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Paz y Ciencia

domingo, 19 de diciembre de 2010

Agresión, Winnicott y psicopatología descriptiva

Hablaba antes de la felicidad, quisiera poner una entrada del vocabulario esencial del colega Javier Lacruz Navas y el trabajo Vocabulario Esencial de Winnicott sobre la agresividad para comentarlo: Agresión (aggression)  http://www.elgestoespontaneo.com/
Sobre la agresión Winnicott tiene pensamiento propio. Su concepción sobre la agresividad difiere sustancialmente de la formulada por Freud, de la desarrollada por Klein y de la aceptada en general por la comunidad psicoanalítica. Para él, la agresión, junto con el amor, es innata, y el ambiente modula su orientación constructiva o destructiva. En consecuencia, la agresión no deriva de la pulsión de muerte, por lo que no hay un sadismo y envidia innatos, pues al comienzo la agresividad del bebé no tiene una finalidad dañina intencional; más bien considera que la agresividad primaria cifra su origen en la motilidad muscular del bebé, que intensifica los impulsos eróticos.

La agresividad es un grito de ayuda, es un problema para quienes conviven con la persona afectada y para el sufriente, que no puede tolerar las frustraciones y que suele ser un signo de desesperacíón y una señal de que algo no marcha bien en el entorno del paciente. También es una señal de un posible trastorno de personalidad de tipo impulsivo, a nivel descriptivo, algo que no es una enfermedad pero que significa la destrucción de una parte de sí mismo a través de la rabia que concentra el paciente. Estos pacientes suelen sufrir mucho, algunos no son conscientes de su problema, para ellos es egosintónico. Estos pacientes pueden tener problemas familiares o con las parejas, en el trabajo, en el ámbito de los amigos o problemas con el consumo de drogas que incrementa el riesgo de desestructuración del self. Winnicott también dijo, como matiza Javier Lacruz, que en contra de lo que decía Anna Freud y Melanie Klein, la agresividad es un intento de construir y crear, un intento malogrado de la creatividad para transformar el estado de las cosas. Sin embargo, dependiendo de la edad, hay que valorar esto caso por caso porque es el sujeto singular quien nos indica los motivos intrínsecos que le llevan a ese dolor desgarrarador que se convierte en acto. La falta de contención. La familia ocupa un lugar muy importante en este trabajo, a veces no se quiere ver el problema de fondo y se tiende a encontrar escotomas o puntos ciegos por un enfoque distinto centrado en los síntomas y no en los sentimientos del paciente. Hay que concienciar a los pacientes que esa agresividad tiene un porqué multivariable y que el sufrimiento hay que canalizarlo a través de la palabra para poder reflexionar sobre ese dolor. Los psiquiatras suelen prescribir estabilizadores del ánimo o neurolépticos en dosis bajas junto a algún antidepresivo si así se presenta la clínica, que puede ser muy variable.
Se podría decir que la agresividad es fruto de una autoestima mal apuntalada, de problemas con las drogas y todas estas cuestiones ad hoc, pero esto solo tiene sentido tras comunicarse con el paciente para poder entender las razones, motivos y fantasías de su dolor, los aspectos sistémicos o familiares y los aspectos derivados de sus aficiones. Muchos consumen drogas como cannabis para relajarse pero esto incrementa la agresividad, sobre todo la cocaína. Algunos lo hacen por la inseguridad, por la falta de habilidades sociales y por encontrarse mal consigo mismos. La agresividad es un grito hacia el cambio y hay que saber canalizar ese problema para que no derive en problemas mayores.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente blog, y excelente artículo Rodrigo.

Un saludo. JMLL