Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta. Zaragoza. Tno. 653 379 269 Página Web: www.rcordobasanz.es rcordobasanz@gmail.com
La violencia de género se manifiesta de múltiples maneras, con formas determinadas sobre los diferentes prototipos de mujeres. Estas conductas violentas contra la mujer aparecen generalmente desde que inicia la relación y se agravan con el paso del tiempo. El fenómeno de la violencia se caracteriza por desarrollarse en torno a un ciclo, el cual generalmente aumenta de densidad, por lo que se la ha conceptualizado en tres fases de dicho ciclo violento de la relación de pareja.
Fase 1ª. Acumulación de tensión: Es el período en el cual ocurren incidentes de abuso menores que van acumulando tensión en la pareja. Durante este período, el hombre agrede a la mujer de una manera constante y controlada, a través de pellizcos, insultos, enojo, manifestaciones de insatisfacción, reclamos, etc. Ante esta situación, la mujer trata de calmar a su pareja para que la violencia no suba de intensidad: se comporta cariñosa, complaciente, trata de anticiparse todos los deseos de su pareja, o evita molestarlo. Esta fase se puede dilatar durante varios años.
Fase 2ª. Estallido de la tensión o Explosión violenta: Es el resultado de la tensión acumulada en la 1ª Fase. Se pierde toda forma de comunicación y entendimiento, y la violencia, finalmente, explota dando lugar a la agresión. De acuerdo a los reportes de los hombres violentos, las agresiones en contra de su pareja tienen una intención:” enseñarle a la mujer una lección”. Por este motivo, ellos dejan de agredirla cuando creen que la mujer ya aprendió la lección y, muchas veces, para este momento, ella ya ha sido severamente maltratada.
Generalmente cuando las mujeres son víctimas de este tipo de agresiones, temen que cualquier intento que ellas hagan por detener el abuso puede enfurecer aún más a su pareja. Por este motivo, no se resisten, sino que tratan de mantenerse calmadas y en espera de que el incidente pase. La agresión puede ser tan traumática que pueden sentir que no les está ocurriendo a ellas, o pueden experimentar una sensación de distanciamiento de la situación. Cuando se suelen denunciar las agresiones o cuando se solicita ayuda eso se conoce en la víctima como “crisis emergente”.
Fase 3ª. “Luna de miel” o Arrepentimiento: La tensión y la violencia desaparecen; el agresor se muestra arrepentido por lo que ha hecho, pide disculpas a la víctima y la colma de promesas de cambio. Se le denomina “Luna de miel” porque el agresor vuelve a ser cariñoso y amable como al principio de la relación. A menudo, la víctima le concede otra oportunidad creyendo firmemente en sus promesas. Esta fase dificulta que la víctima ponga fin a esa relación porque, incluso sabiendo que las agresiones pueden repetirse, en este momento ve la “mejor cara” de su agresor y alimenta la esperanza de que podrá hacerle cambiar.
1 comentario:
Es como una tela de araña, va enredandote cada vez más, crees que van a cambiar,te autoengañas,te hace sentir tan culpable de toda la situación k yo a veces no sé cómo pude salir de ello...
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