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Paz y Ciencia

miércoles, 26 de junio de 2013

Transferencia



Es curiosa la ferocidad de la transferencia negativa, su correlato, la contratransferencia es un instrumento de doble filo.
Si no tenemos cuidado en posicionarnos como psicoterapeutas, podemos equivocar la situación en la que nos encontramos, no somos "colegas" de los clientes/pacientes. Somos personas elegidas para ayudar. Esto significa que no tenemos que tomar como algo personal los ataques más o menos sutiles de los pacientes.
A mi parecer, tampoco creo que haya que tomar una actitud de condescendencia, pero sí, entender, digerir, metabolizar y, después, trabajar lo que está pasando entre los dos. Destaco ese entre porque es verdaderamente fundamental. Es una relación intersubjetiva. ¿Por qué intersubjetiva? Porque hay dos seres humanos interactuando. Cada ser humano habla desde su subjetividad, esto significa que habla desde su bagaje, historia personal y circunstancias actuales. No me quedaría allí, también lo hace según el vínculo emocional y la relación terapéutica con el psicólogo.
¿Por qué esto se da más fácilmente con un psicólogo?
Porque el psicólogo no prescribe fármacos, lo cual significa que es una relación donde no se introducen artificios, artilugios, moléculas externas, ni nada parecido. Todo lo construido depende de lo que se haga entre terapeuta y paciente.
El paciente tiene el saber pero no quiere encontrar su propia sombra.
A menudo sucede que durante veinte años, aproximadamente estamos llenando la mochila de cosas, después solo queremos quitárnosla. Curiosamente muchas patologías debutan a esa edad, en la transición a la edad adulta, cada vez más demorada por las condiciones socioeconómicas. ¿Por qué? Mi simple opinión es decir que, además de biología, somos seres que estamos instalados en un proyecto existencial, un proyecto vital. Primero dependemos de nuestros padres, al principio de manera absoluta y luego, parcialmente. Cuando nuestros deseos los queremos hacer metas, tenemos que armar un edificio donde no había nada. Quizá el psicólogo sea el co-arquitecto, el co-ingeniero, el co-capataz. El objetivo es edificar una estructura sólida, donde sentirse sostenido, contenido y cuidado.
No olvidamos que psicoterapia viene de las palabras cuidado, acompañar, etc.
La humildad no solo es necesaria en la vida común y corriente, en psicoterapia es tan vital como el agua que bebemos, Jacques Lacan, decía que el psicoanálisis, a diferencia del conductismo, hay un sujeto supuesto saber. Esto significa, que en posturas directivas, el terapeuta cree saber qué es lo mejor para la persona. Desde mi postura, es el propio paciente el que sabe cómo ser feliz, solo necesita que se le quite la venda, poco a poco y se le enseñe a caminar por ese camino pedregoso para llegar a su morada, una morada que tendrá que construir si quiere llegar al proceso de individualización, como me gusta decir en homenaje a Carl Rogers: "El Proceso de Convertirse en Persona".

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta. Zaragoza. C/ General Sueiro 27, 2ºC

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