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Paz y Ciencia

martes, 14 de diciembre de 2010

Fluir

Hace veintitrés siglos, Aristóteles llegó a la conclusión de que buscan los hombres y las mujeres, más que cualquier otra cosa, es la felicidad. Mientras que deseamos la felicidad por sí misma, cualquier otra meta ( salud, belleza, dinero o poder) la váloramos únicamente porque esperamos que nos haga  felices. Nuestra comprensión de los mundos de estrellas y de átomos se han ensanchado más allá de lo que jamás podríamos creer. Los dioses de los griegos son niños indefensos comparados con la humanidad de hoy en día y con los poderes que poseemos. Y sin embargo, sobre este tema tan importante poco ha cambiado en los siglos que han transcurrido. Hoy no sabemos más acerca de la felicidad de lo que sabía Aristoteles y, respecto a saber cómo obtener esta condición tan valorada, casi podríamos decir que no hemos realizado ningún progreso.
A pesar del hecho de que hoy estamos más sanos y nuestra vida es más larga que en siglos pasados, a pesar que inclusoel menos rico entre nosotros se halla rodeado de unos lujos materiales impensables hace solo unas pocas décadas...
Lo que "descubrí" es que la felicidad es que la felicidad no es algo que sucede. No es el resultado de la buena suerte o del azar. No es algo que pueda comprarse con dinero o con poder. No parece depender de los acontecimientos externos, sino más bien de cómo los interpretamos. De hecho, la felicidad es una condición vital que cada persona depe preparar, cultivar y defender individualmente. Las personas que saben controlar su experiencia interna son capaces de determinar la calidad de sus vidas, eso es lo más cerca que podemos estar de ser felices.
Introducción (fragmento)  de Flow, de Mihaly Csikszentmihaly. Ed. Kairós.

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