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Paz y Ciencia

miércoles, 19 de junio de 2013

Juegos en los que (participamos)

MIENTRAS DIOS JUEGA SE HACE EL MUNDO. LEIBNIZ

"El juego es una acción u ocupación libre, que se desarrolla dentro de unos límites temporales y espaciales determinados, según reglas absolutamente obligatorias, aunque libremente aceptadas, acción que tiene su fin en sí misma y va acompañada de un sentimiento de tensión y alegría y de la conciencia de ser de otro modo que en la vida corriente" (Huzinga, 1998: 45).


Evidentemente, aunque Huizinga acepta la definición y clasificación del juego de Herbert Spencer (1820-1903) (Principios de Psicología) en el sentido de que el instinto de juego se explica como una energía biológica sobrante que se manifiesta en dos formas: a) una inferior, el deporte y b) la otra superior, el arte, sin embargo Huizinga se dedicará a estudiar solamente la segunda, o sea, el juego como función humana, fenómeno cultural, desde el supuesto que la génesis y el desarrollo de la cultura poseen un carácter lúdico.


El juego como fundamento de la cultura o la cultura "sub specie ludi" hace referencia a los juegos de índole social, como formas superiores de juego, diferentes de los juegos primarios de los niños y de los animales jóvenes. O sea, hablaremos del juego como de una actividad libre y fundamentalmente humana.

Ciertamente, los niños aprenden jugando y esta es la concepción platónica del juego de niños ("Paidiá) (Platón, Leyes II), vinculado a la música y los sentimientos que ésta suscita y de aquí su relación con la formación ética ("paideia"), pero esta acepción nos parece demasiado educativa como fin; así que nos quedaríamos con las palabras griegas que mejor expresan nuestro objetivo: "sjolazein", pasar el tiempo, y "diagogé", llevar al otro lado, en este sentido radica la gratuidad del juego, su "járis", gracia. Repitámoslo una vez más: el juego como el arte carece de causa y de fin, por eso no es pragmático ni crematístico, tiene el fin en sí mismo y por ello precisamente es lo que da un sentido a la vida y hace que podamos decir que el que juega para ganar pierde, pero siempre gana el que juega para jugar.

Los juegos de poder en Nietzsche están vinculados al dios Dioniso (o Dionisos), porque es el dios del juego y del placer e indica la voluntad de poder, que para él es

voluntad de vida, deseo y creación, sobre todo voluntad de verdad, por oposición a la concepción de Schopenhauer de negación del deseo y de la vida.
En Más allá del bien y del mal, publicada en 1887, escribe:

"Los auténticos filósofos son personas que imparten órdenes y legislan. Dicen: ¡Así debe ser!; son ellos los que determinan el adonde y el para que del ser humano..., ellos extienden su mano creadora hacia el futuro... Su conocer es crear, su crear es un legislar, su voluntad de verdad es voluntad de poder" (Nietzche, 1970: 211).

Berne, fundador de la corriente de psicología humanística Análisis Transaccional, de la que hablaremos más ampliamente al hablar de los juegos psicológicos, simboliza en el Niño Natural o Niño libre aquella capacidad humana contra el poder de la civilización que domestica el mundo feliz del disfrute y del juego espontáneo y no escucha la voz de la "locura" de este Niño, el de pensamiento mágico, pensamiento creativo, el de la intuición emocional, pensamiento marciano, frente al punto de vista "terrícola", aquel que está oscurecido por los prejuicios aprendidos en la primera infancia.

Para Heidegger también el arte va ligado al juego, tal como luego lo explicitará más ampliamente su discípulo Gadamer. Ya lo encontramos en su escrito de 1936: El origen de la obra de arte, donde explicita que "si todo arte es en esencia poema, de ahí se seguirá que la arquitectura, la escultura, la música deben ser atribuidas a la poesía", para continuar más adelante diciendo que "el decir que proyecta es poema: el relato del mundo y la tierra, el relato del espacio de juego de su combate y, por tanto, el lugar de
toda la proximidad y lejanía de los dioses.", evidentemente se está refiriendo a "un poetizar en sentido amplio". (Heidegger, 1994: 52).
 
También Gadamer, igual que su predecesor, interpreta la palabra alemana das Spiel en el mismo ámbito semántico que el teatro, ya que una pieza teatral es un Spiel, juego; los actores son Spieler, jugadores; la obra en cuestión no se interpreta, sino que se "juega". De este modo el alemán sugiere la asociación entre la idea de juego y de representación. De manera que el sujeto del juego no son los jugadores, sino que a través de ellos el juego se manifiesta. "El sentido medial del juego permite que salga a la luz la referencia de la obra de arte al ser. En cuanto la propia naturaleza es un juego siempre renovado puede considerarse como un modelo del arte" (Gadamer, 1994: 148), por aquello que ya dijo Friedrich Schlegel. "Todos los juegos sagrados del arte no son más que imitaciones lejanas del juego infinito del mundo, de la obra de arte que eternamente se está haciendo a sí misma" (Fr. Schlegel. Gespräch über die Poesie).
 
Por otra parte, se liga el juego a la libertad y por supuesto al riesgo, " porque el juego "retiene la libertad de decidirse por esto o lo otro. Pero por otra parte esta libertad no carece de riesgos.

El juego mismo siempre es un riesgo para el jugador." (Gadamer, 1970:149).

 
LOS JUEGOS PSICOLÓGICOS, SEGÚN BERNE
 
 
Aquí hablaremos de cinco aspectos principales: una definición, diferenciación entre juegos de poder y psicológicos, clasificación, la finalidad de los juegos psicológicos y, finalmente, más allá de los juegos.
 
a) Definición: los juegos psicológicos son artilugios de incomunicación que se establecen en una serie de transacciones -proposiciones o enunciados- ulteriores con un truco (o un hablar con reticencia como una forma indirecta de decir las cosas), que conducen a un final bien definido, aportando de forma asociada un resentimiento, que representa la "ganancia" del juego. El proceso es: uno presenta un cebo, el otro jugador siente una debilidad para entrar y se genera el enganche, entonces el primer jugador inicia un cambio de actitud en el diálogo y el segundo jugador se lleva una sorpresa ante lo inesperado del giro, o sea: un cambio de rol o de tema. Como vemos, el concepto de juego psicológico de Berne es una perversión del juego cultural de Huizinga y de los otros que he señalado.
b) Podemos decir que todos los juegos psicológicos son de poder, para manipular al otro y forzarle a hacer lo que no quiere hacer; son a su vez inconscientes y por ello repetitivos, acaecen una y otra vez, a menudo con las mismas personas y en iguales circunstancias. Desde este punto de vista se diferencian de los juegos de poder en general que son conscientes y, aunque también pretenden en el plano social, más que en el personal, forzar al otro, por ejemplo en una huelga de trabajadores, sin embargo sus objetivos son concretos; sería el caso de un poder contra el poder, aunque tanto unos como los otros no son plenamente libres, tienen una causa y un fin, si bien coinciden con los juegos libres en que encierran un riesgo.
c) Berne clasifica los juegos psicológicos según temas y escenarios en que tienen lugar: de vida, maritales, de reunión, de consultorio y sexuales, yo opto por una clasificación que aporta R Kertész, que considero más didáctica para aplicar en psicoterapia, siguiendo el llamado Triángulo Dramático de Karpman, según cambio en los roles de Perseguidor, Salvador y Víctima, que puede representar cada jugador, dando vueltas alrededor de este triángulo, ya se juegue con dos o tres jugadores, evidentemente "no cooperativos"; así por ejemplo:
- Juegos de Perseguidor: "Te pillé", "Alboroto", "Sí, pero...", etc.
- Juegos de Salvador: "Rescate", "Mira lo que hago por ti", "Explícame tus penas", etc.
- Juegos de Víctima: "Estoy agobiado", "Pobre de mí", "Si no fuera por ti", etc. (Kertész, 195: 332).
d) ¿Cuál es la finalidad de los juegos? o ¿por qué se juegan una y otra vez?: Claude Steiner, en su obra L’autre face du pouvoir, recoge tres motivos para jugar, que podríamos resumir en necesidades no satisfechas (los tres primeros de la lista), a los que añadimos tres más explicitados por Berne:
 
1.- Una forma de saciar erróneamente ("amartano") el hambre de reconocimiento ("ganancia" biológica).
2.- Una forma de estructuración del tiempo que denominamos pasatiempo ("ganancia" social).
3.- Confirmación de una Posición Existencial (actitud ante la vida) equivocada ("ganancia"existencial).
4.- Protección contra el miedo a ser desenmascarado y que se me conozca como soy.
5.- Evitar la intimidad.
6.- Procurar que los otros hagan lo que no quieren hacer.
e) Más allá de los juegos es la parte III del libro de Berne: Juegos en que participamos. En esta tercera parte, después del análisis minucioso de cada juego, Berne propone la necesaria recuperación de la autonomía perdida, que se manifiesta por la liberación o la recuperación de tres capacidades: conciencia de las cosas, espontaneidad e intimidad. Por conciencia de las cosas se entiende el vivir aquí y ahora, y no en otra parte, por ejemplo en el pasado o en el futuro. Por espontaneidad se entiende la libertad de expresar los propios sentimientos y emociones, significa liberación de la necesidad de jugar juegos psicológicos y de tener únicamente los sentimientos que nos enseñaron a tener. Por intimidad la franqueza libre de juegos psicológicos y la liberación del Niño que llevamos dentro, incorrupto, sensitivo e ingenuo, que vive el aquí y ahora, capaz de jugar en el mundo con la autenticidad de los juegos cooperativos y/o recreativos en la relación con otras personas.
 

 

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