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Paz y Ciencia

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Winnicott y Henri Bergson

"El título de mi conferencia me permite
desarrollar, no tanto del tema de la sociedad
que cambia sino el de la naturaleza
humana que no cambia.
Donald Winnicott "La moral y la educación"


"Dos caminos se abren al educador. Uno el del adiestramento tomando la palabra en su sentido más elevado; otro el del misticismo, tomando aquí este término, por el contrario, en su significación más modesta. Por el primer método se inculca una moral compuesta de hábitos impersonales; por el segundo se obtiene la imitación de una persona, y aun en una unión espiritual, una coincidencia más o menos completa con ella."
Henri Bergson, Las dos fuentes de la moral y de la religión

Es sabido que la primera obra que "halló" Winnicott, cuando trataba de resolver la incógnita que le planteaba el no soñar fue la obra de Henri Bergson sobre el ensueño, escrita en el año 1901, que forma parte de una obra mayor, que subraya la creatividad intrínseca a la vida misma, su dinamismo.
Las distinciones bergsonianas entre las dos formas del conocer, la intuitiva, que procuraba un conocimiento directo e íntimo del objeto y que culminaba en la metafísica, y el conocimiento externo, discursivo, que nos proporciona un conjunto de datos, pero que no nos permite, como el primero, colocarnos en el centro, en "el corazón" mismo del objeto, y captarlo desde dentro como una totalidad, tienen una enorme importancia. Pues se trata de dos actitudes diferentes, y entre ellas es evidente que la primera es apta para ubicarnos en el punto en que podamos abordar toda realidad dinámica, vital, porque la vida es cambio, porque la vida está asociada a las ideas de tiempo vivido, de duración y es la fuente inagotable de la creatividad.
Consecuente con su punto de vista, en las postrimerías de su vida aborda el tema de la moral y la religión.
En Las dos fuentes de la moral y de la religión, distingue una moral convencional y una religión convencional, generada como defensa, usando la primera del intelecto, la segunda de la "función fabulatriz" del sujeto, y una moral absoluta, abierta, y una religión dinámica, que son por el contrario, "altos vuelos que toman su energía propulsora, en la raíz misma indiferenciada del elan vital, son supraintelectuales."
Aclara que la moral verdadera y la religiosidad verdadera, que podríamos sustituir por creencias verdaderas, no son cosas, sino "vislumbres que remiten al espíritu a la fuente misma del acto creador".
Supone que periódicamente hay personas que recrean el fundamento mismo de la moral y de las creencias. "Lo automático se hace vivo nuevamente"
Sólo quiero esbozar algunas ideas de Bergson, que están estrechamente emparentadas con el pensamiento winnicottiano, y su constante preocupación por la creatividad y la autenticidad.
Quiero solamente agregar que Bergson destaca que, cuando de conocimiento directo y profundo se trata, no debemos no podemos convencer argumentalmente al otro, y que sólo podemos aspirar a que siga nuestro derrotero, a fin de que pueda recrear en sí esa experiencia viva que deseamos transmitirle.
Nos resulta fácil vincular esto con las afirmaciones de Winnicott acerca de la transicionalidad, a cuyo nivel no se debe imponer nada, y sólo podemos aspirar a comunicar lo vivido, compartir los hallazgos.

"Las creencias son ideas que somos..."
"Esto significa que toda nuestra vida intelectual
es secundaria a nuestra vida real o auténtica..."
J. Ortega y Gasset, "Ideas y creencias"

Clínica Psicoanalítica a partir de la obra de Winnicott. Alfredo J. Paiceira Plot. Ed. Lumen. Bs As.


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