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Paz y Ciencia

sábado, 15 de junio de 2013

Las Constelaciones Familiares son la Oportunidad de Escuchar tu Canción

LAS CONSTELACIONES FAMILIARES
SON LA OPORTUNIDAD
DE ESCUCHAR TU CANCIÓN
 
 

Hace un tiempo, recibí una mala noticia que me encogió el corazón: una pareja colombiana, con la que me une una franca

amistad, esperaba gemelos, pero en el parto uno de los bebés no logró sobrevivir. Fue una experiencia muy triste. Es fácil

imaginar la alegría de mis amigos ante el hijo recién llegado y a la vez su profunda tristeza por el que habían perdido. En mi

interior me preguntaba: ¿cómo se realiza esta vivencia emocional, qué clase de tránsito y acrobacia interior se requiere para

abrirse a la maravilla y el regocijo de un hijo que llega, y al mismo tiempo dar lugar a la despedida y el dolor de un hijo que

se pierde? ¿Cómo compaginar lágrimas y risas, «guadaña y sembradío», como dice Benedetti? Lograrlo me parece una

proeza emocional, un soberbio reto de nuestras cuerdas afectivas más profundas. Cada vez que recuerdo esta situación,

siento un vértigo intenso ante los poderes de la creación y ante la grandeza y los riesgos de la pareja que se abre a la vida. Y

no logro imaginarme que nadie salga airoso y con salud de tal proeza si no es abriéndose a un espíritu mayor que administra

majestuosamente el azar de las cosas a su antojo: un Alma Grande que nos abarca y dirige. Ante hechos como éste, sólo nos

resta el recurso de la humildad y la entrega profunda al misterio, y por tanto inclinarnos ante la enorme grandeza de la pareja,

ante la fuente de vida y de muerte, ante el Espíritu creador y su voluntad.

La pareja completa lo incompleto en cada uno, convierte a dos en uno, a menudo a través del hijo; la pareja alberga el

principio creativo. La pareja sirve, pues, fielmente al Espíritu que todo lo mueve. Cuando trabajo con parejas, siento mucho

respeto por la intimidad de las personas, por su historia, por el corazón que expandieron hacia el otro y por el corazón que a

veces retrajeron frente al otro, por el riesgo que asumieron, por la dicha que supieron encauzar, por la fortaleza que les

exigieron las adversidades. Lo único que hago yo, dentro de lo posible, es acompañar y exponer a las personas a su propio

mundo, a sus propias vivencias, a su propia historia, a su propio campo familiar, a sus redes, a los susurros profundos de

su cuerpo y de su alma, a que reencuentren su propia canción, su propio centro. Los acompaño para que puedan integrar lo

vivido en sus vidas: sus aciertos, sus errores, sus amores y desamores, sus temores y odios. Y confío en que eso genere

movimientos que orienten a las personas en alguna dirección de vida, de vida buena, de paz y reconciliación. Yo no tengo

objetivos ni propósitos más allá de desear la mejor vida para todas las personas, pero como no sé cuál es la mejor vida para

cada uno, confío en que las personas sabrán encontrarla y sobre todo confío en que sabrán ir sintonizando con el punto

central que a todos y cada uno nos dirige hacia lo alegre, generoso y luminoso, hacia la propia sabiduría instintiva.

Las Constelaciones Familiares no son un manual de instrucciones acerca de qué hacer en la pareja ni una terapia

comportamental, con protocolos específicos. Lo que hacen es sacar a la luz y mostrar los movimientos del corazón, con sus

ataduras y extensiones, y procurar liberación al deshacer entuertos afectivos. Son una metodología privilegiada para mirar

nuestra red de vínculos en un sentido amplio y observar las lealtades con asuntos pasados que nos proporcionan fuerza y

prosperidad, que nos sostienen, o bien con asuntos que no fueron resueltos y que nos debilitan, y solucionarlos. Importan

los modelos de parejas anteriores, las implicaciones transgeneracionales, las atmósferas que se despliegan, los destinos que

se repiten, las energías que nos mueven. Porque una familia, una red de amores y de vínculos, actúa como si fuera una

bandada de pájaros con una mente común, pero también con un libro de cuentas común y un sentido de justicia común, que

debemos comprender. Así, a veces encontramos, por ejemplo y por desgracia, que un nieto se dedica a saldar las cuentas de

su abuelo y rompe de esta forma el orden familiar, que dicta que los posteriores no deben ocuparse de los asuntos de los

anteriores.

Es obvio que las Constelaciones Familiares son una herramienta tan poderosa como humilde para lograr el cambio, y
afortunadamente se complementan muy bien con la mayoría de los otros abordajes de ayuda, terapia y coaching. Las


Constelaciones actúan en las energías profundas y en la dimensión de los vínculos, pero a menudo también hay que realizar

aprendizajes y desarrollos nuevos que precisan otro tipo de ayuda, centrada en el nivel de las creencias, las capacidades y los

comportamientos. Al trabajar con parejas en Constelaciones, se suelen clarificar y resolver las dinámicas que impiden su

bienestar y se siembran semillas de crecimiento, que bastan por sí mismas pero que también son compatibles con otras

ayudas para clarificar el detalle de sus estilos afectivos y resolver pautas concretas de su vida cotidiana.

Cuando trabajo, tanto con personas como con parejas, tanto temas de pareja como cualquier otro, en el marco de

talleres de Constelaciones Familiares, generalmente hago como mucho tres preguntas. La primera es: ¿de qué se trata, cuál

es el problema? He descubierto que cuando un problema nos hace sufrir siempre es muy concreto, siempre es muy real. Los

problemas son reales o no son. «Real» significa conectado con la realidad de nuestra vida. Los problemas que son mera

reflexión psicológica son atrayentes, pero no tienen mucha fuerza ni son combustible suficiente para sostener un trabajo de

Constelaciones. A menudo envolvemos lo que nos hace sufrir con explicaciones, interpretaciones y porqués, como si fueran

decorados que nos crean la ilusión de que lo manejamos mejor; y puede ser que ayuden un poco, pero sólo eso. Por

ejemplo, no es lo mismo llegar a la conclusión de que tenemos una baja estima que la realidad de que no nos arriesgamos a

tomar pareja. Lo segundo es real; lo de tener poca estima es una idea sobre nosotros mismos que, al explicarnos el porqué

del problema, únicamente crea en nosotros la ficción de hacerlo más llevadero.

También les pregunto: ¿qué te gustaría conseguir aquí, si fuera posible, para tu vida? O ¿cómo será tu vida, o vuestra

vida, cuando lo que ahora es un problema haya desaparecido? Se trata de una pregunta sobre el objetivo. Y es muy

importante, porque es una pregunta dirigida al futuro, a sembrar futuro. He observado que las personas suelen tener

dificultades para contestarla claramente y formular un objetivo. Puede deberse a varias razones. La primera reside en que

están tan acostumbradas a vivir con el problema que les resulta difícil imaginar cómo serán las cosas cuando se libren de él;

la segunda consiste en que, si alguien formula claramente lo que quiere, de alguna manera se compromete y está obligado a

renunciar a posiciones de manipulación (victimismo, resentimiento, dependencia, etcétera). Es decir, si dice lo que quiere, se

responsabiliza, y eso no es tan fácil para algunos. La tercera es que, en el fondo, para algunas personas es más fácil tener un

problema que actuar o solucionarlo, ya que el problema no deja de ofrecer ventajas en algún nivel. Aquí me suelo poner

muy exigente a la hora de recibir respuestas claras, concretas, visibles y realistas sobre lo que desearían lograr si fuera

posible. Por ejemplo, no siempre resulta fácil decir: «quiero ser feliz con mi pareja», o «quiero tener una pareja estable», o

«quiero decidir si me quedo o me voy». Porque, aunque lo desean, también temen que ocurra. Y es que tener soluciones no

siempre es más interesante que tener problemas, pues mientras tenemos problemas no necesitamos actuar en nuestra vida en

la dirección de lo bueno, y disponemos de una justificación.

Mi tercera pregunta versa sobre las vicisitudes del sistema familiar: ¿qué hechos significativos han estado presentes en

la historia de la familia o de la pareja? Los hechos más importantes de un sistema familiar son los que tienen que ver con la

sexualidad y las uniones, y con la muerte y las despedidas, con aquello que crea el camino de la vida y con lo que

destruye

el camino de la vida. Así que son importantes todos los vínculos que se construyeron a través de la sexualidad:

matrimonios, parejas anteriores, divorcios, amantes, etcétera. Y también son importantes todos los hechos donde la vida se

perdió, porque la muerte reta al sistema a integrar y despedir a sus muertos, y a establecer un vínculo sano entre vivos y

muertos. La muerte es especialmente importante cuando estuvo protagonizada por niños o cuando se produjo de forma

trágica, como en el caso de suicidios u otras muertes violentas. También son importantes todos los hechos que nos hacen

vibrar con la vida y con la muerte: enfermedades, problemas mentales, adicciones, abortos, etcétera. Cuando los hechos en

un sistema son claros, las dinámicas del sistema se convierten en un puzle perfecto. Por eso es tan importante conocerlos.

Los hechos que impactan en un sistema despliegan las dinámicas y determinan en buena parte cómo son las personas.

Una constelación no hace el trabajo, el trabajo lo hace cada persona con su receptividad, su atención a sí misma, su

compromiso a tomarse en serio su vida. Y en realidad no hay otro trabajo que el proceso que la constelación desencadena.

No existe otra cosa que el proceso de acompañarse a uno mismo, tener presentes los vínculos importantes y orientarse de la

manera más sabia posible para que nadie tenga que sufrir o para que uno pueda estar mejor. No hay otra opción que

responsabilizarse y hacer recaer en nuestra propia fuerza la gestión de nuestra vida y nuestros vínculos.

El método de las Constelaciones muestra con claridad que las dinámicas de nuestro corazón y los movimientos
profundos de nuestro interior no dependen únicamente de nuestra voluntad ni tienen siempre una explicación racional, que por otro lado tampoco me parece necesaria (de hecho, creo que la racionalidad goza de excesivo prestigio en el mundo actual, tan desbarrancado, y se necesita apelar a otra inteligencia más intuitiva y espiritual). En el trabajo se pone de manifiesto un increíble y sorprendente campo de información que saca a la luz los entresijos sutiles de las dinámicas afectivas. Lo importante está en los efectos, en los resultados, en lo que resuelve, libera y promueve en cada persona o

pareja. Por otra parte, estoy convencido de que el misterio del campo de información en el que se desarrollan las

Constelaciones sólo es aparente, ya que la información está en todas partes, y a veces podemos acceder a ella si se dan las

circunstancias y el contexto de vida adecuados, y si nos volvemos niños inocentes no restringidos por la jaula de la
percepción. Hay un hombre muy interesante, Eduardo Zancolli, cirujano y autor del libro El misterio de las coincidencias,
que habla de un fenómeno llamado «entrelazamiento cuántico», ya predicho por Einstein, por el que dos átomos que han estado en contacto permanecen conectados aunque estén cada uno en un extremo opuesto de la galaxia, de manera que si uno experimenta un cambio, es golpeado o sufre una sacudida, el otro experimenta lo mismo sincrónicamente. Dice, además, que cada vez que respiramos inhalamos moléculas que han inhalado otras personas, es decir, que en cada inhalación entramos en contacto con muchos seres vivos del planeta, no sólo con los que viven ahora, sino con los que vivieron el siglo pasado o hace dos mil años. Son únicamente ideas y palabras, pero me sirven para ilustrar la creencia de que todo está en todas partes, que todo está a la vista y que las personas estamos al servicio de un sistema y podemos percibir en nuestro

organismo las vivencias de dicho sistema, aunque no tengamos conciencia de ello. De hecho, la teoría sistémica dice que

cuando un elemento de un sistema queda afectado por algo o tiene una perspectiva nueva, los demás elementos también

resultan afectados.

Sea como sea, no me extrañaría que dentro de tres siglos los niños estudiaran en el colegio la explicación científica de

la sabiduría de los campos sistémicos y los porqués y cómos de que la información esté en todo tiempo y en todo espacio

accesible para quien sepa abrirse a ella, como ahora estudian las leyes básicas de los campos gravitatorios. Mientras tanto,

yo seguiré creyendo que cada persona tiene, dentro de su sistema, una vibración propia, única, distinta del resto, que la dota

de un estatuto singular, y merece ser honrada y dignificada. Hay una tribu en África en la que a cada niño, al nacer, le cantan

una canción que lo acompañará el resto de su vida. La crean expresamente para ese niño, y es la evocación de su destino,

algo así como la melodía única de su alma, del centro de su ser. En cada acontecimiento y rito de paso de ese niño, los

demás miembros de la tribu lo acompañan cantando su canción, como una forma de reconocimiento y sintonía. Cuando va a

comenzar su educación, cuando empieza a cazar, cuando ingresa en la vida sexual, cuando se va a unir a una pareja y en

todos los momentos cruciales de su vida. Incluso cuando va a morir. Hay una ocasión muy especial en que le cantan su

canción: cuando comete un crimen aberrante o es víctima de una fatalidad. El pueblo se reúne a su alrededor y le canta su

canción, y cuando la persona la reconoce, desaparece su deseo de dañar a otros y vuelve a conectarse con el amor y la

pertenencia al grupo. Ésa es la magia de la canción. Y de las Constelaciones.
 
 
 

http://youtu.be/utfS5-tRv9A Zaz - Piensa en mi (Live, 2011)
http://youtu.be/8woX2KwQb7k Zaz - Eblouie par la nuit - C à vous  
 
 
 
 
 
 


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