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Paz y Ciencia

miércoles, 15 de diciembre de 2010

"Amo, luego existo"

Platón

'Amo, luego existo'

Me han mandado este artículo de la Contra de la Vanguardia.

Tengo 59 años. Nací y vivo en Barcelona. Soy catedrático de Filosofía.

Tengo una hija (22 años). Soy reformista de izquierdas: es decir, casi

un radical. Soy un agnóstico convencido (si es que esto no es un

oxímoron). San Agustín rezó así: ¿Dios, hazme casto. . . , ¡pero no

todavía!¿.




Me explica el profesor Manuel Cruz que hemos depositado expectativas

desmedidas en nuestras relaciones amorosas: esperamos de ellas la

plenitud extrema, tal estándar de felicidad.. que deviene imposible y

acaba por frustrarnos. Cruz viaja por el amor visto por pensadores de

todos los tiempos, recala siempre en los filósofos helenistas: "Ellos ya

nos advirtieron de que cuidásemos de nuestro equilibro interno, de la

armonía emocional¿. Cruz relata este viaje en 'Amo, luego

existo' (Espasa, premio Espasa de Ensayo 2010), obra subtitulada 'Los

filósofos y el amor'. El amor es una experiencia central en el

pensamiento y la cultura: "Amar es apostar, creer en el otro más de lo

que merece", explica.

Qué es el amor?

En la filosofía occidental, el amor es energía y carencia.



Explíquese.

Energía que te saca de ti mismo hacia otro ser (Platón), y búsqueda de

plenitud en otro ser a causa de algo que te falta (Spinoza).



¿Qué filósofo habló primero de amor?

Platón, en el siglo V a.C., en sus Diálogos.



¿Y qué dijo Platón del amor?

Que al amar amamos lo que otro tiene de bello, algo que está fuera y que

es alcanzable mediante el conocimiento: la idea.



Es lo que llamamos amor platónico?

Es el modo coloquial de referirnos a este amor a lo ideal, más allá de

lo físico.



Esa prevención hacia el amor físico...

Se concretó en san Agustín y san Pablo, que dijo: “Huid de la

fornicación”. Agustín rezó: “Señor, hazme casto..., ¡pero no todavía!”.



Ja, ja...
Tuvo una juventud libidinosa, y al pobre le torturaba la lujuria. Del


desdén Platónico del cuerpo llegamos a la culpa de la carne.



Es un ideal muy aburrido...

Es el ideal de vida del sabio en la antigüedad: dedicarse a conocer sin

distracciones mundanas. Lo adaptó la Iglesia para ejercer su control

sobre los cuerpos.

¿Cómo aman los filósofos?

Como cualquier otra persona, pero añadiendo la experiencia del

pensar..., ¡práctica de radical soledad!



¿Cómo ama un filósofo estoico?

Cultiva el equilibrio interior frente al exterior que se desmorona: ve

el amor como tormenta que da felicidad... y perturbación.



¿Qué hacer, pues?

Focaliza en los placeres, sin comprometer tu equilibro interior: es el

epicureísmo.



¿Fue complicado el amor medieval?

El amor entre Abelardo y Eloísa me interesa: él, profesor de teología;

ella, la sobrina del canónigo de Notre Dame. Se enamoran, ella queda

encinta y se casan... en secreto.



¿Por qué en secreto?

Un sabio perdía prestigio con el matrimonio, por aquel ideal antiguo del

sabio. El caso es que el canónigo... castró a Abelardo.



¡Ay!

Eloísa parió y acabó como abadesa de un convento. Años después escribió

esta carta a Abelardo: “Te quería simplemente por ti, no a tus cosas. El

nombre de esposa parece ser el más santo y vinculante, pero para mí

la palabra más dulce es la de amiga y, si no, concubina o meretriz”.



¿Qué dijo la Iglesia de este lío?

Aprovechó para promocionar el sacramento del matrimonio como ideal vital

que incluye sexo. La Iglesia no les reprochó tener sexo, ¡sino haber

ocultado su matrimonio!



Otra célebre pareja filosófica: Jean- Paul Sarte y Simone de Beauvoir.

Atípica pareja: ella ejercía de celestina para él, y hasta compartieron

alguna muchacha...No tuvieron sexo entre ellos en los últimos 30 años,

pero mantenían un pacto.



¿Estaban enamorados o no?

Él estaba enamorado de su propia imagen más que de nada. Y ella tuvo un

amante satisfactorio..., pero eligió regresar con Sartre.



¿Qué filósofo no supo amar?

Nietzsche y Lou Andreas-Salomé se acusaron mutuamente de egoísmo: ¡eran

dos narcisistas, no sabían amar!



Otra pareja: Heidegger y Arendt.

¡El profesor filonazi y la discípula judía! Después de la guerra se

reencontraron y continuaron siendo amigos.



¿Cómo amó Spinoza?

Sufrió por amor. Para Spinoza, el amor es una pasión tan fuerte..., que

nos debilita.



¿Eres filósofo porque el amor te ha ido mal?

Heidegger, Sartre, Foucault... ¡tuvieron muchas aventuras sexuales y

amorosas! Foucault asumió su homosexualidad y defendió la sexualidad

como vía de creatividad.



¿Dónde establecería la frontera entre sexo y amor?

Es variable según las épocas. Casanova decía que el momento de mayor

intensidad amorosa era... verla subir la escalera ante ti. Hoy... amor y

sexo se han independizado.



¿Cuál es su frase favorita sobre el amor?

Amo, luego existo.



¿El que no ama no existe?

Existe... pero menos.



Otra frase.

“Según eres, así amas”. ¡Hay miles de modos de amar! Pero siempre los

amantes se dicen cosas de las que recelaríamos fuera de ese cosmos: los

amantes cierran el cosmos sobre ellos en un universo propio. De hecho,

los amantes deberían colgar este cartel: “Cosmos cerrado por amor”.



Qué bonito.

“Amor es decirle al otro: tú no morirás nunca”. El amor es incapaz de

contemplar su propio término: es eterno mientras dura.



¿Y cuál es el futuro del amor?

Cambiante, siempre. En sus tiempos, Sócrates dijo: “¿Hay alguien con

quien hables menos que con tu mujer?”. Y hoy, en cambio, esperas de tu

pareja que sea amiga, compañera, amante, esposa, ¡todo! Mucho peso.

Demasiado. Por eso se rompen las parejas.



¿Nos exigimos demasiado, verdad?

Y a la vez descreemos de que vaya a funcionar. Somos a la vez ilusos...

y escépticos. Es jugar a una lotería que sabes que no toca.



Deme una conclusión muy amorosa.

Pese a todo, ¡el amor es lo mejor por lo que podemos apostar! Mejor

dejar tras de ti un rastro de amor que de nada.

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