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Paz y Ciencia

miércoles, 3 de marzo de 2021

Mitos sobre altas capacidades

 


Javier Tourón: «Se piensa que los niños de alta capacidad son raros y que tienen unas conductas que les hacen ser diferentes»


Javier Tourón es Vicerrector de Innovación y Desarrollo Educativo en la Universidad Internacional de La Rioja; catedrático de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación, y Doctor en Ciencias Biológicas y en Ciencias de la Educación. Durante los últimos 30 años, uno de los campos principales a los que ha dedicado su estudio y su investigación es el de las altas capacidades y el desarrollo del talento. Hablamos con él sobre los niños que las presentan, los obstáculos que se encuentran en su día a día, fruto del planteamiento del actual sistema educativo, así como de los retos y desafíos a los que se enfrentan los padres.

SyP: ¿Por qué es tan difícil identificar a los niños con altas capacidades?

J.T.: En realidad, no es difícil hacerlo, ya que disponemos de multitud de test para evaluarla y, también, de otros instrumentos (como los cuestionarios) tanto para padres y profesores como para los propios alumnos, que nos permiten valorar las capacidades de las personas en relación con otras que le son comparables por su edad, así como por el entorno social o educativo el que se mueven.

Por tanto, lo primero que habría que señalar es que la alta capacidad es relativamente fácil de evaluar, si bien es cierto que hace falta tener voluntad de llevar a cabo estas valoraciones.

Yo creo que hay tres ámbitos muy concretos en los que sería necesario llevar a cabo esta evaluación. Por una parte, el que tiene que ver con las aptitudes, generalmente intelectuales si estamos hablando, sobre todo, del desarrollo del talento académico. Pero serían otras si estuviéramos tratando la capacidad física de las personas en relación con un determinado deporte o la artística en relación con la pintura, la música o cualquier otro ámbito.

Por otro lado, tendríamos que valorar el rendimiento o los logros académicos de las personas. Y en tercer lugar, analizar todo ese conjunto de habilidades que se llaman blandas, que yo realmente creo que no tienen nada de blandas, que son las llamadas soft skills, es decir, la perseverancia, la tenacidad, la mentalidad de crecimiento y otros aspectos relacionados que son importantes, sobre todo, porque son maleables, se puede intervenir en ellos educativamente y contribuyen mucho al desarrollo óptimo de las personas.

SyP: ¿Cuáles son los patrones para identificarlos? ¿Qué conductas pueden dar alguna señal a los padres de que su hijo pueda tener alta capacidad?

J.T.: Realmente, lo que produce de manera inmediata sobre todo la alta capacidad, es una velocidad de aprendizaje o un discurrir por las distintas etapas del desarrollo más veloz que la de los alumnos regulares. Por tanto, podemos decir que un niño con alta capacidad suele ser un niño precoz. Esto se traduce, hay catálogos enteros (que luego se llevan, muchos de ellos, a los cuestionarios) donde están las características de estos niños como pueden ser, ya lo he señalado, la velocidad de aprendizaje.

Por otra parte, puede ser el interés por temas no propios de la edad. También, suelen ser precoces a la hora de hablar o de caminar y tienen una gran capacidad de concentración en aquellas cosas que les interesan. Estos serían unos pocos rasgos, pero recomiendo, por ejemplo, consultar los cuestionarios de Rogers. Es una autora americana que ha desarrollado unos instrumentos para la evaluación de las características de los niños de alta capacidad, que yo traduje al castellano y están disponibles en mi blog: Javiertouron.es.

También puede ser muy interesante consultar el capítulo 3 de un libro, cuya edición española realizamos en la editorial de mi Universidad hace un par de años, que se llama Identificación y evaluación del alumnado con altas capacidades , de Steven Pfeiffer.

SyP: ¿Cómo les puede afectar a nivel emocional o social? ¿Es normal el desequilibrio emocional en estos niños?

J.T.: Acabamos de publicar un libro muy interesante sobre esto, es la edición española de un bestseller norteamericano que se titula El desarrollo social y emocional de los alumnos con alta capacidad.

En principio, lo que nos encontramos es con una enorme cantidad de mitos al respecto. Se piensa que los niños de alta capacidad son raros, que tienen unas condiciones o unas conductas que les hacen ser muy diferentes a los demás, que suelen estar desajustados emocionalmente y que presentan trastornos que la población normal no presenta.

Bueno, recientemente (concretamente el 3 de marzo) escribí un post en mi blog que se titula 16 Conclusiones de la investigación sobre el desarrollo social y emocional de los alumnos con altas capacidades y recomiendo echarle un vistazo. En él, la investigación señala, a través de 21 capítulos referidos como digo a estudios que se han venido haciendo en las últimas décadas, cuál es el equivalente al estado del conocimiento que tenemos sobre este asunto.

Los niños de alta capacidad no presentan más probabilidad que otros de ser inadaptados

En principio, los niños de alta capacidad no presentan más probabilidad que otros de ser inadaptados, no son menores que tengan más depresión, más desajuste o más desequilibrio que los demás. Lo que sí les produce un daño cierto y un deterioro, que a veces les afecta cognitiva y emocionalmente, es el verse sometidos de manera sistemática a una falta de reto intelectual por parte de la escuela. Esto es algo que los profesores tendrían que tener muy en cuenta para poder atender a los niños de manera adecuada.

SyP: ¿Cómo debemos trabajar con estos niños día a día tanto en casa como en el cole?

J.T.: Por poner un ejemplo relativamente sencillo, a los niños hay que darles de beber cuando tienen sed y de comer cuando tienen hambre, ¿no? Pues en el aspecto intelectual diríamos que a estos hay que permitirles que transiten por las etapas del desarrollo educativo, por su afán de saber y por la adquisición de los conocimientos en los ámbitos generales. En particular, por aquellos que a ellos más les interesen, de manera que tanto el nivel de reto como la profundidad, la amplitud y la velocidad desarrollo de las materias o de los ámbitos de conocimiento se adapten de manera óptima a sus condiciones.

A una persona, por poner un símil, que puede circular a 60 kilómetros por hora no le podemos obligar a circular a 40 km/h o a 20 km/h o a 30 km/h. Tenemos que ser capaces, lo he dicho muchas veces, de establecer en los centros educativos, en la familia también pero, sobre todo, en los colegios, carriles para vehículos rápidos, de la misma manera que tenemos para los lentos, para niños que tienen dificultades de aprendizaje y para los que establecemos medidas que se acomodan a su capacidad.

En casa, los padres tienen que tomarlos en serio, prestarles atención y favorecer que satisfagan todas sus necesidades educativas y todo su afán de saber. Que no atiendan a esa recomendación, que a veces se les hace equivocadamente: “No, no le enseñes en casa porque sino cada día se diferenciará más de sus compañeros”.

Por decirlo de esta manera comparativA: «si tienes sed debe beber y si tiene hambre usted debe comer». Naturalmente cada uno en su justa medida, pero esto me parece que es bastante obvio.

Tratar de mutilar su motivación por el aprendizaje con el pretexto de que van a saber más que los otros, de que van a ir más rápido que los demás o de que su currículo se va a pasar de curso, simplemente es garantía de crear un problema, no solamente cognitivo o en el desarrollo de su talento intelectual, si es el caso, sino que también creará problemas o trastornos de tipo social y emocional, como la investigación demuestra.

SyP: Los niños con altas capacidades, ¿tienen también alta sensibilidad?

J.T.: La sensibilidad es una característica común de estos, pero cuando nosotros establecemos un catálogo de particularidades de los niños de alta capacidad (o de cualquier otro grupo de personas) hay que tener en cuenta que cada uno incorpora ese perfil de características que nos permiten establecer una especie de retrato robot de una manera que podíamos decir sui iuris, cada uno, al final, es cada uno. Por tanto, hay menores que tienen alta sensibilidad y otros que no, pero es cierto que, en general, son niños muy sensibles, que tienen un sentido moral muy agudo que se desarrolla muy pronto, son generalmente muy intolerantes con las normas arbitrarias, pueden cuestionar la autoridad (la autoridad de las personas que no tienen prestigio para ellos) y son personas que son capaces de sentir o de percibir muy bien cuáles son los sentimientos que tienen hacia ellos las personas que les rodean. En ese sentido son bastante vulnerables.

En definitiva, la respuesta sería sí, en general suelen ser personas bastante sensibles, pero entendiendo luego que cada uno tiene su personalidad propia.

SyP: ¿Cómo se trabaja con los niños de altas capacidades en otros países? ¿Lo hacen mejor que en España?

J.T.: Hay lugares donde lo hacen peor que España, pero hay muchos donde lo hacen mejor. Yo he tenido la suerte, y la tengo, de poder relacionarme con muchas de las autoridades mundiales en este campo, he sido presidente durante 4 años del European Council for High Ability y he trabajado mucho con la Universidad Johns Hopkins con el Center for Talented Youth, que es, probablemente, una de las instituciones más importantes del mundo en el tratamiento de la alta capacidad. Hay una preocupación creciente, particularmente en los Estados Unidos, por la identificación y el tratamiento educativo de los alumnos de alta capacidad. Aun así, los norteamericanos se quejan mucho de que solo el 50% de los niños con alta capacidad creen que están atendidos, bien atendidos o aceptablemente atendidos.

En España, tenemos aproximadamente entre el 97% y el 99% de los niños sin identificar, no porque sea difícil, como he mencionado antes, simplemente porque nadie ha querido hacerlo. Tenemos cifras que ofrece el Ministerio de Educación que son verdaderamente trágicas.

Hay muchos países, destacaría por supuesto los Estados Unidos y en general los de habla inglesa  (Inglaterra, Australia o Nueva Zelanda) que tienen un reconocimiento de los alumnos altas capacidades y los atienden con medidas educativas tanto dentro como fuera de la escuela. Esto en España es una asignatura por estrenar, ahora mismo estamos en el tránsito de tener una nueva ley en la que por el texto no da la impresión de que los niños de alta capacidad estén ni se les espere.

Desde que estoy en la Universidad Internacional de La Rioja he puesto en marcha con expertos en altas capacidades y en el desarrollo del talento masterclass de algunos autores que son autoridades mundiales, como Pfeiffer, y estamos intentando paliar la formación para aquellos que quieren optar por lo que nos merecemos, pero indudablemente es necesaria una acción capilar que penetre en todo el sistema, pero no ya porque haya que atender a los niños de alta capacidad, sino porque hay que hacerlo de manera óptima a todos los alumnos. Como dijo en su día el psicólogo norteamericano Elliot Eisner “la buena escuela no es la que ignora las diferencias, la buena escuela es la que promueve las diferencias”. Eso si, aumentando la media, pero permitiendo que aumente también la varianza.

La idea es que los más capaces y los que más interés, motivación, empeño y tenacidad tengan, puedan llegar más lejos. Y deben poder hacerlo tan pronto como le sea posible, y en ese sentido necesitamos flexibilidad curricular, formación de los profesores y enriquecimiento.

Estamos trabajando ahora mismo en una plataforma de enriquecimiento que se llama Renzulli Learning que se ha desarrollado los Estados Unidos y que ayuda no solo a los niños más capaces sino a todos los alumnos, en función de sus necesidades y de sus capacidades.

SyP: ¿Cuáles son los mayores retos para los padres de niños con altas capacidades?

J.T.: Como tienen un ritmo de desarrollo y unas necesidades educativas que están muy por encima de las de otros de su edad, el primer reto que tienen los padres es conocer cuáles son las problemáticas generales de los niños más capaces, que generalmente son, como dicen los norteamericanos, highly demanding. Estos demandan mucho, son muy exigentes y necesitan atenciones educativas suplementarias casi siempre.

Los padres lo primero que tienen que hacer es formarse para luego poder ayudar mejor a sus hijos

De hecho, nosotros en el programa que acabo de mencionar hace un momento, tenemos orientadores, profesores y, también, padres. Primero, para que conozcan mejor cuál es la problemática de cómo son los niños con alta capacidad, cómo se puede intervenir educativamente con ellos, cómo se pueden identificar, cómo se conciben hoy en día lejos de las frivolidades como la del CI 130 o cosas por el estilo. Por tanto, yo diría que los padres lo primero que tienen que hacer es formarse para luego poder ayudar mejor a sus hijos y al mismo tiempo poder orientar mejor también a los profesores de sus hijos: dándoles sugerencias, ofreciéndoles, por ejemplo, alguna lectura y teniendo conversaciones más inteligentes con ellos.

Y segundo, estos no tienen que ver el hecho de tener un niño de alta capacidad como un problema sino como un regalo. Este exigirá atención y esfuerzo por su parte, pero el hecho de poner empeño en lograr que sus hijos florezcan, por decirlo de alguna manera, se desarrollen de manera óptima y lleguen tan lejos como sean capaces les dará muchas satisfacciones. Si no atienden a sus características y necesidades cognitivas, sociales, emocionales o educativas, en general, no conseguirán que sean personas felices y lo que los padres queremos antes que nada.

Un niño de alta capacidad para ser feliz tiene que tener sus necesidades cognitivas, afectivas, sociales y emocionales razonablemente cubiertas

Lo que ocurre es que un niño de alta capacidad para ser feliz tiene que tener sus necesidades cognitivas, afectivas, sociales y emocionales perfecta o razonablemente cubiertas. Por ejemplo, si este quiere tocar el violín y se lo estamos escondiendo permanentemente, al final será un violinista virtual y frustrado. Esto es lo que tenemos que evitar.

SyP: ¿Cómo deben pedir ayuda los padres ?

J.T.: Lo razonable sería que tuviesen ayuda en sus centros educativos de manera inmediata, a través de las evaluaciones y de los profesores o los orientadores, que naturalmente son los que manejan instrumentos como los test.

Pero también los mismos padres pueden, yo creo que ya he mencionado antes, tener a su alcance los cuestionarios de Rogers. Estos permiten hacer una figura o un retrato robot de las características principales de nuestros hijos. Lo que hay que hacer es dirigirse a personas que verdaderamente sean especialistas y que les puedan ayudar en ese diagnóstico.

De todas maneras ya les aventuro que esto puede ser una travesía del desierto. Actualmente no hay muchos centros que estén dispuestos a atender a estos niños porque los profesores y las escuelas todavía están muy lejos de lo que son los principios del aprendizaje personalizado y, por lo tanto, es difícil que puedan obtener ayuda eficaz de manera rápida.

Hay procedimientos también en las distintas Comunidades Autónomas para solicitar una evaluación, pero yo huyo mucho de las cosas oficiales porque sé que esto al final acaba en trámites burocráticos, que tardan más que menos, y que al final no siempre resuelven las necesidades de unos y de otros.

Por tanto, yo diría, sobre todo, buscar un buen profesional, formarse y acudir también a la ayuda que puedan ofrecer otros padres. Cada vez hay más asociaciones de padres, cuando yo empecé esto era un erial y ahora mismo hay más de 45 o 50 en toda España.

Y, por otro lado, contrastar. Contrastar las propuestas, las acciones y los procedimientos de las asociaciones o de los centros educativos con lo que dice la investigación. Hoy en día tenemos algunos mecanismos como son los blogs, yo le dedicó al mío muchísimo tiempo, para tratar de trasladar la información más técnica o que está más lejos del conocimiento común para que los padres puedan leer y formarse. Con una relativa periodicidad también publicamos libros interesantes como (además de los ya mencionados) Enriqueciendo el currículo para todo el alumnado.

SyP- Háblenos de su último libro: El desarrollo social y emocional de los alumnos con alta capacidad

J.T.: Cómo ya he señalado, no es mío. Es un libro de tres autores norteamericanos muy conocidos: Steven Pfeifferr, que además es un buen amigo, Trazy Cross y Maureen Neihart. A lo largo de 21 capítulos lo que hacen es tratar aspectos diversos que tienen que ver con el desarrollo social y emocional y responden a varias preguntas: ¿qué dice la investigación sobre tal asunto y sobre las características de esta población?, ¿cuáles son los hábitos en los desafíos de su desarrollo social y emocional y qué prevalencia tiene algunos de ellos por razón de su capacidad?, ¿qué pasa con la creatividad y la alta capacidad?, ¿qué ocurre con la adaptación y la alta capacidad?, y así sucesivamente.

Yo recomendaría que las personas interesadas lo adquieran y analicen, con detalle, cada una de estas cuestiones, sobre todo: ¿qué dice la investigación sobre esto? Y ese es el punto que a nosotros nos tiene que guiar para mantener una conversación sobre estos extremos con cualquier persona. No podemos convertir la educación en un ámbito en el que cada uno tiene su opinión o “cada maestrillo tiene su librillo” porque el verdadero maestrillo tiene que dar un librillo que tenga fundamento, es decir, que esté basado en las mejores evidencias disponibles.

Yo creo que este libro viene a cubrir un hueco sobre el que no teníamos absolutamente nada en castellano. Tiene más de 300 páginas, y se puede leer entero o por capítulos, dependiendo el tema que a cada uno le interese más. Las personas no somos solo una capacidad cognitiva sino sujetos con necesidades sociales, emocionales y, por decirlo de una manera, sintéticas. Somos cabeza pero también corazón y todo ello tiene que desarrollarse armónicamente. En eso consiste la educación, en el desarrollo armónico de la persona.

SyP – ¿Cuál es su mayor reto como profesional?

J.T.: Bueno, debido a mi edad, mis retos ya casi se van acabando. Pero mi mayor desafío como profesional sería ver normalizada la atención a las diferencias educativas en las escuelas. Es decir, de la misma manera que en su día se aceptaron (como era razonable que así fuese) los déficits educativos o de aprendizaje de las personas y se desarrollaron medidas como las adaptaciones curriculares y los profesores de apoyo.

 Mi mayor reto como profesional sería ver normalizada la atención a las diferencias educativas en las escuelas

Ya sé que los alumnos de alta capacidad constituyen una población que puede alcanzar del 10 al 15% de los escolares. Pero, aunque solo fuera el 1% o el 1 por 1000, aunque solo tuvieran un alumno a lo largo de toda su realidad profesional, son personas, son ciudadanos que tienen una cabeza y un corazón, que necesitan ser atendidos y no tienen que ser vistos ni como una excepción, ni como «yo estoy aquí solo para atender a los que tienen dificultades, los listos ya tienen bastante con serlo». Ese sería mi mayor reto que no sé si veré cumplido, pero por lo menos seguiré luchando porque así sea.

SyP – ¿A qué retos cree que se enfrentarán los padres en este aspecto durante la próxima década?
Yo diría que el principal reto es justamente conseguir que los centros educativos dejen de ser lugares de enseñanza para convertirse en lugares de aprendizaje. Ámbitos donde las necesidades específicas y particulares de cada escolar marquen la trayectoria, el territorio y el camino por el cual ellos transiten a lo largo de su vida escolar.

La escuela tiene que ser una aventura diaria, particularmente para estos niños que tienen una falta aprendizaje tan grande, y no tiene que ser una tragedia. No podemos hacer buena aquella entrada de mi blog que titulé: Mamá no quiero ir al cole, me aburro. Tendría que ser lo contrario, los niños deberían decir “mamá quiero ir al colegio porque allí aprendo, me desarrollo, crezco, puedo satisfacer mi afán de saber y tengo unos profesores que están dispuestos a ayudarme, a retarme y a ponerme dificultades, que me hacen crecer y desarrollarme de una manera óptima». Este creo que es el gran reto.

Termino señalando que los países que no estén dispuestos seriamente a cultivar el talento de las personas más capaces, solo van a conseguir consolidar la mediocridad y al final se verán siempre colonizados por otros que sí lo hagan.

Rodrigo Córdoba. Psicólogo y Psicoterapeuta. Zaragoza. Teléfono: +34 653 379 269.          Página Web: www.rcordobasanz.es.            Profesional con veinte años de experiencia y un hijo con altas capacidades.


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