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Paz y Ciencia

martes, 16 de marzo de 2021

La Psiquiatra en casa

 


Dr. Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y  Psicoterapeuta. [Online y Offline].        Teléfono: 653 379 269 Zaragoza (Gran Vía).    Página Web: www.rcordobasanz.es  rcordobasanz@gmail.com



Inés López Ibor, psiquiatra: "La ansiedad ya nos está afectando a todos"

Ansiedad es la palabra clave para definir el estado mental en el que nos encontramos la mayoría de la población cuando va a cumplirse un año del inicio del confinamiento. Un sentimiento que puede atajarse con soluciones al alcance de todos o que puede empeorar y convertirse en un trastorno que debe ser tratado por un especialista. Nos lo cuenta la doctora María Inés López-Ibor, una de las psquiatras más reconocidas de nuestro país. Catedrática de Psiquiatría en la Universidad Complutense de Madrid, es también presidenta de la Fundación Juan Jose López-Ibor, vicepresidenta de la fundación Ortega Marañón y Académica correspondiente de la Real Academia de Medicina de España y de la Real Academia de Doctores de España.


¿En qué situación nos encontramos tras un año de pandemia?
La llaman fatiga pandémica: estamos angustiados, irritables, desmotivados y tensos. En psiquiatría lo que hemos pasado se denomina situación de salud mental en desastres o catástrofes, aunque esto es más duradero.
¿Hemos pasado por diferentes fases?
Las fases son la negación -esto no va a suceder, no va a ser grave-, el impacto -te das cuenta de lo que ocurre y aparece la solidaridad, es una fase breve-; el postimpacto -cuando surgen sentimientos de hipoactividad, probablemente así estábamos en mayo, cuando teníamos pocas ganas de hacer cosas-, y por último la ira por lo sucedido. Lo que detecto ahora son muchas alteraciones del ánimo, en especial la ansiedad, que está empezando a afectarnos a todos. Se manifiesta de varias maneras: algunas físicas, como palpitaciones, taquicardias, sudoración, alteraciones del sueño o del apetito, y otras psicológicas, como la irritabilidad, falta de concentración, desmotivación, tensión. Todos debemos entender que esta situación es tan intensa y extraordinaria que cualquiera que estaba previamente sano puede desarrollar esos síntomas.
¿Qué se puede hacer para combatirlos?
Tener hábitos de vida saludables, como una dieta adecuada y caminar 4 o 5 kilómetros al día -el ejercicio es casi como un tratamiento-, y hay fármacos que no necesitan receta y que nos ayudan a que esos mecanismos de la ansiedad que se están descontrolando vuelvan a recuperarse, porque un estado de tensión sostenida agota nuestros neurotransmisores. Uno de ellos es Nasea, que va muy bien cuando esos síntomas te impiden hacer una vida normal. Lo que no vale es automedicarse, el alcohol, el tabaco..., todo esto no ayuda y además es peligroso.
¿Qué es lo peor: estar encerrado en casa, la falta de relaciones sociales, la incertidumbre, no ver el final...?
El ser humano es capaz de soportar situaciones muy duras, aunque si tiene la sensación de que eso es lo que hay que hacer las supera, pero la incertidumbre es lo más difícil de gestionar.
¿Que se puede hacer con ella?
Confiar en las personas que están dirigiendo esto, en que va a haber vacunas y gestionar bien las expectativas para que al final se convierta en certidumbre: esto va a ser así, hay que hacer esto y al final te adaptas.
Un estudio asegura que en este tiempo la prevalencia del insomnio ha sido del 24%, la del trastorno por estrés postraumático del 22%, la de la depresión se situó en el 16% y la de la ansiedad llegó al 15%.
En todos esos trastornos hay síntomas de ansiedad. Es necesario entender bien que esta es un sentimiento que tenemos todos y que aparece cuando algo nos estresa o nos angustia, es una reacción que nos ayuda a defendernos. Pero en algunos momentos ese sentimiento se convierte en un síntoma de una enfermedad, el trastrorno de ansiedad. Entre una y otra hay una línea roja que debe ser identificada. Ya se ha visto que hay personas que han desarrollado patologías, como trastorno de estrés postraumático, son aquellas que han estado muy cerca, los sanitarios, o los que han tenido Covid grave y han estado aislados. Y en la población general aparecen cada vez más los síntomas de la ansiedad, que afectan ya al 30%, y que si se tratan pronto podemos evitar que se desarrolle el trastorno.
¿A la depresión se llega después de la ansiedad?
Puede que sí y puede que no. La ansiedad es un síntoma que también aparece en la depresión, que tiene otros como la tristeza, la desesperanza, la apatía, la incapacidad de disfrutar de las cosas.
¿Han detectado situaciones o emociones nuevas en este periodo?
Sí. Vemos síntomas nuevos que los enmarcamos dentro de la ansiedad: miedo al contagio, a las enfermedades, a salir de casa... Y también ha surgido el miedo a contagiar a los demás.
¿Qué tipo de personas lo llevan peor?
Las hay con factores de riesgo: los profesionales sanitiarios, los que han sufrido la enfermedad, los que tienen patologías mentales previas y ahora se empieza a decir que las mujeres, pues se las considera más vulnerables. Y sí, tenemos una mayor tendencia a sufrir síntomas de ansiedad o a reaccionar con ansiedad, pero de ahí a tener patalogías, no. En situaciones complejas, a la larga, somos más resilientes. Se hizo un estudio entre quienes habían estado en los campos de concentración nazis: las mujeres lo soportaban mejor porque siempre tenían algo que hacer, una cama, una comida que preprar, un niño al que atender, y los hombres se quedaban en la puerta del barracón hablando con otros de lo desgraciados que eran. Pasa igual en casa, estamos más activas y tenemos menos tiempo para pensar en lo que nos angustia.
¿Y en cuanto a los tramos de edad?
No se han hecho todavía estudios. A los jóvenes entre 15 y veintitantos años les está afectando mucho porque están renunciando a cosas muy importantes. Otro grupo terrible son las personas mayores, aisladas y solas, que tienen la sensación de que les quedan pocos años de vida y les están quitando otra Semana Santa, unas navidades..., y ya les quedan pocas por vivir.
¿Qué situaciones mentales pasan factura también en lo físico?
Sabemos que los trastornos de ansiedad y los depresivos están muy relacionados con alteraciones del sistema inmunológico, aunque aún no está claro qué es antes o después. Muchos trabajos demuestran que la depresión podría ser o estar relacionada con una enfermedad inflamatoria intestinal, porque en el intestino es donde hay más receptores de serotonina.
¿En qué momento habría que pedir ayuda médica?
Cuando los síntomas te impiden hacer una vida normal. Mucha gente nota ansiedad leve, pero sigue con su vida diaria, aunque con mucho estrés. Si es algo persistente, no se duerme bien, la tensión es muy grande y causa sufrimiento a ti y a los que tienes cerca es cuando hay que pedir ayuda.
¿Se va a hablar de un antes y un después en cuando a estado mental de la población?
Tiendo a ser optimista. Esto pasará, y en algunas personas más vulnerables sí que dejará una secuela que deberá tratarse. Como sociedad habrá cambios en la manera de enfrentarnos a la vida, pero en general volveremos a estar sanos mentalmente si nos cuidamos un poco.
¿Y la gente que ha perdido a seres queridos en esta situación?
Habrá personas que hagan duelos patológicos o complicados de resolver. Me temo que cuando volvamos a la normalidad los que hayan perdido a un familiar lo van a pasar mal, porque van a notar más la ausencia.
¿Cómo hay que actuar cada día al despertarse?
Buscando pensamientos positivos y potenciándolos, algo que se entrena y a lo que se puede aprender, agarrándote a las buenas noticias y valorarando aquello que haces bien cada día. Si buscamos esas cosas buenas conseguiremos no salir devastados de esta situación. Esto es algo intencional, no es un tema de voluntad, sino de actitud. Un ejemplo: si amanece un día gris y lloviendo, mi actitud puede ser 'qué horror' o 'por lo menos vamos a tener agua'. El hecho es el mismo pero mi actitud ha cambiado y lo afrontaré de otra manera.

Artículo Externo: EL MUNDO

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