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Paz y Ciencia

miércoles, 5 de junio de 2013

René Spitz: El Primer Año de vida del Niño



Desarrollo:
Esta descripción, cuidadosa y detallada, del intercambio emocional entre las madres y sus criaturas aspira a tener un círculo de lectores más amplio que el habitual de las publicaciones psicoanalíticas. Su forma de observación, la labor realizada con la cámara y los tests son tan esmerados que han de atraer a los psicólogos teóricos. En el transcurso de su libro, el doctor Spitz toca una serie de temas que son motivo de discusión en la teoría psicoanalítica de nuestro tiempo, y no vacila en adoptar en cada caso una postura determinada.
Para seguir los acontecimientos del primer año de vida, recurre a la observación directa y a los métodos de la psicología experimental, en contraste con los autores que prefieren confiar sólo en la reconstrucción de los procesos del desarrollo, partiendo del análisis de las etapas posteriores. En efecto, sus primeras exposiciones sobre el hospitalismo y la depresión anaclítica son un gran avance para dejar sentado el valor de los métodos de observación, aun ante los ojos de muchos psicoanalistas que se mostraban reacios a aceptarlo.

Hospitalismo:
Se trata de un conjunto de alteraciones físicas y psíquicas que padecen los niños como consecuencia de un prolongado internamiento en instituciones sanitarias u hospicios, privados de la afectividad de sus madres. Fue descrito en 1946 por el psiquiatra René Spitz, que estudió el desarrollo psicoafectivo de 100 pequeños que vivían en un orfanato cercano a Nueva York, durante la II Guerra Mundial. A pesar de estar bien cuidados, los niños entraban en un estado de aletargamiento y estupor que podía llevarles a la muerte. Curiosamente, los afectados volvían a la normalidad al ver a sus madres.

Depresión anaclítica:
Cuando hablamos de La Depresión Anaclítica nos referimos a un trastorno infantil en el cual los niños que la sufren han perdido el entusiasmo, la alegría y las ganas de hacer todas aquellas actividades que tanto disfrutan los  pequeños. Podemos decir que han perdido las ganas de vivir.
Niños que inicialmente eran alegres, activos, curiosos por el mundo, ahora reflejan una enorme tristeza. Nos referinos, a la clínica del trastorno. Veamos  algo de su historia y su etiología.
     El término Depresión Anaclítica fue creado por el Dr. René Spitz quien observó que los niños que eran separados de sus figuras maternas ya sea que fuera la propia madre biológica o algún otro familiar que llevara a cabo el rol maternal, durante tres o más meses, iban paulatinamente perdiendo la capacidad de dar respuestas afectivas a excepción de las que coresponden a una extremada tristeza. Observó que inicialmente los niños lloraban la ausencia de la figura querida, pero poco a poco, el llanto iba cesando y se volvían niños sumamente retraídos. Permanecían inmóviles en sus cunas, se aislaban emocionalmente, volteaban la carita negándose a tomar parte en las actividades y  la alegría  de su alrededor. Se observaban  ojos inexpresivos, rostro rígido,  mirada perdida en la lejanía, como si no vieran lo que acontecía en su entorno.
    Adicionalmente, estos niños iban perdiendo el apetito, algunos  presentaban alteraciones del sueño,   y también se resfriaban con frecuencia o contraían cualquier infección. Su desarrollo intelectual se iba lentificando  y poco a poco el contacto humano se volvía más difícil, acabando el niño por ignorar a los adultos.
     Cuando el Dr. Spitz fue analizando la historia de cada niño, observó que todos ellos, por motivos diversos (enfermedad, muerte, trabajo, abandono...), habían sufrido una misma traumática experiencia: la persona que de manera más significativa había realizado el rol materno (la madre, el padre, una cuidadora...) había desaparecido de sus vidas por un período de al menos tres meses, y ningún adulto de su entorno había  intentado llenar de manera significativa ese vacío.

      La depresión Anaclítica, sobreviene de manera progresiva en el niño privado de su madre después de haber tenido con ella una relación prefectamente normal, por lo menos, durante los seis primeros meses de la vida. 
Este trastorno evoluciona de la siguiente manera en el transcurso del desarrollo del niño.
«Primer mes. En este período, los niños se vuelven llorones, exigentes y se aferran al observador que entra en contacto con ellos.
En el segundo mes se observa un rechazo del contacto y los niños permanecen la mayor parte del tiempo acostados en su cama boca abajo. Suelen tener alteraciones del patrón de sueño, insomnio y sufren pérdida de peso, por lo cual son susceptibles a contagiarse de diferentes enfermedades. El desarrollo motor se lentifica de manera generalizada. Hay escasa expresividad facial, prácticamente  muestra una rigidez facial. 
»Después del tercer mes. Ya se ha establecido la inexpresividad y  la rigidez facial  de manera permanente. El niño deja de llorar y solo emite  lastimeros y extraños gemidos. Se acentúa el retardo motor mencionado y aparece un aletargamiento. 
     
     »Si, antes de que haya transcurrido un período crítico, que se sitúa entre el final del 3° mes y el final del 5°, la madre regresa con su hijo, o se consigue encontrar un substituto materno aceptable para el niño, el trastorno desaparece con sorprendente rapidez.»
     Aún cuando la Depresion Anaclitica nos traiga reminiscencia de la Depresión en adultos, el Dr. Spitz considera «la estructura dinámica de la Depresión anaclítica como fundamentalmente distinta de la Depresión en el adulto».
 
Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta. Zaragoza.
 
 

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