Anna O/Bertha Pappenheim, el paciente que inspiró el concepto y primera clínica de la neurosis histérica para Freud. Llegó a ser un referente en el trabajo social.
Susan Isaacs, nos dice que la fantasía que es "expresión mental del instinto" se estructura como un lenguaje, no necesariamente hablado, y nos brinda como ejemplo de tal aserto el síntoma conversivo:
"Tal vez la prueba más convincente de la actividad sin palabras de la fantasía nos la proporcionan los síntomas conversivos"
En el síntoma conversivo el enfermo retrograda a un lenguaje primitivo preverbal y utiliza las sensaciones, posturas, gestos y procesos viscerales para expresar emociones, deseos, o creencias inconscientes, esto es fantasías"
Lagache nos dice que, aun cuando la "historia" no haya sido formulada en palabras, siempre es susceptible de ser traducida en términos verbales por el psicoanalista (y ésta es su misión).
Y partiendo de la afirmación de Lagache, concordante con lo que nos manifestara Susan Isaacs, la fantasía inconsciente es la realidad vivida por el sujeto que debemos develar detrás de sus asociaciones y conductas, dado que en la experiencia clínica es ése el primer objetivo.
En la relación transferencial, se actualiza una determinada fantasía y ésta, que representa mentalmente a las pulsiones instintivas, consta de energía, objetos, argumento, y de ella podremos abstraer "defensas" y detectar las ansiedades que trasunta.
Esto es válido aun para las fantasías primitivas que se van a expresar mediante sensaciones cenestésicas, kinestésicas, dolorosas, táctiles, térmicas, gustativas, olfatorias, etc; de todas maneras, aun en estos casos hay ansiedades muy intensas, hay objetos hacia los cuales se tiende o a los que se repele y hay acciones que, al ser fantaseadas, son vividas como realizándose por el lactante.
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