algo parecido a como cuando soñamos despiertos. Existen otros casos considerados considerados leves en los que la disociación de la personalidad actúa como mecanismo de adaptación ante una situación adversa o de incomodidad como en casos de conflicto y también como mecanismo de defensa para sobrellevar el estrés.

Los grados más severos de la disociación en psicología o psiquiatría puede sobrevenir como respuesta a un trauma y es cuando la persona no discierne si lo que está viviendo es real o fantasía y se produce una desconexión cuerpo mente. En este caso, puede llegar a convertirse en una patología que corresponde a los trastornos disociativos como el trastorno de despersonalización, el trastorno de identidad disociativo (antes llamado trastorno de personalidad múltiple) o la fuga disociativa.

Causas de la disociación

Actualmente, la mayoría de los investigadores coinciden en que las causas de la disociación no se encuentran en que sea un trastorno hereditario, sino que en la disociación influyen causas biológicas, sociales o familiares, como situaciones de abuso, malos tratos, experiencias traumáticas, etc.


Por lo general, la disociación emocional o la disociación cognitiva es un mecanismo de defensa que surge al vivir situaciones que no podemos afrontar y nuestro organismo intenta reducir el impacto que nos supone con un distanciamiento de lo que está ocurriendo. De este modo, evitamos sentir dolor, miedo y ser conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor.

Este mecanismo se activa cuando no hay salida sobre lo que está ocurriendo, llegando hasta la parálisis física, emocional e incluso la pérdida de memoria. Por eso, en caso de violaciones, abusos y violencia, es muy habitual que las víctimas al principio no muestren ninguna emoción y que no recuerden los hechos con claridad.

Así pues, la disociación aparece como respuesta al estrés postraumático y permite que la persona que lo sufre tenga los recuerdos difíciles dormidos o ausentes.

Síntomas del trastorno disociativo

Los síntomas de la disociación más severa o del trastorno disociativo emergen tras una situación en la que se sufre un gran golpe emocional y dependen del tipo de trastorno y de su gravedad. En líneas generales pueden ser los siguientes y pueden tener una duración puntual, transitoria o crónica:

  • Pérdida de memoria o lagunas mentales puntuales respecto al trauma o hechos acaecidos. Es relativamente normal que cuando sufrimos, nos olvidemos de los detalles que nos han causado ese sufrimiento.
  • Sentido confuso de la propia identidad, de dónde se está, de quiénes son las personas que le rodean...
  • Anestesia emocional o sensación de tener separado el cuerpo de la mente y los recuerdos con una completa sensación de bloqueo para no sentir.
  • Estrés, ataques de pánico, ansiedad e incapacidad de continuar con las relaciones sociales y laborales con normalidad.
  • Pesadillas recurrentes e insomnio. Incluso se puede llegar a somatizar enfermedades como vía de escape del estrés y trauma sufrido.

Cuando estos síntomas no se tratan correctamente y se alargan en el tiempo pueden dar lugar a trastornos disociativos más importantes, como los definidos en el Manual diagnóstico de los trastornos mentales (DSM-IV) de la American Psychiatric Association, que detallamos a continuación.

Trastorno de despersonalización o desrealización

El trastorno de despersonalización es la percepción de estar fuera de nuestro propio cuerpo, observando las acciones y pensamientos como viendo una película, es la impresión de estar fuera del cuerpo físico. Lo que se conoce como desrealización es un trastorno disociativo que también añade la sensación de que el mundo es irreal, y se pueden sufrir ambas a la vez o por separado. El fenómeno de la despersonalización es habitual en situaciones de estrés postraumático, pero debe ser tratado cuando interfiere en el correcto desarrollo de las habilidades sociales y diarias que marcan nuestra vida.

Trastorno de identidad disociativo

El trastorno de identidad disociativo también era conocido anteriormente como trastorno de personalidad múltiple y se caracteriza porque la persona tiene dos (o más) personalidades diferentes que va alternando. Cada una de ellas tiene diferentes patrones de comportamiento y actitudes y este trastorno de identidad disociativo se relaciona también con el trastorno de estrés postraumático y va unido a la pérdida de memoria o amnesia disociativa.

Amnesia disociativa

Al sufrir un fuerte trauma emocional se puede padecer amnesia disociativa, que puede variar entre pérdida de la identidad personal, las relaciones, las personas y los recuerdos y la pérdida de memoria de un periodo de espacio temporal muy concreto. A veces esta amnesia puede provocar fuga disociativa.

Fuga disociativa

La fuga disociativa en psicología representa un traslado o viaje físico hacia otros lugares alejados de su ámbito sin recordar nada sobre su pasado ni sobre quien es, incluye por tanto un estado de amnesia que puede durar un breve periodo o prolongarse en el tiempo. Incluso puede provocar la creación de una nueva identidad en ese nuevo medio.

Cómo afrontar la disociación: tratamiento

El tratamiento de la disociación y de los trastornos disociativos, según los expertos en psicología, pasan por integrar al cuerpo como parte protagonista que ha experimentado la experiencia traumática. La intervención del psicoterapeuta debe consistir, por tanto, en establecer un vínculo con el paciente para saber qué ocurrió y cómo fue la experiencia que ha causado la disociación, facilitando siempre el diálogo y la aceptación de su consideración como víctima de algo.

Asimismo, el especialista analizará la situación que ha conducido al problema o el marco ambiental en el que se ha producido la misma con el objetivo de conocer la intensidad del problema y tratar de establecer el mejor modo de afrontarla.

A pesar de que tratamientos como la hipnosis pueden resultar de gran ayuda, siempre hay que prestar atención a que la superación pasa por la aceptación de la experiencia y por el establecimiento de pautas que ayuden a integrarla como parte de la identidad personal del sujeto. De esta forma se puede superar la disociación.

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