PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

sábado, 4 de diciembre de 2010

Algunos conceptos de Psicología Dinámica

Las parejas suelen entrar en colusión, definición de la RAE: (Del lat. collusĭo, -ōnis).

PSICOLOGÍA DINÁMICA
Psicología: conocimiento del funcionamiento humano por promover cambios.
Tenemos los psicólogos experimentales (Wundt) que lo que hacen es estudiar aquello directamente observable y cuantificable del individuo, dejando de lado otros elementos observados por los teóricos de la personalidad (Allport), tienen en cuenta elementos objetivos y elementos más subjetivos. Los elementos intrapsíquicos, específicamente, son más estudiados por Freud, Breuer, Charcot... psicoanalistas.

Según la importancia que dan al inconsciente tenemos:

1. Psicoanálisis.

No se niega la existencia del inconsciente en ninguna de ella, pero se le da una importancia diferente.
Vemos un proceso asistencial
Tenemos un paciente (sujeto, pareja, familia...) que pide una ayuda, hace una consulta por un sufrimiento, un conflicto, etc. Nosotros haremos un estudio de la demanda, donde tenemos que observar los síntomas a través de entrevistas exploratorias: tests, pruebas, etc.

A veces el paciente no es únicamente el paciente que viene a la consulta sino que también hay que tratar a la familia, o la pareja. Al hacer el estudio de la demanda decidimos si nos centramos en los síntomas, en la familia, etc. a partir de este estudio podemos dar una primera indicación, una propuesta de ayuda, tratamiento, etc., que será diferente según el tipo de conflicto que se nos plantee, la gravedad, la cronicidad, la situación personal, la situación familiar, el entorno y los recursos asistenciales. Tenemos que tener en cuenta estos indicadores y a continuación planteamos el tipo de ayuda. Si pensamos que prestar este tipo de ayuda no nos corresponde o no estamos capacitados para ello, entonces derivamos el caso, a este paciente le podemos hacer un seguimiento, que aunque no parezca algo relevante, es una ayuda que se le presta de manera puntual, para los momentos en los que se bloquea. Piden ayuda puntual reactivando los recursos de que dispone y no es nada despreciable ver este tipo de casos.

También tenemos tratamientos diversos y psicoterapias, que son tratamientos reglares que tienen una frecuencia y una duración marcada.

Dentro de la psicología dinámica tenemos diferentes modalidades de psicoterapia:
1. Psicoterapia de apoyo: pretende promover, apoyar las partes maduras, sanas del individuo, sus recursos para resolver situaciones.
2. Psicoterapia breve y focal: convierte el conflicto en el foco. El individuo no sólo tiene aquel conflicto, pero delimitamos y enfocamos un conflicto específico; establecemos una periodicidad de consulta breve.
3. Psicoterapia psicoanalítica: estamos abiertos a tratar diferentes conflictos con esta persona, trabajamos un conflicto y a partir de éste surgen otros conflictos, es decir otros núcleos. Hablamos de una terapia de más tiempo, es un tratamiento abierto sin tiempo prefijado.
4. Psicoanálisis: objetivos mucho más amplios que abarcan la totalidad del individuo, se intensificarán las sesiones y es un trabajo más profundo.
2. Relaciones interpersonales e intrapsíquicas.
2.1. Entrevista y relación asistencial.
Podemos hacer un estudio de la entrevista desde el punto de vista técnico, haciendo un uso consciente e intencionado de una serie de conocimientos teóricos, metodológicos, por parte del entrevistador. La entrevista puede ser directa o más dirigida.

Proceso:
Se dan diversas fases:
•La primera de ellas es la fase de recepción, en la que debemos tener en cuenta las condiciones previas, como por ejemplo el lugar en el que se desarrollará la entrevista, el tiempo disponible, la información previa del y sobre el paciente.
•La segunda fase es la fase exploratoria en la que introducimos preguntas con el objetivo de obtener información.
•La tercera fase es la del intercambio de información con la que podemos introducir matizaciones: dar nuestra opinión, “mi impresión es que...” y el paciente puede no estar de acuerdo.
•La fase cuatro es la de la despedida: es un momento especial y es importante mantener la misma actitud receptiva que cuando lo acogemos porque es frecuente que te comente alguna cosa que te haga cambiar tu opinión sobre él o que introduzca un nuevo tema. A veces introduce elementos sin importancia, cuya importancia reside en que nos está diciendo que le cuesta irse.
Relación entre dos personas o grupos humanos. Es una relación, no se trata de una comunicación unidireccional, sino que es bidireccional. La información y la comunicación deben ir en las dos direcciones. Hay comunicación aunque puedan haber espacios de silencio.
Puede ser también que no tan sólo estemos con una persona, sino que estemos con un grupo o que la entrevista se lleve acabo con dos entrevistados.
Es una relación asimétrica, nunca puede haber una relación de igual a igual, porque hay una persona que está en disposición de ayudar.
A partir de aquí la asimetría depende del método utilizado, el centro, la proximidad, etc.
Si es una relación entre dos humanos, toda la información será tratada desde la realidad, interna y externa de esta situación.
El esquema básico de toda entrevista sería:

1. ¿Qué le pasa?

2. ¿Cómo lo vive?

3. ¿Qué se puede hacer?



2.2 Sentimientos en el asistente y el asistido

Cuando hablamos de la entrevista como una relación, vemos el entrevistador: cómo es, cómo se siente, se implica, le interesa... En el entrevistado vemos qué le pasa, como se siente, qué piensa.
La entrevista es más que la suma de entrevistador y entrevistado, se debe añadir la “relación”.

Si hacemos un tratamiento de pareja, no trabajaremos a uno y a otro, trabajaremos el vínculo entre los dos, su relación, aunque la causa puede ser más de uno que de otro.
En la entrevista nos encontramos lo mismo, debemos conocer la relación, tenerla en cuenta.
La entrevista es un espacio determinado de tiempo de encuentro. Como relación comienza antes del encuentro, no en el momento de la presentación, ya que si una persona se plantea ir al psicólogo, a una entrevista, para ella ya comienza la relación aunque no lo conozca, pero ya ha empezado a relacionarse.
Esta relación por parte del profesional también se inicia antes, porque recibe una llamada y de ella se derivan sentimientos, impresiones, etc.
Aunque la entrevista finalice, sigue existiendo una relación entre el profesional y el paciente, ya que éste se queda procesando lo que ha pasado durante la entrevista (sentimientos de satisfacción, intranquilidad, etc.); es lo que se llama “matriz relacional”, un espacio en el cual se desarrollará, nacerá alguna cosa entre ambos. La unidad básica de la relación terapéutica es la relación entre entrevistador y entrevistado.
Para llevar a cabo una entrevista es importante que el profesional disponga de un “espacio mental”, también debe conectar con la realidad interna del paciente.
No debe estar ocupado por su situación personal, puede ser que opte por recoger un conjunto de datos externos que no le reclamen una implicación emocional.
Una vez que el profesional dispone de este espacio debería tener en cuenta dos aspectos básicos (frente a la situación de la entrevista):

1. La capacidad de observación y de escucha

2. Capacidad para vivenciar la entrevista, la relación. Vivenciar implica, no tan sólo observar, sino darse cuenta de como lo expresado por el entrevistador llega al paciente, puede provocar dolor, extrañeza, felicidad, etc.

El profesional en la situación de entrevista tiene una serie de esperanzas, expectativas y temores, aunque Bion decía que hay que trabajar "sin memoria ni deseo".
• Esperanzas:

. Ser útil: poder hacer alguna cosa que pueda resultarle útil a la persona que viene. También deberá ser consciente de cuales son sus posibilidades reales y sus limitaciones, porque sino, el peligro es que nos “sintamos obligados” a demostrar al paciente y a nosotros mismos que podemos ser útiles en cualquier situación ( y eso no es así); puede llevarnos a la precipitación cuando todavía no tenemos una base segura.
2. Ser tolerante: con cualquier paciente que tenga cualquier tipo de problema. El riesgo es confundir tolerancia, empatía, con complicidad, con colusiónes decir fundir son el otro, una relación en la cual uno no puede crecer porque está confundido con el otro, y esto se da a nivel inconsciente.
3. Comprender al entrevistado, se debe tener claro qué es comprender a una persona, que es única, que tiene unos sentimientos que no comparte con nadie. Aunque dos personas tengan el mismo problema, el proceso, la manera en la que lo vive es diferente para cada individuo.

• Temores.

1. No comprender lo suficiente las cosas del paciente. Se puede vencer si siempre somos conscientes de que conocemos sólo una pequeña parte de aquella persona. Sino somos conscientes de ello, nos puede llevar a una situación de sobreexploración, el hecho de que cuantas más cosas sabemos del paciente, cuanta más información sepamos mejor, y esto no siempre es así.
2. De hacer daño, de hacer sufrir o perjudicar al paciente.
A veces el profesional no le pregunta algunas cosas al paciente por el temor a decir algo que pueda enfadarlo, o hacerlo sentir mal. Es bueno permitirle que sienta dolor cuando nos explica algo, no debemos evitarlo o introducir nuevas preguntas o interrumpirlo. Hay que dejarlo hablar, aunque se sienta mal, aunque salga peor de lo que entró, pero ha tenido la experiencia de sentir que le importa a alguien, que alguien se interesa por él.
El paciente también tiene esperanzas y temores.
• Esperanzas:



1. Librarse del dolor: El paciente busca a alguien que le quite de encima el problema, el malestar, la angustia. Nos pide de forma más o menos explícita que se lo resolvamos.
Esto hace que corramos el riesgo de trasladarnos el problema, esta esperanza viene de la parte más pasiva/ dependiente del paciente. Nos traslada su responsabilidad pero no debemos asumirla, no somos los responsables de ella.

2. Encontrar a alguien con quien compartir su dolor. Es una expectativa poco frecuente a pesar de ser la óptima. El paciente vendría con la idea de que siente un malestar y va al psicólogo a ver si entre los dos se puede resolver.

3. Ser valorado, apreciado por el profesional. Es la parte más infantil, más necesitada, con más carencias la que se nos presenta. Busca a alguien que lo acepte. En este caso se corre el riesgo (si esta esperanza es muy elevada) de que el paciente hagas algo para “seducir” al terapeuta, impropio de un profesional, es decir ocultar la información que pueda causar una mala impresión. También puede idealizar al terapeuta como un modo de ganárselo.

- Temores:

1. Viene con autorreproches y teme que el profesional le confirme esa situación.
Hay que cambiar la culpa por la responsabilidad, es decir, la persona que sufre el problema tiene una corresponsabilidad pero no tiene la culpa de ello. Debe sentir que tiene mucho que hacer en su problema, pero para hacerlo debe sentir cual es su parte de responsabilidad.

2. Ser castigados: cuando hay autorreproches, sentimientos de culpa, etc. También hay una hipersensibilidad y el paciente puede sentir que lo estamos castigando, por ejemplo si nos quedamos callados, invitándolo a seguir hablando, puede interpretarlo como un castigo, como una falta de interés. Por ejemplo en un trastorno anoréxico: en la persona que lo sufre como en las que la rodean, el tema de la culpa está muy presente.
Si buscamos cómo se ha llegado hasta el punto en el que se está veremos qué parte de responsabilidad le corresponde a cada uno y así podremos hacerles entender qué es lo que debe hacer cada uno.

3. Ser abandonados: a partir del momento en que el paciente establece un vínculo con nosotros (es decir que nos explica algo con una carga afectiva muy intensa) debemos ser conscientes de que en un momento u otro aparecerá el temor a ser abandonado. Debemos tener claro el objetivo que pretendemos y el contexto en el que estamos. Por esto es mejor no propiciar el establecimiento de vínculos si no se está seguro de que vaya a haber una continuidad en la terapia.

2.3. La transferencia

Si un paciente llega con el temor de ser castigado e interpreta nuestro silencio como un castigo, está trasladando a la relación con nosotros algo que corresponde a otras relaciones, pautas o modelos de relación pasados o contemporáneos.
El terapeuta también puede hacer una transferencia que se llama: contratransferencia, diferentes autores matizan esta situación y dan diferentes definiciones; en esencia el fenómeno es el mismo pero se llama de forma diferente.
La transferencia aparece por un “error técnico”. J. Breuer trataba a Anna O, paciente con trastorno histérico con síntomas de conversión de ceguera, sin causa orgánica. Breuer se dio cuenta de que se había implicado mucho y Anna empezó a sentir y manifestar un “enamoramiento”. Breuer le derivó el caso a Freud quien observó que después de un tiempo el problema se había repetido con él. Anna volvía a estar “enamorada”. Freud quiso estudiar el proceso y vio que Anna tenía una pauta de relación con otra persona (su padre), que había sido reprimida. Ella se encuentra con otras personas que la tratan de un modo diferente, que le dan importancia a lo que dice, no la desvalorizan y entonces aparece la pauta de comportamiento que había sido reprimida.
Melanie Klein amplía esta concepción de la transferencia, dice que también transferimos pautas de relación actuales, contemporáneas. Con niños también se produce la transferencia. La relación que tienen con la madre, son transferidos a la profesora del presente.

La transferencia se da sobre todo por la relación con personas muy importantes y significativas de nuestra vida.
Pero puede ser que se dé por la relación de un conjunto de sujetos (madre, padre, abuela…) sobre todo en relación que han sido de autoridad. Es posible que la transferencia sea un conjunto de sujetos con los cuales ha tenido una pauta de comportamiento común.
Desde el punto de vista teórico la transferencia sí se da cuando los sentimientos han sido o son reprimidos. Pero la experiencia ha mostrado que al igual que la frontera entre consciente e inconsciente es muy permeable, podría ser que estuviéramos en la barrera o punto límite, hasta el punto que el paciente puede darse cuenta (y esto quiere decir que no estaba tan reprimido).

Cuando se empieza a describir la transferencia se dan tres fases:
1. Transferencia positiva: el paciente tiende a idealizar al profesional.

2. Transferencia negativa: toda idealización acaba desmoronándose, el profesional no le resuelve las cosas como él esperaba, se siente decepcionado, porque él no avanza. Suele ser la otra cara de la moneda de la idealización.

3. Esto último lleva a la neurosis de transferencia, que hace que el paciente tenga una visión distorsionada de la relación con el profesional.

Es importante conocer y saber reconocer la transferencia en cualquier tratamiento. Se intenta entender e interpretar en el psicoanálisis. Es importante analizar la transferencia.

En la psicología dinámica tan sólo se interpretará aquellos aspectos de la transferencia que tengan que ver con el focus, con el objetivo. En muchos otros tratamientos no se interpreta.

No hay comentarios: