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Paz y Ciencia

domingo, 17 de junio de 2012

Recordar en Psicoterapia y Budismo




"...Es curioso, a mi me interesa mucho mas hablar, o estar en contacto con la gente que piensa lo contrario de lo que yo pienso, que de los que piensan lo mismo que pienso yo." Con respecto a Picasso y Miró en una entrevista en España.

Según enseñó Freud, el primer ingrediente de una terapia exitosa es el recuerdo de aspectos olvidados de nuestra experiencia infantil. Los psicoterapeutas han experimentado con diferentes técnicas para lograr dicho recuerdo, como la libre asociación y la interpretación de sueños, y la meditación añade otro método a este arsenal. Cuando los occidentales empiezan a meditar, a menudo recuerdan un anhelo del comienzo de su vida que les ha estado impulsando desde entonces. Uno de los principales objetivos de integrar el budismo con la psicoterapia es ayudar a la gente a lidiar eficazmente con este descubrimiento.

RECORDAR EL PASADO

Freud describió que en psicoterapia son posibles tres tipos de recuerdo, tres maneras de poner al paciente en contacto con lo que tiene que completarse del pasado. El primer método, la visión catártica de la terapia, surge directamente de su primer interés por la hipnosis, y consistía en hacer que el paciente recordara directamente un suceso traumático. Se ayudaba del estado hipnótico para sacar a la luz lo que hasta ese momento había estado reprimido, presumiblemente "olvidado", y mantenido con vida únicamente bajo el disfraz de ciertos síntomas. Esta visión presuponía un canal directo con el material reprimido, de modo que el paciente pudiera recuperar lo que había ocurrido para traumatizarle... Cuando hay casos de trauma físico o sexua, este tipo de recuerdo es posible, pero para aquellos de nosotros que no tenemos ni un solo evento emocional en nuestro pasado resulta inútil buscar esos recuerdos cruciales. Freud renunció a este método poco después de abandonar la técnica hipnótica, y sin embargo, sigue siendo el modelo para muchos de aquellos que aun entran en psicoterapia con la esperanza de recuperar el recuerdo perdido que libere su emoción reprimida y les devuelva a un estado plenamente funcional.
El segundo método de Freud consistía en seguir las asociaciones libres del paciente para descubrir qué era capaz de recordar por su pura fuerza de voluntad. La técnica de la libre asociación liberaba al paciente de la deliberacion consciente y permitía que saliera el material, como ocurre en el estado de sueño, sin las inhibiciones habituales. El lugar de buscarlas directamente un recuerdo traumático del pasado, esta modificación de la técnica requería que el paciente superase sus críticas a sus asociaciones libres par poder seguirlas hasta sus conclusiones lógicas.
Aquí el punto esencial era que en lugar de recuperar el recuerdo reprimido en un gran movimiento catártico, las brechas memorísticas podían llenarse mediante el proceso de soslayar las resistencias. La libre asociación hizo posible esta adaptación porque era posible engañar a las funciones defensivas del ego -las que luchaban por mantener los recuerdos molestos fuera de la conciencia- para que abrieran su mano. No obstante, incluso con esta modificación, Freud seguía buscando un recuerdo claro cuya recuperación haría que todo se pusiera en su lugar.
En su tercera modificación, Freud alejó el enfoque de la búsqueda del pasado perdido y dirigió su visión hacia el presente inmediato. Enfocándose exclusivamente en lo que estaba ocurriendo en el encuentro terapéutico, Freud describió que era posible evocar y contar al paciente las resistencias que le habían impedido entenderse a sí mismo. En este proceso los pacientes a menudo recuperaban sus recuerdos casi como un subproducto del intercambio terapéutico. Tal como Freud lo describió, el analista "se contenta con estudiar cualquier cosa que esté presente en ese momento en la superficie de la mente del paciente, y emplea el arte de la interpretación principalmente para reconocer las resistencias que aparecen allí, y para hacérselas conscientes al paciente".
Evidentemente existen recuerdos de un calibre diferente de aquellos con los que Freud produjo buena parte de su teoría original, recuerdos que no son tato sobre algo terribe que ocurrió, sino, en palabras de D.W.Winnicott, sobre "que no ocurrió nada cuando hubiera sido mehor que ocuriera algo de provecho". Estos sucesos suelen estar grabados en el soma, o cuerpo, más que en la memoria verbal, y solo pueden ser integrados experimentándolos posteriormente y dándoles sentido. En el trabajo "Recordar, repetir, reelaborar", Freud hace referencia a "esta clase de experiencias especiales" que no se entendieron en el momento de su ocurrencia y solo pueden ser entendidas e interpretadas "subsiguientemente". Este tipo de recuerdo es el que ha ido dominando cada vez más el pensamiento de los psicoterapeutas a medida que los problemas de baja autoestima, vacío y alienación pasan a ocupar el primer plano de su trabajo clínico.

Mark Epstein: "Pensamientos sin pensador. Psicoterapia desde una perspectiva Budista". Gaia Ediciones. 2011, Madrid. Pp.: 187-189


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