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Paz y Ciencia

sábado, 22 de junio de 2013

Análisis del Carácter: Wilhelm Reich



TEORIA DE LA CORAZA MUSCULAR

 

Wilhelm Reich fue uno de los primeros psicoterapeutas y psicoanalistas que se concentraron en la interacción entre el cuerpo y la psiquis, y desarrollaron un tratamiento que compromete a la totalidad del sujeto. 

Su carrera fue sumamente interesante y aún más controvertida. Médico de formación, Reich se acercó al psicoanálisis a partir de sus estudios de la sexualidad. Dentro del psicoanálisis utilizó las teorías de la sexualidad como la base para sus estudios relacionados con el bloqueo de ciertos sentimientos «negativos» que a la larga lo llevarían a su teoría del Orgón o energía orgónica.

A través de sus largos estudios Reich llega a la hipótesis de que el cuerpo tiene una coraza muscular y que existen diferentes zonas de emociones o anillos en los cuales la energía se acumula y se estanca. En este sentido es uno de los primeros terapeutas en integrar al individuo en una visión holística que incluye el cuerpo y la psiquis, ambas en forma activa en el tratamiento terapéutico. 

Observó que el cuerpo se contrae en una posición de defensa para evitar que algunos sentimientos no deseados entren en la conciencia. Cuando tales comportamientos de defensa se mantienen durante un largo período, la contracción se vuelve crónica y los músculos forman una coraza que sólo se disuelve mediante la terapia. 

Reich trabajó con los pacientes frente a frente; estudiaba la expresión de su rostro, el lenguaje de su cuerpo y sus gestos. Los alentó para que articularan su movimiento con aquello que expresaban, a fin de obtener una imagen más clara de los sentimientos inconscientes que implican los movimientos, procurando integrar estas técnicas dentro del marco psicoanalítico. 

Para Reich la respiración era importante e influía en la psiquis. Comprobó que las primeras reacciones de defensa para evitar un sentimiento perturbador consistían en bloquear la respiración, cerrando la caja torácica y el diafragma. Por esto, el primer paso de Reich en su procedimiento terapéutico consistía en hacer que el paciente respirara con facilidad y profundidad. Y el segundo paso era movilizar cualquier expresión emocional que se exteriorizase más claramente en la cara o en la actitud del paciente. A partir de esto podía seguir liberando sentimientos y memorias asociadas.

En esencia el objeto de su terapia era que el paciente desarrollara su capacidad de entregarse plenamente a los movimientos espontáneos e involuntarios del cuerpo que constituían parte del proceso respiratorio. Por eso insistía en que la respiración fuera lenta y profunda. Entonces las ondas respiratorias producían un movimiento ondulatorio en el cuerpo que Reich llamaba ‘reflejo del orgasmo’. 

Reich llegó a creer que la respiración no sólo aporta oxígeno sino también una forma diferente de energía. Para probar esta teoría diseñó diversos instrumentos destinados a la energía eléctrica acumulada en el cuerpo humano. Por ejemplo, demostró que los seres humanos producen grandes cantidades de energía durante el orgasmo, y llegó a la conclusión de que la energía orgásmica tiene una gran importancia para el bienestar. 

Para Reich, enseguida quedó en claro que la misma energía estaba presente en todo el universo. Por lo tanto, construyó instrumentos capaces de extraer esa energía -que denominó <>- y concentrarla. 

Pero volviendo a su teoría de la coraza, Reich investigó cómo las perturbaciones psíquicas generaban una solidificación de la energía. Ello impedía su fluidez y terminaba creando una coraza del carácter y una coraza muscular. 

En relación a la coraza del carácter, utilizada como defensa por el sujeto, Reich nos dice en su libro Análisis del Carácter: “…es como si la personalidad vistiese una coraza, un rígido caparazón sobre el cual rebotan por igual los golpes del mundo exterior y las demandas internas. []…la coraza caracterológica consume energía, pues se mantiene mediante el continuo consumo de energía vegetativa que de otra manera, en condiciones de inhibiciones motrices crearían angustia. El consumo de energía vegetativa es pues una de las funciones de la coraza caracterológica”. Y en el mismo texto aclara “la inhibición de la agresión y el acorazamiento psíquico van paralelos a un aumento del tono incluso a una rigidez de la musculatura. []… todo neurótico sufre de una distonía muscular y toda cura se refleja directamente en un cambio de habito muscular. El aumento de tono muscular es una función sexual parasimpática y la disminución del tono muscular y la parálisis muscular una función angustiosa simpática.” 

Reich estudia la energía vegetativa, y llama posteriormente a su teoría vegetoterapia. En su teoría el sistema vegetativo y el sistema psíquico están nutridos de energía orgónica. 

Antes de avanzar en relación a los distintos anillos de concentración de la energía dentro de la coraza muscular y su relación con las manifestaciones psíquicas entendemos que es conveniente repasar en pocos párrafos los conceptos relacionados con el sistema vegetativo. 

En nuestro sistema nervioso existen dos grandes ramas: el sistema psicomotor voluntario que comandamos conscientemente y a voluntad, y el sistema nervioso autónomo, encargado de mantener en funcionamiento la parte vital o vegetativa- circulación sanguínea, secreciones glandulares, 
digestión, etc. 

A su vez el sistema nervioso autónomo o vegetativo tiene dos modalidades de funcionamiento que constituyen dos sistemas interdependientes y complementarios: el simpático y el parasimpático. Ambos ejercen una influencia opuesta sobre cada órgano del cuerpo. Por ejemplo, el simpático dilata las pupilas mientras que el parasimpático las contrae. El simpático inhibe las glándulas lacrimales mientras que el parasimpático las estimula. Lo mismo ocurre con las glándulas sudoríparas, sexuales y digestivas.

Un funcionamiento sano, equilibrado se puede ver en el ejemplo del caso del ojo: a una gran entrada de luz el parasimpático reacciona contrayendo las pupilas. Cuando el estímulo disminuye el simpático las dilata.

Si una de estas ramas del sistema autónomo predominara sobre la otra podría decirse que el organismo está enfermo. 

El simpático adquiere su máximo funcionamiento en las situaciones de peligro, cuando hay que enfrentar a un enemigo externo ya se peleando o huyendo. En esas situaciones la musculatura se pone tensa, la sangre abandona los capilares subcutáneos para aumentar el torrente sanguíneo de los músculos, el corazón se acelera y las glándulas suprarrenales secretan más adrenalina. A su vez el parasimpático también reacciona cortando la digestión. 

Por otra parte, el parasimpático ejerce su función principalmente en las situaciones placenteras y de relajación: sueño, alimentación, acto sexual. En términos generales puede decirse que el simpático significa contracción y el parasimpático expansión del organismo. Si un individuo está sano sus dos sistemas funcionan equilibradamente sin entorpecer uno la actuación del otro. Es decir, cuando pasa la situación de peligro o estrés el simpático deja de funcionar al límite para dejar lugar a la acción de relajación completa o al sueño reparador. 

Volviendo a la teoría de la coraza muscular de Reich, la inhibición o represión de cualquier emoción fuerte, como odio, angustia o placer, se encuentra asociada a una alteración de la musculatura, bien sea en forma de un aumento del tono muscular (contracción) o de la reducción del mismo (flacidez), así como a otros síntomas simpáticos o parasimpáticos.

Todos los sujetos incurren en estos mecanismos a lo largo de su vida, desplegando una serie de defensas o resistencias individuales que van conformando una unidad organizada y personal, bio psico social (no por cierto es este el lenguaje utilizado por Reich pero refleja en nuestra opinión su enfoque holístico del ser humano). A esa estructura – hoy diríamos estilo de personalidad - es a lo que Reich denomina coraza del carácter o caracterológica. Es la suma total de las actitudes, los modos de reacción característicos de cada individuo. Para Reich el desarrollo del carácter es un proceso de evolución progresiva de disociación y antítesis de funciones vegetativas sencillas, de fuerzas que actúan en diferentes direcciones. 

Nuevamente diremos que, al igual que el funcionamiento equilibrado de los sistemas simpático y parasimpático permite la adaptación y salud del organismo, esta coraza del carácter es igualmente funcional a la supervivencia y adaptación del sujeto en su medio. Es la forma de defensa y de adaptación con las que el sujeto cuenta a lo largo de las diversas situaciones de la vida. Sin embargo la coraza puede tener una cara disfuncional como veremos más adelante, que es la que se configura en las psicopatologías. 

Para Reich la rigidez física, muscular constituía la parte más esencial del proceso de represión. Experimentó con sus pacientes cómo la disolución de la rigidez muscular liberaba la energía y como también volvía a traer a la memoria el recuerdo de la situación infantil en que se había efectuado la represión. En cada rigidez muscular estaba contenida la historia y el significado de su origen. Por lo tanto para él no era necesario deducir a partir de los sueños o asociaciones la forma en que el sujeto desarrolló su coraza muscular sino que la coraza misma era la forma en que la experiencia infantil continuaba presente como agente perjudicial. Esto le permitía un abordaje más corporal a los conflictos psíquicos. Podemos entender esto como un antecedente del concepto del ‘aquí y ahora’ de la Gestalt. 

Es importante recalcar que para Reich esta coraza se construía desde la primera infancia, con la evolución progresiva arriba mencionada. El niño controla y reprime sus emociones, mimetizando inconscientemente las actitudes y posturas corporales de sus padres, internalizando motriz y muscularmente el esquema corporal que la familia le ofrece para su imitación. Y el niño agrega a esto sus propias ‘variaciones’ personales. No existen dos individuos que presenten exactamente la misma manera de hablar, el mismo bloqueo respiratorio o la misma manera de caminar. Cada sujeto es una expresión única. Pero esto no significa que el niño invente su propia coraza desde cero. 

Esa coraza posible, la que ha construido cada individuo, se constituye así en su defensa frente a las pulsiones internas y a las agresiones del mundo exterior. Esta forma de relación de objeto estará luego – valga la redundancia - relacionada con las formas de interrupción del contacto de la Gestalt como veremos más adelante, especialmente con la introyección y la retroflexión. 

La coraza funcional sería según esta visión, la que es propia del individuo sano, que es una coraza que el individuo puede dominar en vez de estar a merced de ella. Es una coraza lo suficientemente flexible para permitir la adaptación al medio. Es lo que Reich llamaría un carácter genital (“cuando las reacciones emocionales no están inhibidas por automatismos rígidos, cuando el individuo es capaz de reaccionar biológicamente en base a la situación en la cual se encuentra” Reich, 1978, pag 368). 

En otras ocasiones las personas se forjan una coraza que a diferencia de la anterior, funcional al crecimiento, es rígida, incapaz de ser manejada en forma voluntaria y racionalmente por el sujeto. Y esta es la coraza disfuncional. Es aquella en la cual el sujeto acumula energía psíquica, que permanece bloqueada en su estructura muscular. Es lo que Reich llama un carácter neurótico “cuando su organismo está dominado por una coraza rígida que el individuo no puede dominar o eliminar” ibid, pag 368.

 

Estructura de la coraza muscular crónica
La coraza muscular crónica tiene una estructura que sigue tres ejes que son espaciales y temporales.

 En el primer eje las tensiones del cuerpo se distribuyen según siete anillos o segmentos que son contiguos pero que están bien diferenciados. Cada uno de los anillos está ubicado a lo largo de la columna vertebral y comprende tanto la parte superficial como los órganos internos y la musculatura profunda. Los segmentos de la coraza comprenden todos aquellos grupos de órganos y músculos en recíproco contacto funcional que pueden inducirse mutuamente a participar en el movimiento expresivo.

 

Los siete ejes, rápidamente podemos reconocerlos en:

 

El anillo Ocular: Internamente incluye lo que está arriba del paladar: nervio óptico, oído intermedio, base del cerebelo, cerebro, etc. Externamente la musculatura de la frente, ojos, pómulos, nariz, oreja.

Se expresa en la inmovilidad de la frente y los párpados, la expresión vacía de los ojos o en ojos saltones, una expresión como de máscara o de inmovilidad a ambos lados de la nariz.

 

El anillo Oral: Internamente incluye la lengua, faringe, glándulas salivales, las 3 primeras vértebras. Externamente labio superior, inferior, mentón, base de la mandíbula inferior, región occipital.

La disolución de la coraza del mentón da como resultado clonismos en los labios y las correspondientes emociones de llanto o el deseo de succión.

Ahora bien, las emociones de llanto, de morder con rabia, de gritar, chupar y hacer muecas de todas clases dependen de la movilidad del segmento ocular. Ambos segmentos forman una unidad funcional.

 

El anillo del Cuello: Internamente incluye el esternocleidomastoideo, traquea, tiroides, base de la lengua y las 4 últimas vértebras cervicales. Se puede comprender la función emocional de este anillo imitando la actitud de contener ira o llanto. Se da una suerte de proceso de “tragar emociones” que se puede interrumpir terapéuticamente despertando el reflejo del vómito. Con este reflejo la onda de excitación del esófago se desplaza en sentido contrario a la que tiene lugar al tragar la ira o el llanto.

Ejercitando el reflejo del vómito se pueden poner en libertad las emociones contenidas en este acorazamiento.

Esta coraza está ligada con la retroflexión, con el proceso disfuncional de ‘tragar emociones en lugar de vomitarlas’.

 

El anillo Torácico: Incluye los hombros, brazos, omóplatos, pulmones, corazón, esternón, las 9 primeras vértebras dorsales, esófago, espacio intercostal entre la 5ª y la 6ª costilla. En este anillo se retienen principalmente sentimientos de rabia, y pueden descargarse mediante el deporte, al igual que los pélvicos.

El acorazamiento se expresa en una actitud crónica de inspiración, respiración superficial e inmovilidad de la caja. La actitud de inspiración es el medio más efectivo para suprimir cualquier tipo de emoción.

La dilatación crónica del tórax se da junto con una tendencia al aumento de la presión sanguínea, palpitaciones, angustia y en casos severos dilatación del corazón. Es lo que se denomina ‘el pecho acorazado’ y suele ser la parte central de la coraza concebida como un todo.

La expresión aquí es fundamentalmente de auto control y de contención. También en este caso encontraremos una relación clara con la retroflexión.

 

El anillo Diafragmático: Se extiende entre la punta del esternón y las costillas falsas. Parte superior de los músculos abdominales, diafragma, hígado, páncreas, estómago, riñones, plexo solar. Existe una conexión estrecha entre los anillos ocular y diafragmático: puede verse en la respuesta corporal de sorpresa de inspiración-contracción del diafragma-apertura de los ojos – tensión de la frenteEl mecanismo central de este anillo es el bloqueo diafragmático, una respiración ‘hacia adentro’ y no espontánea.

El organismo se defendería de las sensaciones de placer o de angustia que aparecen en forma inevitable con el movimiento diafragmático.

 

El anillo Abdominal: Incluye los músculos abdominales hasta 4 cms debajo del ombligo, vértebras lumbares, intestino .

La disolución de este segmento es la más fácil de todas, luego del trabajo previo progresivo de la disolución de las corazas de los anillos anteriores.

 

El anillo Pélvico: Comprende el bajo abdomen, pelvis, piernas, genitales, vejiga, ano, recto, periné sacro-coxis.

En este anillo se retienen principalmente sentimientos de rabia.

Existe una angustia pélvica y una cólera pélvica específicas. El placer inhibido se convierte en impulsos de cólera pues la coraza no permite el desarrollo de movimientos involuntarios. Esto puede dar origen también a constipación, inflamación de ovarios, tumores, impotencia erectiva, vaginismo y otras afecciones psicosomáticas.

Nuevamente el ‘volver hacia adentro’ de la inhibición pélvica nos remite a una interrupción de contacto de la gestalt, la retroflexión, en un paralelismo bastante claro con la teoría reichiana.

 

Además cada anillo ofrece también síntomas notables de bloqueo en edades determinadas. Por ejemplo el anillo ocular exterioriza su máxima tensión (problemas visuales) en la pubertad. El anillo del cuello suele bloquearse alrededor de los dos años de edad, cuando el niño adquiere el habla y se le reprime el llanto como medio expresivo. A los dos años también suele alcanzar el control de esfínteres con lo cual se provoca el primer bloqueo pelviano. Un segundo bloqueo de este anillo se produciría a los 4 o 5 años con la exploración masturbatoria. El anillo pelviano adquiere su acorazamiento final durante la adolescencia (15-16 años).

 

En cada etapa se bloquea aún más el diafragma para disminuir las sensaciones displacenteras que provienen del sector pélvico y para inhibir la respiración.

 

En el segundo eje se puede discernir en cada anillo dos estratos de tensiones, una superficial y otra profunda. De esto se deduce un ordenamiento periférico y un ordenamiento central de las tensiones.

 

Dicho de otra forma tenemos un nivel más fácil y otro más difícil de desbloquear. El nivel periférico podríamos decir que es aquel que se relaja durante el sueño profundo, y el nivel central sería el que nunca se relaja.

 

En el tercer eje se advierten tensiones de origen reciente, antiguo y más primitivo. Esas etapas podrían corresponder con los estadios de desarrollo de la sexualidad, a los 2, 6 y 11 años. Este ordenamiento temporal se advierte observando la expresión global de la coraza en todos sus anillos: las más recientes cicatrices o heridas de la coraza son las primeras en aparecer a la conciencia del sujeto al iniciarse un tratamiento por cualquiera de los anillos.

 

Un individuo con coraza muscular crónica es alguien que nunca, ni siquiera al dormir, deja de hacer funcionar a un cierto nivel su sistema simpático. Nunca puede relajarse totalmente, tiene energía constantemente acumulada en sus músculos. Puede decirse que nada de lo que hace lo hace a fondo. No duerme del todo, no respira del todo, mira y no ve todo lo que hay para ver, no se entrega del todo sexualmente etc. Este concepto nos remite nuevamente al concepto de retroflexión.

 

Esta coraza muscular - la suma total de los espasmos musculares crónicos – se fue formando ante las diversas agresiones del medio, de los padres principalmente. Una vez formada tiene por función no solo limitar la amplitud y variedad de las emociones sino también la amplitud y la variedad de los movimientos y la profundidad de la respiración, para producir menor energía.

 

RETROFLEXIÓN EN GESTALT

 

La influencia de Wilhem Reich en Perls y en la gestalt ha sido clara y fuerte. Sin embargo, la gestalt comparte algunos supuestos teóricos y difiere en el enfoque terapéutico frente a los mismos.

 

Un aporte nuevo de la gestalt es el del ciclo del contacto. El concepto de ciclo de la experiencia o ciclo del contacto es reconocido por la gestalt como el núcleo básico de la vida humana, dado que ésta no es más que la sucesión interminable de ciclos. También se le conoce como el "Ciclo de la autorregulación organísmica", pues se considera que el organismo sabe lo que le conviene y tiende a regularse por sí mismo.

 

Esta conceptualización pretende reproducir cómo los sujetos establecen contacto con su entorno y consigo mismos. Explica también el proceso de formación figura/fondo: cómo surgen las figuras de entre el fondo difuso, y cómo una vez satisfecha la necesidad dicha figura vuelve a desaparecer.

 

El ciclo de la experiencia se inicia cuando el organismo, estando en reposo, siente emerger en sí alguna necesidad. El sujeto toma conciencia de ella e identifica en su espacio algún elemento u objeto que la satisface. Este elemento se convierte así en figura, destacándose sobre los demás que son el fondo. El organismo moviliza entonces sus energías para alcanzar el objeto deseado hasta que entra en contacto con él, satisface la necesidad y vuelve a entrar en reposo nuevamente.

 

En el esquema clásico del ciclo se identifican seis etapas sucesivas: 1) Reposo; 2) Sensación; 3) Darse cuenta o formación de figura; 4) Sensorio Motriz o de la energía; 5) Acción; y 6) Contacto.

 

En el reposo o retraimiento el sujeto ya ha resuelto una Gestalt anterior, y se encuentra en un estado de equilibrio, sin ninguna necesidad apremiante.

 

En la fase de sensación el sujeto es sacado de su reposo porque siente "algo" difuso, que todavía no puede definir. Como por ejemplo, puede sentir movimientos peristálticos o sonidos en su estómago, o cierta intranquilidad.

 

En el darse cuenta o percepción o formación de figura, la sensación se identifica como una necesidad específica (siguiendo los ejemplos anteriores se identificaría como hambre o como preocupación, respectivamente) y se identifica también aquello que la satisface: se delimita cierta porción de la realidad que adquiere un sentido vital muy importante para el sujeto, es decir, se forma una figura.

 

En la sensorio motriz el sujeto reúne la fuerza o concentración necesaria para llevar a cabo lo que la necesidad le demanda.

 

En la acción, el individuo moviliza su cuerpo para satisfacer su necesidad, concentra su energía en sus músculos y huesos y se encamina activamente al logro de lo que desea.

 

En la etapa final, el contacto, se produce la conjunción del sujeto con el objeto de la necesidad; y, en consecuencia, se satisface la misma. La etapa culmina cuando el sujeto se siente satisfecho, puede despedirse de este ciclo y comenzar otro.

 

Sin embargo no siempre se cumple este ciclo completo de la experiencia o del contacto y el sujeto experimenta interrupciones en alguna parte del mismo. Para la gestalt estas interrupciones funcionan conceptualmente como los mecanismos de defensa psicoanalíticos: medios de los que se vale el sujeto para evitar el afrontamiento con la experiencia vivida como peligrosa o angustiante. Un elemento que tienen en común gestalt y psicoanálisis es que la salud es vivida como fluidez energética, como la capacidad ‘de pasar a otra cosa’ en términos psicoanalíticos, o a otra configuración o gestalt. El estancamiento energético que en gestalt se refleja en la interrupción del contacto es el forjador de enfermedad psíquica y en algunos casos de enfermedades psicosomáticas, como es el caso de la retroflexión, un tipo específico de interrupción.

 

En Gestalt los mecanismos de defensa antes que proteger al Yo de las pulsiones internas amenazantes o de las amenazas externas vividas como subjetividad como son conceptualizados en psicoanálisis – donde el ejemplo primero de defensa fue el concepto mismo de represión - son concebidos como formas de evitar el contacto, tanto interno como externo, en un enfoque más interpsíquico. Son auto interrupciones del ciclo de experiencia que tienen la finalidad de evitar el dolor, el sufrimiento, no sentir, no vivir, separarse de lo amenazante en uno mismo, huir del estrato fóbico, etc. Persiguen el objetivo que el sujeto se defienda y pueden dar lugar a diversos tipos de patologías como la introyección, la confluencia, la proyección y la retroflexión.

 

Retroflexión

 

Un ciclo interrumpido es una Gestalt inconclusa; “un ente que parasitará al organismo consumiendo su energía hasta verse satisfecho. “ (Polster, 2001)

 

En palabras de Perls “el introyector hace lo que los demás quieren que haga, el proyector hace a los demás lo que él acusa a los demás de hacerle a él, el hombre en confluencia patológica no saber quién le está haciendo qué a quien. Y el retroflector se hace a si mismo lo que le gustaría hacer a otros” (Perls, 1973, Pág. 50)

 

Cuando alguien retroflecta una conducta deja de dirigir sus energías hacia fuera, reorienta su actividad hacia adentro y se sustituye a sí mismo por el ambiente como objetivo de comportamiento. Así llega a constituirse como el peor enemigo de si mismo. Es el equivalente de ese ‘tragar emociones en lugar de vomitarlas’ o tragarse el vómito como una vuelta hacia sí mismo de lo nocivo, de lo tóxico que no puede enfrentar, con lo que no puede contactarse, justo antes del momento de pasar al hecho, a la acción.

 

En la retroflexión el sujeto no se atreve a actuar sus deseos o impulsos debido a la acción patológica de introyectos previos. Así dirige esos deseos o impulsos hacia sí mismo por ser esto menos peligroso: se autoagrede deprimiéndose; desarrolla trastornos psicosomáticos; se desvaloriza, etc. Su frase es "Me odio para no odiarte". Su extremo es el suicidio, en un “quiero matar a otros y me mato”.

 

En otro punto coincidente con la teoría reichiana, la sexualidad, la ira y el enojo son las emociones que suelen retroflexionarse o estancarse en la coraza, como diría Reich.

 

En su forma más avanzada la retroflexión se convierte en auto agresión. Puede verse en formas diferentes como el bruxismo, comerse las uñas, clavarse las uñas, auto lesionarse y en disfunciones de la sexualidad. En el lenguaje se reconoce en frases peyorativas de si mismo, “soy un tonto”, “no sirvo para nada”.

 

En su forma más atenuada el retroflector ejerce un fuerte autocontrol, una fuerte auto contención. Esto igualmente genera una acumulación en partes específicas de la coraza, y dependiendo de su ubicación, le dan al sujeto retroflector un aspecto característico.

 

En su parte funcional, la retroflexión es la responsable de actitudes sociales y de convivencia, de la vergüenza y del sentido del humor.

 

En su faceta disfuncional el sujeto acumula energía en su sistema vegetativo y en su sistema muscular, con altas probabilidades de enfermedades psicosomáticas. Esa sobrecarga por anulación de la exteriorización produce un gran desgaste interno, gran estrés físico y psíquico del sujeto, que se escinde, “se desdobla en observador y observado, en uno que hace y uno que es hecho.” Polster, 2001.

 

El sujeto retroflector puede hablar solo, consigo mismo, generar una actitud de aislamiento que es en el fondo una escisión entre su deber ser y sus impulsos internos, permaneciendo atrapado entre fuerzas antagónicas y estancadas que no le permiten una salida de crecimiento. Los brazos tensos, los puños cerrados, las mandíbulas apretadas, el tórax o la pelvis inmóviles, el bruxismo, el entrecejo constantemente fruncido son todas expresiones musculares de auto control. Han sido formas de controlar situaciones conflictivas o displacenteras, generalmente asociadas a introyectos tóxicos, que no han podido ser asimilados, y que perduran, registrados en la musculatura y en el inconsciente del sujeto. Todas estas son características de una coraza disfuncional.

 

El movimiento hacia el desarrollo consistiría en finalmente poder redirigir la energía hacia formas de tramitación y descarga, hacia la fase de la acción. Pero en la retroflexión el impulso a tomar contacto con los demás está gravemente encubierto, es fuertemente resistido, por lo cual el primer paso de la cura debe dirigirse hacia la toma de conciencia.

 

Las resistencias a liberar la actividad retroflexionada se presentan según Polster en dos niveles de toxicidad. En el nivel más moderado el individuo por lo menos hace lo que necesita para sí en una especie de actitud de relativa auto satisfacción. Pero cuando pasa al segundo nivel la atención a las necesidades internas es mínima y suele sentir que no hay contacto posible con el mundo ni consigo mismo. Cuando se alcanza ese segundo nivel y trata de desandar en ese proceso retroflexivo que tanta sobrecarga energética le causa, el terapeuta suele utilizar una primera etapa de relajación de la musculatura, o de aflojamiento del sistema de acción.

 

Este ejercicio de movilidad inicial, aunque sea muy incipiente, puede ayudar al sujeto a moverse hacia sí mismo y re energizarse para iniciar luego un proceso de movimiento hacia el mundo exterior. La persona debe comenzar a aceptarse a si misma, pasar por una etapa de transición en la cual se pueda reabrir el flujo natural de energía, que en el segundo nivel de retroflexión se halla congelada, estancada. Esto genera una actividad de la coraza muscular donde los primeros intentos suelen ser también más torpes.

 

El sujeto debe tomar conciencia de su gestualidad, de sus actitudes corporales, tomar contacto con lo que siente, ser auto consciente. Al entender qué pasa en su interior su energía movilizada podrá buscar una salida en la acción, cumplir el ciclo de la experiencia y cerrar esa gestalt inconclusa.

 

Sin embargo el proceso no es fácil ni rápido.

 

La terapia gestáltica trabaja en una doble vía para ayudar a las personas retroflectoras. Por una parte utiliza técnicas corporales como la relajación (apoyada en el sistema parasimpático), la respiración (apoyada en el sistema voluntario e involuntario-vegetativo) y el movimiento (apoyado en la motricidad, voluntario). Y por otra utiliza la vía de la palabra, del tornar consciente, del darse cuenta.

 

A través de ejercicios de relajación busca aliviar el nivel de tensión profundo, el nivel central de tensión psíquica reflejado en la coraza muscular, que es el más difícil y largo de trabajar.

 

La respiración, que también en la gestalt y en la bioenergética es la vía energética por excelencia, puede ejercitarse en varios niveles. En el nivel de caja o abdominal, en el nivel medio o intercostal, en el nivel alto o clavicular – todos coincidentes con anillos de la coraza reichiana - y finalmente en una suma de las anteriores, que es la respiración completa. Cada una de ellas permite abrir nuevos canales allí donde la energía había quedado estancada. Es interesante resaltar que existen ejercicios de respiración asociados a cada anillo de la coraza reichiana.

 

A través de la respiración el sujeto puede pasar por una experiencia en tres niveles de ordenamiento: el primero es la rabia, el segundo es el miedo y el tercero es el amor. No es posible hacer emerger el miedo contenido en un bloqueo si primero no surge el enojo, la rabia, la bronca. Y lo mismo ocurre con el amor, no es posible que emerja si antes no han salido la rabia y el miedo. En esto observamos un paralelismo con el concepto de desbloqueos en secuencia de los anillos, según la terapia reichiana.

 

El trabajo corporal y el trabajo psíquico se encuentran unidos en la terapia gestáltica y ambos coinciden en el contacto, momento doloroso cuyo producto es el cambio de uno mismo, y de la experiencia propia y personal con el mundo.

 

La terapia gestáltica consiste en rectificar las falsas identificaciones, restablecer la capacidad de discriminar, que el retroflector pueda descubrir qué es él mismo y qué no es él mismo, lo que lo realiza y lo que lo frustra; en un camino hacia la integración. En ese proceso puede utilizar técnicas reichiana, conceptos de coraza muscular y ejercicios físicos especialmente basados en la respiración, y también en la relajación. 

CONCLUSION 

La vegetoterapia reichiana, derivación de la teoría psicoanalítica de Wilhem Reich, y la gestalt comparten varios conceptos. Entre ellos el enfoque energetista de la psiquis y la integralidad del sujeto como la conjunción soma-psiquis. De hecho, uno de los aportes más significativos de Reich a la psicoterapia fue el de tomar en cuenta el cuerpo, más específicamente la coraza muscular como elemento de resistencia.

 

Reich decía que la solución neurótica al conflicto instintivo infantil se daba a través de una alteración generalizada en el funcionamiento y que esto finalmente se cristalizaba en el carácter neurótico. Reich introdujo el contacto directo con el cuerpo en la psicoterapia – aspecto fundamental de la terapia gestáltica - y rompió con el esquema psicoanalítico clásico.

 

Reich fue psicoanalista de Perls en su etapa neoyorquina. Perls fue igualmente psicoanalista freudiano hasta edad avanzada. Perls incluyó mucha de esta orientación en la teoría gestáltica, haciendo énfasis en la disociación mente – cuerpo y en la lectura de la comunicación extra verbal del paciente: voz, gestos, posturas y el lenguaje psicosomático. Un punto en común es la idea de que la coraza muscular descubierta por Reich conduce a un estado crónico de retroflexión.

 

Otro punto en común es el planteado por Reich en relación a que la resistencia caracterial se revela en el "cómo" de las comunicaciones del paciente y no en el "por que". Ambos coinciden en que cada sujeto tiene un estilo en el que expresa su individualidad y en que el terapeuta que pregunta “por que” está invitando al paciente a una racionalización, a dar excusas, siendo que las preguntas más relevantes pueden ser respondidas a través del ‘como’, ‘donde’ o ‘para que’.
El cómo ayuda a responsabilizarse, a encontrar soluciones, a indagar; sin embargo el por qué fragmenta, propio del psicoanálisis, tiende a hacer trozos para ir analizándolos. La Gestalt trata de integrar de una manera holista: mente, cuerpo y alma. Las técnicas, al fin y al cabo, no son tan distintas, es una cuestión de grado y también dos enfoques desde perspectivas diferentes: la síntesis y la fragmentación.

 

Ambos ven la terapia como una vía de crecimiento respetando el proceso individual, que el sujeto se encuentre preparado en su futuro para enfrentar situaciones difíciles sin necesidad de acudir de nuevo a actitudes neuróticas. Las herramientas, las técnicas utilizadas en este punto son diferentes, siendo que Reich lo logra a través de la disolución de la coraza del carácter y con énfasis en lo intrapsíquico y Perls lo logra a través del análisis del punto de contacto del sujeto y su mundo de relaciones. Ambos utilizan sin embargo técnicas de contacto físico como ejercicios y respiración.

 

Para concluir, la salida de la encerrona de la retroflexión se encuentra, en la terapia gestáltica, en el proceso del darse cuenta, ser consciente de los propios mecanismos, movilizar esa energía estancada a través de ejercicios de relajación y principalmente de respiración, y avanzar hacia el contacto para finalmente poder cerrar esa configuración que durante tanto tiempo – en ocasiones desde la niñez – ha impedido el crecimiento y el desarrollo psíquico del sujeto.
 
Rodrigo Córdoba Sanz, Psicólogo y Psicoterapeuta.
http://youtu.be/djTMUpMCmv4 Nightwish -Walking in the Air-

1 comentario:

Lorenlay dijo...

Magnífico y muy completo.
Gracias!